Con el ADN no basta
Luis Enrique puede presumir que su PSG fue superior en las estadísticas globales pero inferior en la efectividad, la más decisiva.
Luis Enrique, en la previa, quiso convertir el partido en una lucha de egos entre él y Xavi sobre quién tenía más pedigrí en el estilo de juego del Barça, dándose como ganador fuera de cualquier duda. Nadie acabó de entender demasiado bien a qué venía esa crítica tan directa que sorprendió muchísimo porque el egarense jamás había tenido malas palabras para su homólogo asturiano. No quiso responderle en la sala de prensa, más bien al contrario, pues dijo que era uno de los mejores entrenadores del mundo, y antes del partido se les pudo ver a los dos bromeando en el túnel de vestuarios sobre lo ocurrido en sus respectivas ruedas de prensa.
Donde si que contestó Xavi Hernández fue en el campo, ganándole la partida a Luis Enrique aunque, para consuelo del técnico del PSG, si que podrá presumir que su equipo fue superior en las estadísticas globales del encuentro, pero fue inferior en la más decisiva de todas, la efectividad. Con un 58,6%, los parisinos le ganaron la posesión al Barça (41,4%), aunque lo más importante con el control del balón es saber qué hacer con él y, una vez logrado, estar acertado. Porque con menos posesión, el conjunto azulgrana sólo remató tres veces menos que el PSG (18 a 15) pero en cambio sus remates entre los tres palos fueron más (7 a 6). Los de Luis Enrique también superaron al Barça en número de pases (567 por 396) teniendo los dos equipos un alto porcentaje de acierto, aunque en este caso también mejor para los franceses.
Revelador el dato de los pases en el último tercio del campo porque el PSG hizo un total de 204 por 92 de los azulgrana pero no se tradujo en una excesiva mejora ofensiva porque la estadística de los remates totales y los de dentro del área rival es muy pareja. El equipo parisino remató 13 veces dentro del área defendida por Ter Stegen mientras que los azulgrana lo hicieron en 11 ocasiones en la de Donnarumma.
Pero lo que si que decantó la balanza a favor de Xavi fueron sus cambios, absolutamente decisivos para que el Barça se llevara el triunfo del Parque de los Príncipes en un partido intenso y en el que los azulgrana supieron aguantar el arreón inicial del PSG con un gran orden defensivo. El conjunto parisino fue capaz de darle la vuelta al 0-1 inicial de Raphinha a los cinco minutos del segundo tiempo con el golazo de Dembélé y el de Vitinha, que entró con asombrosa facilidad en el área del Barcelona.
El pie de Pedri
Yendo abajo en el marcador, Xavi hizo entrar a Pedri en el campo. El canario todavía no está al cien por cien pero su magia es infinita. En el primer balón que tocó mandó una asistencia preciosa para que Raphinha empalmara un balón sin dejar que tocara el césped para firmar el empate a dos. “Habíamos hablado con él que jugaría media hora. Nos ha dado pausa y calma. Ha estado extraordinario”, comentó el entrenador azulgrana.
El centrocampista canario se situó en la parte baja del famoso cuadrado de Xavi y cogió la manija del juego del Barça. Pocos se esperaban que regresaría a un nivel tan alto después de su tercera lesión muscular, pero lo cierto es que Pedri dio síntomas de estar mejor de lo esperado.
Pero no acabaría aquí la respuesta de Xavi a Luis Enrique. Faltando un cuarto de hora para el final del partido decidió meter en el campo a Christensen para aportar un poco más de consistencia al equipo y dar descanso a un fundido De Jong. Y fue el danés el autor del tercer gol al marcar de cabeza a la salida de un córner prácticamente también en el primer balón que tocaba. Y se desbordó la alegría en el banquillo donde estaba Xavi con los suyos. Y en el otro costado, Luis Enrique quizá maldecía haberle lanzado esa puyita antes de enfrentarse a un Barça orgulloso que quiere recuperar su lugar en Europa.