Doble mazazo para el Arsenal

El Arsenal de Mikel Arteta se llevó un doble mazazo, por la derrota y la lesión de Saka a cinco días de medirse al Manchester City, en su visita al campo del Lens, un equipo minero, humilde y que hace apenas tres años jugaba en la Ligue 2. Los Gunners se adelantaron muy pronto por medio de Gabriel Jesús, pero los tantos de Thomasson y Wahi decantaron la balanza para los de Haise, que consumaron una epopeya que ya se encuentra en los anales del fútbol francés.

Como ante el Sevilla, los ‘Sangre y Oro’ se redimieron de forma milagrosa de un golpe que pudo ser mortal. Tras un inicio esperanzador, sumando dos llegadas de peligro, la Champions le enseñó a este equipo que los errores te condenan al ostracismo. Thomasson, que después se convertiría en héroe, dio un mal pase atrás y Gabriel Jesus apareció al espacio para batir a Samba. El 0-1 no era definitivo, pero sí menguaba la moral de los de Haise.

Este Lens, que ha pasado en tres años de jugar en segunda a disputar la máxima competición europea, no tiene miedo a nada ni a nadie. El 0-1, en vez de condenarle, le despertó, ejerciendo una presión asfixiante sobre su rival y conteniendo a Odegaard, Gabriel Jesus o el propio Bukayo Saka, que tuvo que ser sustituido y eso posiblemente le restó mordiente ofensiva a Arteta. En un contragolpe iniciado por Machado apareció Thomasson, al que la Champions, que no siempre lo hace, le dio una segunda oportunidad. Su disparo, inapelable para el español David Raya, desató la locura en el Bollaert.

La locura iba a convertirse en un tornado, en un rayo, en una furia incontrolada. El Lens, sin titubeos, volvió a tutear al Arsenal, convirtiendo el partido en una guerra de trincheras en la que los Gunners no encontraban ni una salida. Samba salvó el 1-2 con una parada milagrosa y dos minutos después, Wahi, el sustituto del eterno Openda, remató a bocajarro un magnífico centro de Frankowski. Arteta, desesperado, buscó agitar el partido con los cambios, pero ya era demasiado tarde. El Lens se llevó la contienda y sorprendió a un rival que, sobre el papel, era holgadamente superior.