Contra el gafe del 18
El número 18 lo han llevado jugadores como Faubert o Woodgate. En todo el Siglo XXI nadie ha triunfado con él a la espalda. El último fue Bale.
Hasta cuatro veces dijo Tchouaméni la palabra “desafío” en la sala de prensa de Valdebebas, sin saber que el mayor de todos lo había aceptado sin querer: llevar el ‘18′ del Real Madrid. Tal vez fue una víctima del desconocimiento; o tal vez lo sabía y, simplemente, es un valiente como pocos. Pero la historia reciente dice que nadie triunfa en la Castellana con ese número a la espalda. Parece digno de una maldición. El último en portarlo fue Gareth Bale, empujado a asumir ese número tras ‘robarle’ Asensio el ‘11′ la temporada que hizo las maletas rumbo al Tottenham. Al volver perdió su silla.
Y en la nueva vivió una temporada más negra que gris. Sin pena ni gloria. De hecho, la de su adiós por la puerta de atrás: lo más parecido a una despedida que tuvo fueron unos cánticos desde el fondo del Bernabéu, ya con la celebración de la Champions en sus coletazos finales. Respondió con cariño, pero sin micrófono. Y para hablar tuvo que publicar un comunicado en sus redes. Bale, con el ‘18′ a la espalda, sólo jugó 290 minutos oficiales, siendo el futbolista del primer equipo con menos participación en todo el curso, por detrás de Lunin, Vallejo o Ceballos, jugadores que entraron en abril siendo invisibles y le adelantaron por la derecha.
De Faubert a Woodgate
Pero antes que él hubo muchos más. Vayamos en orden. El anterior ‘18′ fue Jovic, que con ese dorsal tuvo que salir cedido al Eintracht para tener minutos, escapando del ostracismo de Madrid. Antes, su portador fue Marcos Llorente... sí, justo antes de hacer las maletas rumbo al vecino de la capital, el Atlético de Madrid. Llevó el ‘18′, heredado de Mariano Díaz, que lo lució la temporada 2016-17, una en la que marcó cinco goles en 302 minutos; una cuota tan paupérrima que le hizo viajar rumbo a Lyon. Rebobinando más la cinta, siguen saliendo más nombres que el madridismo recordará con cariños dispares.
Y esta frase deja cierto aroma dulce, porque antes sus portadores fueron unos jovencísimos Lucas Vázquez y Nacho Fernández que, aunque en estas etapas estaban en plena madurez, con el tiempo han demostrado una valía sobresaliente. Sus palmareses les avalan. Eso sí, ambos empezaron a despuntar, casualmente, cuando dejaron el ‘18′ por sus actuales dorsales, ‘17′ y ‘6′, respectivamente. Y antes, su portador fue Raúl Albiol, cuyos mejores años no fueron en la capital de España. El Madrid pagó en torno a 15 millones al Valencia por ficharlo el verano de 2009 y, cuatro años y 118 partidos después, lo vendió al Nápoles por unos 12.
Y aquí se llega a un momento cumbre. Albiol lo heredó de Faubert. Probablemente uno de los jugadores más recordados entre el madridismo y no precisamente por su fútbol. Sus capítulos extradeportivos, como cuando -supuestamente- se quedó dormido en El Madrigal (a día de hoy sigue negándolo; “cerré los ojos 30 segundos y todos se piensan que me quedé dormido”, alega en su defensa). Su cesión por seis meses costó millón y medio; el Madrid pagó 28.000 euros por cada minuto que jugó, que fueron 54′ (30′ contra el Racing en casa y 24′ en San Mamés).
Un mes antes de su llegada en Navidad, ese dorsal era de Rubén de la Red, que como bien es sabido, acabó teniendo que retirarse antes de tiempo por unos problemas de corazón. Estos se le descubrieron tras desvanecerse en un partido de Copa del Rey en Irún. Antes, dos delanteros. Saviola (sólo tres goles en 17 partidos) y Cassano (menos, dos goles en 12 veladas). El italiano recogió el testigo de Woodgate, uno de los jugadores con peor debut en la historia del Real Madrid. El conjunto blanco pagó 22 millones por él; estuvo dos temporadas, la primera se la pasó entero lesionado y no debutó hasta la segunda. Pero es que el día que lo hizo no sólo se marcó en propia, sino que acabó expulsado por doble amarilla.
Tchouaméni contra la maldición
Pues el número que han lucido todos estos protagonistas, a lo largo del Siglo XXI, es el que ha escogido el reciente fichaje del Real Madrid. “He lucido el 8 durante muchos años, pero aquí lo tiene Kroos. Cuando llegué pregunté qué dorsales había disponibles, me dijeron que estaba el 18 y lo elegí por ser el más parecido al 8″, dijo en su presentación el pasado martes.
Ese dorsal también ha pasado por canteranos como Javier Portillo, rostros conocidos como Karanka o piezas como Víctor Sánchez o Rafael Alkorta. Ahora es de un joven de Ruan, de 22 años, por el que en Chamartín se pueden llegar a desembolsar 100 millones de euros (entre fijos y bonus). Tchouaméni ya conoce la historia y no puede echarse atrás. Ahora le toca romper el maleficio. Decir la palabra “desafío”... por quinta vez.