Un regreso con trampa

Cuarenta días y un Mundial después, regresa el Atlético. Pocos equipos necesitaban como el rojiblanco el parón por Qatar, ese reseteo mental para recomenzar una temporada en la que poco ha salido como se esperaba.

Ni la apuesta primigenia de allá por julio por João en el once ni su relación con el Cholo. Ni la Champions ni si quiera la consolación de la Europa League. Solo el Caso Griezmann, restringido al principio su tiempo a 30′ por una cláusula de su cesión con el Barça se ha resuelto: ya por completo del Atlético después de abonar 20 millones que ahora parecen un chollo. Es uno de los futbolistas que salen más reforzados de ese Mundial que ya acabó y que dejó tres campeones del mundo: Nahuel, De Paul y Correa. Con ninguno de los cuatro podrá contar Simeone esta noche, en el regreso del equipo a la competición, la Copa del Rey, segunda ronda, ante el Arenteiro, cuatro categorías por debajo (sigue el partido en directo en As.com).

Espiñedo y las lluvias

Los rojiblancos no es que sean favoritos, es que un tropiezo es descalabro. Y el Arenteiro ya complicó la Copa el año pasado al Valencia, que ganó en O Carballiño a penaltis. Y el Arenteiro esta temporada ya eliminó a un Primera, el Almería. Desde el sorteo ha cambiado al entrenador (Fran Justo fichó por el Lugo, ahora es Javi Rey, venido del Barco) y ha perdido un partido (ante el Compostela), pero sigue líder del Grupo 1 de Segunda RFEF. Las intensas lluvias los últimos días en Ourense (hasta 50 litros por metro cuadrado) pueden convertir Espiñedo en una trampa mortal para los del Cholo.

Sus márgenes estrechos y cómo puede afectar el agua al césped serán un plus para Rey. Jugar en su casa, con sus platos, vasos y mantel les hace fuerte. El Almazán lo hizo en Los Pajaritos. El Majadahonda hace un año en el Metropolitano. Desde el Cornellà en 2021 el Atlético no juega ante un rival de categoría inferior en su campo. Entonces fue el Cornellá. Segunda ronda también. Le eliminó.

Sin Europa, la Copa se hace aún más importante. Un torneo para ilusionar, el único título por el que queda luchar. Simeone lo hará con Barrios en un once en el que no se guardará nada, en su partido 600 en el Atleti y una ambición: demostrar que en efecto este Atleti post Mundial es otro, el de siempre.