Brotes verdes con Tchouameni
Brilló en San Sebastián y cada vez se parece más al de antes de Qatar. Como contó AS, Ancelotti está poniendo especial énfasis en que recupere su confianza. Oposición a La Cartuja.
Tchouameni va siendo Tchouameni. Poco a poco, paso a paso, partido a partido. Ese futbolista que se diluyó tras el Mundial, empieza a reencontrarse. A asomar. Entonces fue un Expediente X: sin explicación clara, dejó de ser el mismo. Tal vez fallar aquel penalti en la final de Qatar dejó demasiada huella; tal vez aquella lesión antes de la Supercopa le hizo perder ritmo. Pero por X o por Y, fue dando pasos hacia atrás... hasta perder el puesto. Apareció Camavinga y en su ausencia, nada de regresos, Kroos. Tchouameni pasó del estrellato de los 100 millones (80 + 20 en bonus), a la sombra del banquillo. Pero en las últimas semanas está volviendo a brillar y en Valdebebas, ilusiona.
Ante el Almería firmó un partido notable, firme en defensa y protagonista con el balón. Tal y como contó AS, Ancelotti está poniendo especial énfasis en trabajar su cabeza, que recupere la confianza y autoestima. Que vuelva a creer en sí mismo como hacía antes. Piano piano, se empiezan a ver resultados. Porque el Reale Arena, una noche oscura como pocas, dejó al menos su brillo. Fue el único notable entre un tsunami de suspensos. En defensa, espectacular: robó ocho balones, el que más de entre los dos equipos. Y con el balón, donde Carletto le había dado un cariñoso tirón de orejas (”ahí debe mejorar, pero es joven... normal. No tiene que moverse tanto”), también cuajó un partidazo: 47 entregas, con un 100% de acierto en el último tercio.
Misión La Cartuja
Fue más agresivo de lo que venía siendo. Anduvo más suelto... precisamente resultado de esa confianza que está recuperando. Así, sus pases tuvieron la verticalidad que escasearon en los de Kroos y Ceballos. Fue todo el centro del campo, pero eso es sinónimo de soledad y solo, no pudo con todo. Pero dejó una gran imagen, otra. Y en el momento más importante: cuando llegan los diez días en los que todo estará en juego (Copa y Champions). Ante el runrún de Modric y la carga de partidos, reforzar su nombre ha sido determinante. Y en caso de que el croata, finalmente, no pueda ser de la partida (las sensaciones son positivas y apunta a llegar, pero hay dudas sobre una titularidad), su nombre está en la pole.
Porque la solución para el pivote, con Camavinga casi confirmado en el lateral izquierdo (Mendy es el único futbolista que 100% no llegará a la final), sería Kroos o él. En caso de que Ancelotti decida darle una oportunidad, sería para adelantar al alemán al volante. Un puzzle para el que todavía quedan días, pero al que le ha salido una nueva posible pieza. Tchouameni encadena dos partidazos, alza la voz y está decidido a gritar. A que su rebelde redención no haya hecho más que empezar. Porque llegó para ser el pivote del futuro, pero también el del presente. Costó mucho, prometiendo mucho. Y aunque ha atravesado un severo bache, ya se ven brotes verdes.