Cuando Varsovia tocó el cielo

El Madrid de Zidane venía de ganar la primera de sus tres Champions consecutivas. En la ida, en el Bernabéu, 5-1 al Legia. En la vuelta tocaba visita a Varsovia. Zizou rotó. Una alineación con la BBC y Morata. Mucha pólvora, poco control. Todo comenzó idílico. Un zapatazo de Bale a los 55 segundos colocó la alfombra y Benzema, a la media hora, la estiró. Pero tras ello se gestó una hazaña. Al final, 3-3, gracias a un tanto de Kovacic. Ocho veces se ha enfrentado el equipo blanco a un plantel polaco. Siete victorias y aquel 3-3 del 2 de noviembre de 2016. “Buf, cómo no recordarlo. Parecía un milagro”, sonríe un trabajador del museo del Estadio del Ejército Polaco al ser preguntado por AS. Lo recuerda nítido, como todo varsoviano. Y señala: “Fue histórico, mira aquella vitrina”. Al fondo, banderas de los duelos más importantes en la historia del Legia. En el centro, la del 2 de noviembre. Aunque si alguien tiene cristalino el duelo son sus protagonistas. Jakub Rzezniczak (Łodz, Polonia, 26 de octubre de 1986), central y capitán, y Guilherme Costa (Tres Rios, Brasil, 21 de mayo de 1991), extremo encargado de realizar coberturas para minimizar a Cristiano, desempolvan sus memorias en AS.

“Zidane y el Madrid se relajaron, éramos el rival más débil y sorprendimos a todos”, recuerda Guilherme. Jakub, o Kuba, como todos le conocen, se une: “Cuando vi la alineación me sorprendió. No creo que nos menospreciaran, pero se les veía un poco relajados en el calentamiento...”. Un duelo que traspasó lo futbolístico. “Fue gigantesco, jugamos contra los mejores del mundo y contra mi ídolo, Cristiano. Y yo era capitán. Estar ahí junto a él es uno de los grandes momentos de mi carrera. ¡Un honor!”, exclama Kuba. También tiene una anécdota Guilherme con el portugués: “Cristiano me dijo: ‘¡Nunca podría jugar aquí, hace mucho frío!”.

Eso sí, no fue ni el día ni la eliminatoria del crack. Kuba lo radiografía: “Lo que más recuerdo es la frustración de Cristiano. Marcaba en casi cada partido, pero contra nosotros, ni en el Bernabéu ni en Varsovia pudo hacerlo. Veía cómo se irritaba y se ponía cada vez más nervioso”. Al contrario que un Toni Kroos que dejó ensimismado al zaguero: “Me impresionó especialmente. La gracia de sus movimientos, la manera en la que recibía el balón, sus centros y pases largos que llegaban con precisión quirúrgica... Ahora que se ha retirado, me quito el sombrero ante Toni”.

No todo fue de color de rosa. “El gol de Bale nos dejó en shock. Salimos muy motivados para el partido, apenas habíamos tocado el balón y ya perdíamos por uno. Y luego Benzema marcó el segundo...”, rememora el capitán, ahora luchador de la MMA tras haber colgado las botas. Pero llegó el renacimiento. “A pesar de no tener nuestra afición (sanción de UEFA por altercados en el duelo ante el Dortmund), teníamos un equipo competitivo y Magiera nos dio mucha confianza. No dejamos de creer. Buscamos resultados a toda costa y jugamos sin miedo”, complementa su compañero.

Guilherme, además, pudo llevarse un recuerdo a casa: “¡Intercambié la camiseta con Marcelo! Estuvimos hablando, es un gran tipo. Después me felicitó por mi partido”. No así un Jakub al que le jugó una mala pasada el exceso de estímulos. ”No pude intercambiar ninguna camiseta con ningún jugador. Viví tantas emociones al mismo tiempo y tan intensas que me olvidé. Mis compañeros tienen recuerdos espectaculares...”, lamenta. Y cierra con la receta del éxito: “Para ellos era un partido que debían ganar para irse rápido para casa, para nosotros era una fiesta. Lo decía el míster Magiera. Un partido para toda la vida. Para nosotros y para Polonia”. Y lo fue.

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