Aperribay: “Iñaki Alkiza dio un gran impulso a la Real”
El actual presidente del club txuri-urdin recuerda la figura de Alkiza; mientras que su sucesor en la presidencia en 1993, Luis Uranga, destaca su “valentía”.
Que Iñaki Alkiza no fue un presidente más en la historia de la Real Sociedad lo dice el legado que dejo en sus nueve años de mandato. Podía haber pasado de puntillas, cumplir el expediente, y marcharse. No en vano, cogía el club txuri-urdin después de su época más brillante, sustituyendo al gran José Luis Orbegozo, y no era fácil nada destacar. Pero Iñaki Alkiza lo hizo. Con decisiones de calado sin las que no se entendería lo que es hoy la Real Sociedad. Decisiones valientes que sirvieron para poner a la entidad realista ante un nuevo marco, la modernidad había llegado a la Real. Abrió la posibilidad de nuevo de fichar jugadores extranjeros, convirtió el club en Sociedad Anónima Deportiva, trajo la publicidad en el frontal de la camiseta, lideró el trasvase de Atotxa a Anoeta después del palo que supuso la negativa del Ayuntamiento a que el nuevo campo de fútbol se hiciera en Zubieta, donde ahora están las instalaciones de entrenamiento de la Real, puso las primeras cláusulas de rescisión en el club después de la desaparición del derecho de retención sin el que equipos como el donostiarra quedaban en una clara situación de debilidad, realizó las primeras ventas importantes de la Real con Bakero y Txiki Beguiristain al Barcelona, hizo el primer fichaje mediático en la figura de Jonh Aldridge, trajo a John Benjamin Toshack para el banquillo cuando tuvo que sustituir al inolvidable Alberto Ormaetxea, y encima ganó un título, la Copa del Rey de Zaragoza de 1987. Con eso basta para entender la relevancia de la figura de Iñaki Alkiza en la historia de la Real Sociedad. Pero si encima escuchas a otras personalidades relevantes del club, se entiende más. “Iñaki dio un gran impulso a la Real en un momento muy complicado”, señala el actual presidente realista, Jokin Aperribay.
El empresario debarra tenía una trató muy estrecho con Iñaki Alkiza. Porque su padre, Joaquín Aperribay, fue vicepresidente de la Real cuando Alkiza accedió a la presidencia en 1983. “Mi padre fue vicepresidente con Iñaki y le conozco desde que tenía 17 años. Con él, con su familia, con Joseba, con Bittor... he tenido grandísimos recuerdos. Es un día muy triste. Quizás fue la persona de mayor vinculación en tiempo con la Real y así lo hicimos resaltar en la cena de después de conseguir el título. Fue especial para él. Estuvo en Sevilla en la última Copa y para nosotros fue muy importante”, recuerda Aperribay, que acudió a dar el pésame al a familia al Tanatorio de Rekalde, en San Sebastián. Insiste Aperribay en que Alkiza no fue un presidente más en la Real. “Después de los dos títulos, se ganó una Copa, se jugó otra final de Copa y se logró un subcampeonato. Es un periodo en el que se consiguen muchos éxitos, además, aunque tenemos idolatrado a Atotxa, seguir allí suponía muchas dificultades para la supervivencia del club. Con él se dio el paso al antiguo Anoeta, una casa que nació con pistas y que no era la que todos deseábamos, pero hizo una gran labor y se dio la vuelta a una situación económica preocupante. Fueron años en los que el club tuvo un gran impulso”.
En la misma línea se expresó en los micrófonos de Radio San Sebastián el sucesor de Iñaki Alkiza en 1992 en la presidencia de la Real, Luis Uranga, que fue quien inauguró el nuevo Estadio de Anoeta en 1993, un proyecto que lideró Alkiza para rematar su hasta entonces vicepresidente y que resultó fundamental en el devenir del club donostiarra. “Iñaki solía decir que en Atotxa había que rezar para que pasaran dos cosas: que ganara la Real y que no pasara nada. Era necesario salir de Atotxa. En aquella época el ingreso principal eran las cuotas que pagaban los socios y llegaban a lo que llegaban. Hubo que esperar una solución que no era la mejor desde el punto de vista de fútbol, pero sí una solución”, recuerda Uranga, que fue uno de sus más estrechos colaboradores. “Tuve la suerte de que contara conmigo como directivo desde su primer día como presidente. Los que tenemos un sentimiento hacia la Real tan fuerte vivimos todas estas cosas con muchísima intensidad. En aquella etapa hubo que hacer cosas y tomar determinaciones y para mí fue una gozada colaborar y trabajar con él. Iñaki era un hombre que escuchaba, que preguntaba, que analizaba el conjunto de todas las cosas, muy accesible, muy sencillo, muy fácil de hablar y de estar y colaborar con él. Destaco de él su valentía. Como cuando fichó a Aldridge, no se dio 1.000 vuelta, vio claro que había que hacerlo y lo hizo. Igual que con Toshack”. Y también recuerda la complicada y polémica conversión en Sociedad Anónima Deportiva, de la que Uranga también tuvo parte muy activa. “Era una cuestión de afrontar la realidad. Era complicado de llevarlo adelante preservando la esencia de la Real, pero se hizo de forma modélica. Se hizo ordenadamente y con una colaboración tremenda de toda la afición txuri-urdin”.