Un fantasma del pasado regresa al Bernabéu: Álvaro Morata

El Bernabéu disfruta hoy de un partido de sangre azul. Madrid y Milan han ganado casi un tercio de las Copas de Europa disputadas hasta el momento (15 suman los blancos, siete los italianos). Ya se vieron en las semifinales de la primera edición, disputaron la final del 58 y los cuartos en el 64, con triunfos blancos en todas las ocasiones. A finales de los ochenta mandó el Milan de Arrigo Sacchi, que eliminó dos veces al Madrid camino del título. Luego se han visto en choques menos trascendentes, en fases de grupos, con dos victorias por cabeza y dos empates. Del último duelo oficial hace ya catorce años y desde entonces le ha ido notablemente mejor al Madrid. Coincidieron de nuevo este verano, en el amistoso del Soldier Field de Chicago, y ganó el Milan con un gol de Chukwueze en un duelo que permite muy pocos análisis: los suplentes fueron mayoría (sigue el partido de hoy en directo en As.com).

El partido toca el corazón de Ancelotti. En Milan jugó los cinco últimos años de su carrera, en los que conquistó dos Champions. Luego entrenó al equipo ocho temporadas y también alzó dos Copas de Europa. Nunca ha ocultado que, esté donde esté, Madrid y Milan serán siempre sus equipos, pero no caben cortesías hoy. También es un duelo especial para Morata. Dos goles suyos con la Juventus dejaron al Madrid fuera de la final de la Champions de 2015. Y con el Atlético le hizo un doblete en el Metropolitano la temporada pasada. Seis tantos en doce partidos le ha marcado al equipo en el que se crio. Hoy estará en un estadio que le pitó incluso con la camiseta de España.

Un Madrid herido

El Madrid llega de una semana extremadamente convulsa, que empezó con el desastre en el Clásico, siguió con el plantón a la ceremonia de entrega del Balón de Oro y concluyó con el aplazamiento de su partido en Valencia y la consternación general expresada ayer por Ancelotti. Con la cabeza cargada celebra al menos un descanso en las piernas que no ha tenido el Milan, que el sábado jugó ante el Monza.

El bajo rendimiento del equipo ha llevado a Ancelotti a buscar soluciones agitando el dibujo. De su 4-3-3 de cabecera pasó al 4-4-2, probó con tres centrales en Vigo y acabó volviendo en el Clásico a los cuatro centrocampistas. Nada ha resultado. El plan de hoy es una incógnita. Faltará de nuevo Courtois, pero ha llegado a tiempo Rüdiger y vuelve Rodrygo, quié,n sabe si para ser titular y restar una plaza en el centro del campo. De ser así, entre Tchouameni, Camavinga y Modric solo cabe uno. Si el brasileño empieza en el banquillo, habrá sitio para dos.

Tampoco el Milan acaba de funcionar. Terminó segundo la temporada pasada, cambió de entrenador (se fue Stefano Pioli, después de cinco años, sustituido por el portugués Paulo Fonseca) y reforzó mucho la plantilla para asaltar el título y recuperar el tono en Europa. Gastó 70 millones en futbolistas diferenciales: el central serbio Pavlovic, el mediocentro francés Fofana, el ariete ingles Tammy Abraham y tres conocidos de la afición española: Álvaro Morata, el brasileño Emerson Royal y el juvenil del Madrid Álex Jiménez. De momento, el equipo no funciona. Camina séptimo en la Serie A, a ocho puntos del líder Nápoles, y en Champions cayó ante Liverpool y Leverkusen. Solo le ha ganado a un Brujas que jugó 50′ con diez.

El equipo italiano está lleno de jugadores con pasado en la Liga. Theo Hernández, canterano del Atlético, jugó una temporada en el Madrid y otra cedido en la Real. Paolo Maldini le convenció de que fichara por el Milan, que pagó 24 millones al club blanco por él. Es una de las estrellas del equipo. El año pasado marcó once goles y dio 13, cifras impresionantes para un lateral izquierdo. Al nigeriano Chukwueze, que llegó en el verano de 2023 tras una exhibición con doblete en el Bernabéu, le ha ido peor. Alterna titularidad y suplencia. Y Luka Jovic, por el que el Madrid pagó 63 millones en 2019, ha jugado mucho poco, solo tres partidos. Muchas lesiones y un discutible rendimiento. Morata sí ha ofrecido trabajo, pero únicamente ha dejado dos goles cuando en su último año en el Atlético, el más productivo, sumó 21. Incluso el meta Maignan, titular de la selección francesa, deja dudas. Su actuación ante el Nápoles fue una de las peores que se le recuerdan.

El caso Leão

Tampoco es el año del portugués Rafael Leão, la gran estrella del equipo. Extremo desbordante, solo ha marcado un gol esta temporada y Fonseca no ha ocultado su descontento con él. De los últimos tres partidos, fue suplente ante el Udinese y el Monza y no jugó un minuto ante el Nápoles. “Es obligación de los futbolistas hacer lo mejor para el equipo, no tengo que mendigar su compromiso”, dijo Fonseca para justificar sus decisiones. Hoy, en cambio, será titular.

Fonseca, que venía de dos buenas temporadas en el Lille y, antes, de tres dobletes con el Shakhtar en Ucrania, no le ha cogido aún el aire al equipo. De hecho, se rumoreó su destitución antes del derbi ante el Inter. El triunfo (1-2) le concedió una moratoria. El Milan le contrató por su fama de entrenador valiente y metódico. “No soy de los que creen que los partidos mejoran a los jugadores. La clave es el trabajo diario”, explica. A sus futbolistas les exige atrevimiento, “que lo intenten; si luego la cosa sale mal, la culpa será mía”. El armenio del Inter Mkhitaryan, al que dirigió en la Roma, asegura que su estilo “es similar al de Tuchel. Le gusta colocar a los futbolistas en posiciones que les permitan jugar con libertad”.

Para el encuentro de hoy, Fonseca no podrá contar con Gabbia, Florenzi, Bennacer y Jovic (ni siquiera está inscrito en Champions) y el once es un laberinto. Hasta ahora ha rotado mucho a los centrales y a los exteriores en su 4-2-3-1, pero también tiene intocables: los laterales Emerson y Theo, Fofana, Reijnders y el estadounidense Pulisic, que con siete goles es el pichichi del equipo. Serán la base de un equipo que si pierde hoy se complicará mucho su recorrido en la competición, cuya liguilla llega a su ecuador. Y lo mismo vale para el Madrid.

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