Alberto ‘Habilidoso’, talismán en el ascenso

Cuando alguien es tan querido tanto dentro como fuera del Real Valladolid, no es por casualidad, sino por causalidad. El doctor del Pucela, Alberto López Moreno, alias ‘Alberto Tomba’ o ‘Habilidoso’, es la cara más amable del club, primero en su etapa de jugador y ahora a cargo de la salud de los jugadores de forma directa.

Una dura enfermedad (tricoleucemia) le apartó de los terrenos de juego durante seis meses, pero quiso estar en el tramo final y se convirtió en un talismán para el equipo. Alberto contaba en AS que “me encuentro mejor, poco a poco, tengo analíticas periódicas y vamos viendo como evoluciona y como va funcionando el tratamiento”.

Las emociones de estas últimas semanas han sido fuertes, pero el doctor no quería perdérselas: “Intenté estar lo más tranquilo posible, pero todo ha sido energía positiva y es imposible que algo como esto siente mal. Estoy con la ilusión y la esperanza de que todo venga bien”.

Todas las declaraciones tras el ascenso, tanto en frío como en el balcón del ayuntamiento, de cualquiera de los miembros del equipo empezaban con ‘ha sido una temporada muy dura, y para el doctor Alberto López aún más: “Para mí ha sido un poco atípica, estuve seis meses de baja y ha sido dura, primero por la enfermedad en sí y luego porque uno se siente responsable y parte del equipo y por momentos parecía que estábamos un poco alejados, pero hicimos un ‘sprint’. El último partido que habíamos ganado fuera fue en Huesca y yo estuve en aquel partido y yo sabía que había que ganar fuera y en Cartagena se ganó y después en Amorebieta y yo lo vivía con esa intensidad. Mi hija es la que estuvo haciendo de nexo y me ha ayudado en este tema y en el día a día de la parte médica y agradecer a mis compañeros que han tenido que trabajar más para suplir mi ausencia, es como cuando un equipo se queda con 10 y el resto tiene que apretar más. También hemos tenido otros compañeros que han sufrido enfermedades en sus familias y ha sido duro”.

También se refería al tema deportivo: “Ha sido duro en lo estrictamente deportivo por todo, por como se desarrollaba la competición y al final el fútbol es un estado de ánimo y se refleja en muchas cosas. El equipo se ha volcado y ha tenido personalidad y buen talante. Han dado el do de pecho y han sacado esto adelante. Los de fuera estamos para no molestar y los protagonistas son los jugadores”.

La pelea contra la enfermedad ocupaba las fuerzas del doctor, pero las ganas de vivir y estar con el equipo hicieron que el corazón se impusiera a la razón: “Era como cuando un jugador está lesionado y en la grada no puede ayudar al equipo. Mi doctora me decía que hasta finales de agosto no iba a estar bien, pero yo le dije que yo creía que íbamos a ascender y quería estar con el equipo, así que negociamos un alta para tirar hacia adelante, aunque ella y mi mujer me miraban como un loco, pero entraba dentro de lo normal. No es que esté bien del todo, pero tampoco es que esté mal; tengo alguna secuela que te deja la quimio. El pensar en otra cosa distinta a la enfermedad es como una válvula de escape y si encima lo sientes y lo disfrutas con intensidad, yo creo que viene bien y encima ocurrió lo del partido ante el Villarreal B, algo que no habíamos vivido nunca, era surrealista ir perdiendo con el último a falta de un minuto y en dos darle la vuelta, ganar 3-2 y ascender, no lo habíamos vivido nunca y todo aquel que estuvo en Zorrilla no se le va a olvidar en su vida ese partido”.

¿Se podría decir que fue el partido de su vida?: “Yo creo que sí por muchas cosas. Le dije a mi hermana que vive en Madrid que se trajera a los niños y que viniera al estadio porque íbamos a ascender y claro cuando íbamos 1-2 digo ¡ay madre para que les habré hecho venir! pero luego la alegría tan inmensa que supuso. Yo estaba convencido de que íbamos a ascender ese día”.

