ESPANYOL

La Copa de Melamed

El mediapunta da la asistencia del 1-1 a Puado que forzó la prórroga, agitó a un Espanyol dormido y anotó el 3-1 que sentenciaba la eliminatoria. Ya fue determinante en las rondas anteriores.

Gorka Leiza

Al empate del Camp Nou (1-1), un rara avis en los últimos 15 años del Espanyol, se une ahora la victoria ante el Celta (3-1) y el pase a los octavos de final de la Copa, también el estreno de César Montes, el debut de Roger Martínez, el regreso de titular de Rubén Sánchez y el enésimo rescate de Darder y del agitador Melamed, un jugador de calle en un fútbol de colegio mayor. Agradeció el Espanyol los cambios en un partido de Copa, con prórroga y emoción, con muchas tarjetas y tensión, con el frío que habíamos olvidado de enero entrando por los pies. Se desconoce aún si este Espanyol de 2023 será mejor que el que vimos en 2022, pero sí que al menos la suerte está cambiando... A la espera de ese susto final con Darder, sustituido en la prórroga por unas molestias. El aplauso al guerrero caído de toda la grada de Cornellà-El Prat fue una de las imágenes del encuentro.

La otra, dejando a un lado el juego, fue el estreno de los nuevos videomarcadores ubicados en los extremos de los Goles, unas pantallas hipnóticas de alta definición únicas en Europa. Fue de celebración y colocan al RCDE Stadium, de nuevo, a la vanguardia con un campo innovador y pionero, copia para otros de la Liga y de fuera. Ahora solo queda (y es mucho, la eterna batalla del Espanyol) la afluencia de espectadores y las prestaciones de la plantilla (no solo ahora, sino en los años pasados), que no están acorde con lo que les rodea. En ocasiones, ir al RCDE Stadium es como acudir al mejor cine a ver una película de tarde de Antena 3. Y pagar tu entrada. En otras, como la de este martes, disfrutar de un tobogán de emociones.

Durante los 90 minutos, el Espanyol hizo más méritos que el Celta para pasar la ronda. Si se entienden méritos su ímpetu y su agresividad, ya que hasta el tanto de Puado los blanquiazules no habían lanzado entre los tres postes. Le sobraron ganas a los de Diego Martínez, demasiado precipitados en sus ataques. Si no era Rubén Sánchez el que centraba desde posiciones lejanas era Lazo el que hilaba sus jugadas individuales sin diestra o los centrales los que no encontraban a nadie por dentro. Demasiado horizontal el debutante Roger Martínez, demasiado eclipsado Expósito, inadvertido Braithwaite. No podía haber desenlace distinto del primer tiempo que el 0-1 que remachó Paciencia. El Celta se acurrucó y se desplegó en ataque con criterio, un argumento que no pudo defender el debutante César Montes. Un debut sin juicios teniendo en cuenta el cambio que supone cruzar el charco y acoplarse con apenas cinco entrenamientos en el sistema complejo de Diego Martínez.

Javi Puado y Aleix Vidal.

No esperó demasiado el técnico gallego a cambiar el decorado. Tres cambios de un plumazo en el segundo tiempo. Y el equipo se animó especialmente con Nico Melamed, el agitador, el verso suelto en la métrica. El Espanyol salió del colapso en el que estaba inmerso como muchos aficionados al RCDE Stadium tras superar el campo de minas en el que se convirtió la rotonda del Splau, el Vietnam particular de cada semana y más en épocas navideñas. También así se convirtió el encuentro sobre el césped tras el gol de Puado. Martínez Munuera se disfrazó de Mateu Lahoz y empezó a desenfundar: amarillas para todos los lados. La entrada de Darder y Joselu, el más aclamado después de su gol y sentimiento en el Camp Nou, llevaron al Espanyol a un final de partido trepidante en el que se mascó ese 2-1. Pero no llegó hasta la prórroga.

En los tiempos extra no gana el que más juega sino el que más lo siente o el que más fresco llega a esos momentos de fatiga. Se vio en el Mundial de Qatar como se vio en el RCDE Stadium. Y ahí dos jugadores, que habían entrado en el segundo tiempo, sobresalieron. Aleix Vidal protagonizó la jugada del tanto de Darder, un puñal con espacios, que erosionó la defensa de un Celta que se estrelló ante una defensa perica que mejoró, más asentada, en la que un Iago Aspas silbado desde el comienzo se desesperó más que jugó. En esta ocasión no hubo desgracias finales (a la espera del diagnóstico Darder) ni errores del portero ni de los defensores. El Espanyol salió con vida y sigue en la Copa en unos días fantásticos subido a la ola del Camp Nou. Qué dure.

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