El búnker de Luis Enrique

El seleccionador salta cuando escucha ruido alrededor de sus jugadores. Estos últimos días ha salido en defensa de Eric Garcia, Diego Llorente, Unai Simón o Ferran Torres.

“Si me dices cuál es el entrenador al que hubieras seguido al fin del mundo (...), sin ninguna duda, Javier Clemente. Me hubiera tirado de un puente y sin preguntar, no hay problema, y sonriendo por lo que transmitía y la confianza que generaba él”. Esta reflexión de Luis Enrique, compartido en los medios oficiales de la FEF hace sólo unos días, explica en parte cómo entiende el fútbol, y sobre todo los vestuarios, el entrenador asturiano. Su gente es intocable, su vestuario un búnker. Hay, sin embargo, una diferencia sustancial entre ellos. Clemente veía en la crítica amigos y enemigos. Luis Enrique no suele hacer distingos. Él concentra su mirada de puertas hacia dentro.

Como si fuese un calentamiento para lo que será la concentración previa al Mundial, el seleccionador español ha ido dejando piedrecitas por el camino estas dos semanas de Nations League. El vestuario es inviolable y salta por cualquiera. Se llame Eric, Diego Llorente, Unai Simón o Ferran Torres. Si alguien cuestiona por el centra del Barça, responde así: “Es espectacular y, mientras sea seleccionador, va a seguir viniendo. Eric ya sabe que si hubiera dos o tres jugadores mejores, no vendría. Pero como no los veo, adelante con los míos”. Si le preguntan por el central del Leeds, corta rápido: “Diego Llorente viene porque sé mucho de fútbol”. A los titubeos de Unai Simón y esa manera de vivir al límite en los últimos minutos del partido de Ginebra, argumentó: “No me pone nervioso nunca”. Días antes ya había dicho que le daba paz. Y de Ferran Torres: “No estoy preocupado por sus actuaciones. Sus números, como extremo derecho, son espectaculares. Pocos jugadores en Europa que jueguen en esa posición tienen esos números”. No sólo lo hace con los más necesitados. Si alguien necesita más refuerzo para que su club deje de regatearle unos euros, ahí va respecto a Gavi. “Tengo la sensación, quizá porque lo conozco hace muchos años, que es un desconocido en el fútbol español, incluso para mucha gente que lo tiene cerca..”.

Luis Enrique ha practicado este sistema de defensa en todos sus clubes, pero en la Selección, si es necesario, lo ha extremado. Su defensa a Morata en la pasada Eurocopa resultó espectacular. Y salió ganador, con los golazos del madrileño a Croacia e Italia. Estos días ha vuelto a calificarlo de futbolista “referencial” por mucho más que su gol a Portugal. El seleccionador, pues, tiene puesta una raya. Su modus operandi, elevando la tensión hasta donde sea necesario para proteger a sus jugadores, tiene partidarios y detractores. Pero lo que no se le puede negar es transparencia. Luis Enrique no baila entre dos aguas, tiene claro cuál es su bando. Seguramente por eso entiende perfectamente “cuál es mi papel”. Los resultados mandan.

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