EUROCOPA | ESPAÑA-ESLOVAQUIA

Weiss, el ex perico que pudo ser jugador de hockey hielo

A sus 31 años, suplente en la Eslovaquia que se medirá a España esta tarde (18:00), el habilidoso extremo dejó buen recuerdo en Cornellà-El Prat.

Carlos Mira

En Cornellà-El Prat, la casa del Espanyol desde 2009, se recuerda con cariño a Vladi Weiss, futbolista eslovaco que esta tarde partirá desde el banquillo (solo ha disputado 13 minutos) en el España-Eslovaquia decisivo para determinar los octavos de final de la Eurocopa 2020. A sus 31 años, el extremo dejó huella en Barcelona por su descarado juego, veloz y artista del regate, una personalidad que entusiasmo a los aficionados más que a Mauricio Pochettino, quien lo hizo jugar 19 partidos de titular.

La historia de Weiss, que militó antes de recalar en el Espanyol (2011-12) en el Manchester City, en el Glasgow Rangers y en el Bolton Wanderers, fue curiosa. El futbolista pertenecía a una saga de futbolistas todos ellos con el nombre de Vladimir. Su abuelo nació en 1939 y, entre otros logros, fue medallista de plata en los Juegos Olímpicos de Tokio, en 1964. Su hijo (el padre del actual jugador) también adoptó el mismo nombre, jugó el Mundial de Italia 90 y posteriormente fue seleccionador de Eslovaquia.

Sobre esta circunstancia, Weiss, en una entrevista a AS por aquel entonces, explicó cómo vivió el fútbol desde pequeño: "Mi padre no me presionó para que jugase a fútbol. No le negaré que, el sueño de muchos padres es que su hijo juegue a fútbol. Yo he vivido siempre el ambiente de este deporte, pero nunca recibí presiones", relató. De hecho, el extremo compaginó su formación de futbolista con la de jugador de hockey hielo, y de hecho tuvo que escoger ante la facilidad que poseía en ambos deportes: "Los entrenadores me dijeron que en los dos podía tener opciones de ser profesional. Escogí el fútbol".

Con el paso de los años, y pese a su notable curso en el Espanyol (anotó dos goles y vio 12 amarillas, su gran hándicap fue el defensivo), el jugador no logró asentarse en ningún club. En Olympiakos estuvo solamente una temporada pero con unos grandes números: seis goles y siete asistencias. En las últimas campañas se desenvuelve en la liga qatarí, en la que es uno de los jugadores más determinantes. Entre el Al-Duhail y el Al-Gharafa ha jugado 119 partidos, con 48 tantos y 21 asistencias.

En su año en España llegaba a la Ciudad Deportiva siempre acompañado de sus dos perros, que le esperaban en ocasiones en el todoterreno que utilizaba de vehículo. El extremo residía en Teià y le encantaban pasear por Barcelona con sus animales. También se volvió adicto a la comida española, fanático de las croquetas. Ahora, una década después de aquella experiencia en Liga, afronta los últimos años de una carrera que, en el RCDE Stadium, dejó huella.

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