El córner en El Molinón que evoca a “un extremo inolvidable”
La puerta 11 ya luce la imagen y el nombre de Enzo Ferrero, que recibió el homenaje del club a su rodeado de aficionados, ex compañeros y dirigentes.
La puerta 11 de El Molinón se encuentra en la esquina entre la Tribuna Este y el Fondo Sur. Dentro, en el césped, ese es el mismo córner desde el que Enzo Ferrero logró aquel gol olímpico que abrió el contundente triunfo del Sporting sobre el Torino (3-0) en el estreno rojiblanco en la Copa de la UEFA en septiembre de 1978. Iban solo cuatro minutos de partido cuando el balón obedeció al golpeo del astro argentino con su pierna derecha y dibujó en el aire la parábola perfecta a la que no llegó Rezza, que entraba al remate en el primer palo, y que superó también a Terraneo, el portero italiano.
Ferrero recordó en este feliz día para él junto a esa puerta precisamente ese momento frente al Torino, así como el triunfo por 4-1 sobre el FC Barcelona, un año después, que acabó subido a hombros de un par de aficionados en la retirada al vestuario. Quini había logrado ese día tres de los cuatro goles al equipo azulgrana, pero el extremo argentino puso en los últimos minutos la guinda al triunfo con un cuarto tanto antológico, que dejó muy tocada la cintura de Migueli, y que cerraba también una actuación estelar.
Esos son dos momentos icónicos de la trayectoria de Enzo Ferrero en el Sporting, “un extremo inolvidable”, la descripción del legendario futbolista que ya podrán leer siempre los aficionados que pasen junto a la puerta 11 de El Molinón. En esa esquina del estadio más antiguo del fútbol español, en una mañana cálida, soleada, y rodeado de su familia, incluida su mujer Nilda por la que tanto ha sufrido en los últimos tiempos, así como de ex compañeros y numerosos amigos, este gijonés nacido en Campana (Argentina) recibió el homenaje que corresponde a una de las grandes leyendas del club rojiblanco.
“Estoy muy emocionado”, confesó Ferrero nada más comenzar su intervención. “Es impresionante, es un acto tremendo. Es un honor y me colma de satisfacción estar entre las puertas grabadas para siempre en el estadio”, comentó más tarde. “En este día me acuerdo de Mesa, de Cundi, de Castro, de Doria, de Quini, de Rezza, de todos, de todo aquel equipo que todo el mundo tiene en mente”.
Nilda, sus hijos Alberto y Cecilia, así como sus nietas --aunque a la más pequeña se lo contarán dentro de unos años--, comprobaron la huella que Enzo Ferrero ha dejado en el Sporting. Por allí andaban sobre todo aficionados veteranos, aquellos que fueron felices viendo sus galopadas, sus regates y sus goles con la camiseta rojiblanca. Tampoco faltaron ex compañeros que compartieron vestuario con él, como Redondo, David, Uría, Claudio, Andrés, Ablanedo, Mino, Tino o Eraña, y ex jugadores de épocas posteriores que recogieron el legado que dejaron el argentino y su generación (Juanjo, Manolo, Miguel, Canella...).
En la parte solemne, no faltó el presidente del consejo de administración del Sporting, Alejandro Irarragorri --acompañado de su esposa Laura Kalb--, siempre afectuoso y respetuoso con el ídolo. “Cada uno que entre y salga por esta puerta se va a acordar de ti y de lo que has hecho, porque has ganado dentro y fuera de la cancha”, dijo el presidente de Orlegi Sports, que contó con la compañía también de otro consejero sportinguista, Martín Hollaender.
A la cita acudió la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, aunque prefirió un segundo plano porque la representación del ayuntamiento la llevó de forma oficial el concejal de Deportes, Jorge Pañeda. “La alcaldesa dice que no viene de forma oficial, sino como aficionada”, aclaró Irarragorri en su intervención.
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