El Madrid siembra el pánico
Los blancos arrancan 2024 como cerraron 2023, lanzados. Nueve goles en la Supercopa en dos partidos, con la versatilidad por bandera. Ancelotti, clave.
El Real Madrid ha pasado por Riad como una tormenta de arena. El Atlético y el Barcelona han sido las víctimas del vendaval blanco. Dos partidos picantes, dos triunfos solventes. Uno más sufrido, el derbi (5-3). Otro contundente, mucho y pudo serlo más, el Clásico (4-1). Dos victorias perfiladas de maneras distintas. La primera con el dominio perenne como argumento desde el prólogo y la resiliencia en el epílogo. Con una posesión del 56,4% y 910 pases (por los 702 rojiblancos). La segunda, provocando el desarme rival a través de un fútbol expectante. Con el 42,7% de posesión y 465 pases (614 de los azulgrana). Al Atleti se le superó con balón. Al Barça, entre comillas, sin él. Al Atleti le dominó, al Barça le dejó inmolarse con una línea adelantadísima donde Vinicius y Rodrygo convirtieron el campo contrario en una autovía. En ambos encuentros, el nexo fue el control situacional. Un Madrid versátil, con mil y una caras, que arranca 2024 con la Supercopa de España, el primer título del año, en la vitrina. Y como dijo Ancelotti en el post, “ahora toca mirar hacia delante”.
Un Carletto que, sin resultar aguafiestas, quiso rebajar el suflé en sala de prensa tras la final. “Creo que el resultado ha sido rotundo, pero el partido... nos hemos adelantado muy pronto y, hasta el 4-1, fue abierto. Ellos manejaban bien el balón y nos ha costado recuperarlo. Si pensamos que ha sido fácil, nos equivocamos”. Es difícil no hiperbolizar. A estas alturas sólo una hay muesca en la temporada blanca. El derbi liguero de la primera vuelta es la única derrota sufrida (3-1), ‘vengada’ en la Supercopa, por un Madrid que siembra el pánico. En octavos de Champions de manera impoluta (pleno al seis en fase de grupos), a un punto del Girona en Liga con un partido menos y habiendo tocado el primer metal que apareció en el horizonte. Guion en el que Ancelotti no se otorga papel protagónico, aunque merezca el Óscar a mejor director.
“El papel más importante siempre lo tienen los jugadores y el entrenador debe adaptarse. Intentar encontrar un rol colectivo que sea del gusto de todos los jugadores. Nada más”, contextualizó el de Reggiolo. Ese “nada más” es mucho. Una temporada arrancada de nalgas. Con Courtois y Militao despidiéndose casi por la totalidad del curso, poco después de confirmarse el adiós de un Benzema que abandonó el Madrid como Balón de Oro y sin encontrar heredero su dorsal. Después llegaría Alaba, la tercera ruptura del cruzado, todo ello trufado por una doble baja de Vinicius (se ha perdido 11 partidos) o las lesiones de Camavinga (ocho encuentros fuera) y Tchouameni (nueve). Y Ancelotti, al mal tiempo, soluciones. Así ha llegado su undécimo título de blanco, el que le iguala a Zidane y sólo deja los 14 de Miguel Muñoz por delante. “Ahora, a por el 12″, simplificó.
Menos es más
De Arabia vuelve un Madrid acorazado. Por el título, por la recuperación de piezas y por las variantes. La única duda está en la portería y es algo que no incomoda al italiano (”Elegiremos partido a partido, hasta ahora no nos ha ido mal”). Con Tchouameni disponible, en la pizarra se dibuja un Madrid como en el amanecer del curso, el del rombo, con el francés de pivote y Bellingham como vértice superior. En la ausencia del de Ruán, el doble pivote Kroos-Valverde se convirtió en mucho más que un salvoconducto temporal y, aún volviendo Aurélien, no se conjugan por separado.
Por el camino, Bellingham brilla cuando marca (17 tantos) y cuando no (ante el Barça, sin ir más lejos, estuvo excelente sin paladear la red), Rodrygo ha hecho las paces con la portería rival y ya suma 12 tantos y 7 asistencias, Brahim llama a la puerta de La Roja con rendimiento alcista y Vinicius vuelve a opositar a as de la baraja con un hat-trick, MVP mediante, en el superClásico. Muchas sonrisas, ante las que Ancelotti quiere evitar las lágrimas con la mesura por bandera. “Estoy en una nube, pero de las nubes también se puede bajar”.
El camino se torna ahora sinuoso. Un derbi tras otro (Copa y Liga) dan pie al Leipzig en Champions y no mucho más adelante aparece el Girona en un encuentro donde el liderato puede estar en juego. Pero, contra los ogros, el más intimidante ha sido el Madrid. Ya decíamos que solamente el Atleti ha logrado tumbar a los blancos. Athletic, Real Sociedad, Barcelona, Nápoles... En Chamartín han sido gigantes ante la adversidad, más con menos, y se plantan ante el tramo decisivo de la temporada espantando a la competencia.
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