• 1ª Parte
  • 15'
  • 30'
  • 2ª Parte
  • 60'
  • 75'
  • 90'
Legia

39' Odjidja Ofoe

57' Radovic

68' Sale Nikolic entra Kucharczyk

76' Sale Radovic entra Prijovic

82' Thibault Moulin

86' Sale Odjidja Ofoe entra Jodlowiec

Real Madrid

0' Bale

34' Benzema

64' Sale Benzema entra Lucas Vázquez

76' Sale Coentrao entra Marco Asensio

84' Kovacic

84' Sale Morata entra Mariano

LEGIA 3 - REAL MADRID 3

El Madrid paga su frivolidad

Con una alineación política y descompensada jugó con fuego en Varsovia y se quemó. Desperdició un 0-2 y acabó sufriendo para empatar. Inglaterra-Alemania

Malentendió el Madrid que un partido sin alma, a puerta cerrada y frente a un rival desahuciado, merecía el trato de un bolo. Con la tensión y la alineación descompensadas perdió dos puntos en Varsovia, hecho que complica su clasificación y su credibilidad. Fue un empate absurdo, castigo a la frivolidad del once de Zidane, que por hacer alta política alteró los principios de proporcionalidad, y al desorden general.

El Legia, uno de los equipos low cost de esta Champions, al que los resultados adversos no le hacen perder el humor ni amurallarse, invitó a Zidane a politiquear imprudentemente en Varsovia. Cedió a la presión popular de darle voz a Morata, sin compromiso de permanencia y sin entregar su autoridad descabalgando a Benzema, en la creencia de que el único tratamiento posible con su compatriota es la insistencia. Respondió a la cortesía con un gol a palo seco. El Madrid se desplegó en un 4-2-4 para dar gusto a todos. Un dibujo que probablemente sólo veremos este curso en situaciones límite. Un dibujo que le hizo perder el equilibrio. Porque este Legia elemental que ni siquiera pone alambradas perdió a su afición pero no el orgullo. Zidane estaba seguro de que a los polacos les ganaría con esos once o con los que lo vieron desde el banquillo o desde Madrid. Un notable error de cálculo.

A los 57 segundos parecía el Legia listo de papeles. Un voleón tremendo de Bale acabó en la escuadra de Malarz. Y con ese gol se abanicó el Madrid, al que no hizo más ofensiva la montonera de atacantes llamados a filas, con Bale y Morata en las bandas y Benzema y Cristiano en punta. En realidad, el derroche ofensivo no le sacó brilló a la fachada, porque a Morata, al que se le sigue dando el trato de becario ilustrado, le faltó espacio y porque de la BBC sólo Bale está en máximos.

El partido dejó también el aviso de que sin Modric nadie maneja el libro de estilo y de que sin Casemiro nadie se ocupa del alcantarillado. En el tanto de Odidja-Ofoe, respuesta al 0-2 de Benzema, Kovacic se desentendió escandalosamente. Al primer recorte abandonó la persecución, dejación de funciones que tuvo penalización. Tampoco tranquilizó el regreso de Coentrao, silencioso en ataque y desorientado atrás. Le salvó del penalti la mala vista del árbitro en un derribo a Radovic (que teatralizó en exceso), pero se tragó sin masticar el amago del serbio. A la incontinencia le siguió la imprudencia de mandarle al suelo.

El empate de Radovic, que dejó muy mal a Keylor, hizo caer al Madrid en la cuenta de que aquello no era un amistoso. Entró Lucas Vázquez, un reactivo natural, un extremo, que nunca está de más. Y el Legia hizo dos penaltis (uno por mano y otro por empujón a Cristiano) que también se saltó Kralovec antes de que Zidane metiese a Asensio por Coentrao, aumentando las restricciones defensivas. El efecto fue que se vio por detrás en el marcador, en el tercer tiro lejano que superó a Keylor. Kovacic firmó el mal menor y Lucas Vázquez tuvo el 3-4, pero el Madrid perdió el liderato y se puso en evidencia.