REAL MADRID
Doble puro, baile y alegato: “Después del 1 de junio, otra vez”
Éxtasis madridista en Cibeles. Davide Ancelotti imitó a su padre con el puro y Ancelotti pidió bailar con Camavinga. El “Modric y Nacho, quédate”, sintonía.
“Tengo un sueño, bailar con Camavinga”, esbozó Ancelotti. Porque una fiesta así, debió pensar para sus adentros, merecía cerrarse por todo lo alto. Con miles de personas esperando en Cibeles desde las 9:00h, llenando las calles y dando calor al festejo de la 36ª Liga. Esa que la Federación había entregado, en Valdebebas y a puerta cerrada, a las 9:30h. Un pregón frío para una celebraciónn que acabó con un cierre candente. Hubo doble puro, baile y hasta alegato: “Después del 1 de junio, otra vez”.
El equipo llegó a orillas de la diosa tras darse una pequeña vuelta por las calles de la capital, subido a su autobús descapotado y enseñando el trofeo. Nada más llegar, Nacho lideró la expedición, llegando a bromear con que se le caía el trofeo, ‘a lo Sergio Ramos’. Reía con Joselu, que hacía fotos con una cámara analógica. Cada uno tiene sus hobbies. Y el de Ancelotti, aunque no lo parezca, es bailar. El técnico, de los primeros en agarrar el micrófono, regaló el instante de la tarde pidiendo bailar con Camavinga.
“¡Música, Maestro!”
Empezó cortés: “Estaba pensando... vaya días estamos viviendo. Muchas gracias por vuestra ayuda esta temporada, os quiero mucho. Hala Madrid”. Pareció acabar, pero quedaba lo mejor. “Yo tengo un sueño: bailar con Camavinga” La Cibeles quedó en suspense. ¿Iba a suceder? “¡Música, maestro!”, gritó Carletto. Iba a suceder. Primeras notas de ‘El Fin del Mundo’, himno de La La Love You, mirada cómplice, sonrisa nerviosa y Cama, con iniciativa, empezó a mover los brazos. El madridismo enloqueció. Y Ancelotti le imitó. Todos se morían mientras bailaban, sí.
Bajo el calor de casi 30 grados y entre la Fiebre del Domingo Mañana, tomaron la palabra varios jugadores (aunque menos que en 2022). El público pidió la continuidad de Modric, que agradeció ruborizado y lanzó un guante: “Después del 1 de junio nos volvemos a ver, otra vez”. Hubo un malentendido: Tchouameni no se enteró bien de lo que entonaba la afición y, mientras se pedía la continuidad de Luka, reclamó silencio para iniciar un cántico. Como es lógico, no quería acallar los ánimos a Modric, sino iniciar un “Oh, Real Madrid”, a su manera (“Hala… Madrid”).
La Cibeles de Nacho
No fue la más multitudinaria, pero sí de las Cibeles más simbólicas: Nacho, One Club Man y hombre de la casa, subió la escalera y colocó la tradicional bufanda, acompañada de una bandera. Ese momento por el que había soñado toda su vida. Y en vistas de la que puede ser su última temporada. El madridismo hizo todo lo posible para transmitirle que no quieren que sea así. Como Vinicius, encargado de arrancar el “¡Nacho, quédate!” en la gente. El capitán, ruborizado, pidió la presencia de los otros tres brazaletes (Carvajal, Modric y Kroos). Con esa imagen y Ancelotti cantando sin parar, terminó la fiesta. Una en la que Carletto repitió la icónica imagen con el puro… y en la que su hijo, Davide, le imitó. Va en el apellido.
Un bis el martes
El equipo descansará esta tarde y volverá al trabajo mañana (11:00h), con rueda de prensa de Ancelotti después (en torno a las 12:30h). Porque el martes hay partido de Liga: frente al Alavés, en el Bernabéu (21:30h). Será esa noche en la que los jugadores ofrecerán la copa a la afición, en lo que sí será el punto final a la celebración. A partir de ahí, la mente en Wembley. Lo de hoy ha sido un festejo con la cabeza en el reprise que asoma. De Almeida (“espero que en tres semanas esté aquí otra vez”) a Florentino (“daremos todo para traer la Decimoquinta”). Puede no ser la última Cibeles de la temporada.