¿Cómo se tomaron los jugadores su regreso al equipo en este tramo final, fue como una especie de talismán?: “El comportamiento de los jugadores ha sido muy emocionante. Han sido muy cariñosos conmigo y con todos los que lo estaban pasando mal en sus familias... y tiernos. Para ellos que son jóvenes encontrarse una situación tan dura como esta de cerca es complicado, porque cuando eres joven crees que puedes con todo y no piensas más que en jugar, en estar bien y en pasárselo bien jugando al fútbol, y cuando tienes tan de cerca que el propio médico que te cuida está pasando por un momento tan difícil, pues a ellos les ha hecho reflexionar y yo lo notaba en sus caras y creo que les ha servido para madurar, creo que les ha reforzado y les ha hecho mejorar ver la dureza de la vida de cerca y que hay que ir día a día, disfrutar de cada entrenamiento y del fútbol”.

El médico es el que escucha nuestras penas y parece que siempre está preparado para todo, pero ¿lo está para ser médico de uno mismo?: “Pues no te prepara, pero te ayuda a ser más racional y a comprender lo que te pasa de una manera más analítica, pero al final cuando te dan una noticia de estas... siempre es complicado. A mí me cuesta decirle a un jugador que será baja un mes y parece que es el fin del mundo perderse cuatro partidos, a mi cuando era futbolista me lo parecía, pero cuando las enfermedades son de otro tipo te das cuentas de las cosas de una forma más realista por la trascendencia que tiene”.

La pretemporada está a la vuelta de la esquina y el retorno a Primera es inminente, ¿está listo el doctor para esta batalla?: “Tengo que seguir con pruebas estas semanas y visitar a mi hematóloga y a ver como están las cosas y en función de lo que me diga veremos de cara a la temporada que viene. Yo me encuentro bien pero la que sabe de esto es mi médico y es a la que tengo que hacer caso. Yo espero y tengo la ilusión de hacer la pretemporada y de estar bien”.

Al final Alberto López lleva toda una vida ligado al fútbol y al Real Valladolid “he tenido esa suerte” y comparaba volver a pisar el césped en su regreso, a la primera vez que pisó un campo en Primera: “Sí que me sentí raro, las cosas como son, porque llevaba seis meses sin que diera el sol y sin salir de casa, escondido en mi habitación los primeros meses porque la quimio te deja bajo de defensas y no puedes correr el riesgo de pillar alguna otra enfermedad. El doctor Lomo me dijo ‘el último partido lo tienes que hacer tú' e insistió mucho y se lo agradezco, fue un gran detalle”.

¿Cómo ha sido la relación con Pezzolano?: “Conmigo ha sido un encanto, se ha portado muy bien; me llamaba, me escribía, me daba ánimos y yo le felicitaba cuando ganábamos y sólo tengo palabras de agradecimiento para él. El míster se ha portado muy bien y cuida mucho los detalles”.

Una de las lecciones de vida y una frase “una de las cosas que te enseña esto es a no tener prisa; ahora voy más despacio y saboreo las cosas”. El refranero español es muy sabio y dice que ‘uno recoge lo que siembra’ y es lo que le ha pasado a Alberto López: “Llegó un momento que me abrumó. Lloré como una magdalena con la rueda de prensa de Paco García, la pancarta en el estadio ‘Forza Tito’, cantando la grada ‘Alberto habilidoso’, lo del balcón del ayuntamiento en la celebración, la camiseta en manos de Escudero, el alcalde que llamó a mi mujer cuando yo no podía hablar... son cosas, detalles que te abruman y cuando estás vulnerable... lo agradeces, pero tu cabeza está en otra historia y la procesión va por dentro; en ese momento estás en lo que estás, pero después se agradece. Pero sí emociona que te vengan a ver los jugadores con las mascarillas al hospital... aunque estaban asustados de ver a su médico así de repente tan mal, el único que hablaba era Anuar”.

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