Duelo de colosos en París

Lejos, muy lejos, queda ya la pesadilla del Santiago Bernabéu para el PSG. Desde aquella noche fatídica para los parisinos, muchas cosas han cambiado en el seno del club. Pochettino y Leonardo ya no están, Luis Campos y Galtier han llegado para intentar evitar episodios similares y la plantilla se ha desengranado en tiempo récord durante el verano. Este martes, a partir de las 21 horas, el vigente campeón de la Ligue 1 busca cambiar su historia en la Champions ante una Juventus venida a menos en los últimos años (sigue el partido en directo en AS.com).

Porque ya son diez los años que llevan los dueños del PSG sin sentir lo que es ganar una Orejona. Si ha gastado mucho dinero, muchísimo, pero ha sido incapaz de detectar los problemas que le han impedido llevarse la máxima competición continental. Con el cambio de dirección deportiva, con la renovación de Mbappé y con, sobre todo, la limpia de vestuario que ha hecho Campos, todo lo que no sea verle en las rondas finales será insuficiente para una afición que no se contenta ya con arrasar cada año en la Ligue 1.

Enfrente estará la Juventus, un histórico del fútbol europeo venido a menos que ni siquiera ha podido recuperar su trono en Italia durante los dos últimos años. El pesimismo se ha instalado en Turín, más si cabe tras las declaraciones de Allegri, reiterando que el rival de la Vecchia Signora es el Benfica y no el PSG. La baja de Di María, ausente por unas molestias en los abductores, condiciona todavía más las opciones de la Juve en un escenario poco propicio para especular. Paredes, que aterrizó la semana pasada en Italia, sí ha entrado en la convocatoria, por lo que podría ser titular ante el que era su equipo hasta finales de agosto.

El PSG tiene la única duda en el once de Vitinha. El portugués, según Galtier, está apto para jugar, pero sufrió el sábado ante el Nantes unas molestias en la rodilla que habían puesto en tela de juicio su presencia esta noche. El técnico francés, alabado por su sistema de tres centrales, ha devuelto la solidez a un equipo que, con Pochettino, sufría para contener las transiciones rivales.