ESPANYOL | XAVI ESCAICH

"Cuando vi a Albesa animar a la afición, supe que lo marcaría"

Xavi Escaich vivió el ascenso del Espanyol en Málaga hace 30 años. El ahora director general de L'Hospitalet repasa su carrera y aquel partido.

RODOLFO MOLINA

Se cumplen 30 años del ascenso en Málaga con aquella tanda de penaltis taquicárdica. ¿Cómo lo recuerda?

Fueron emociones muy intensas. Nuestro resultado en la ida fue demasiado corto, y sabíamos que nos tocaría sufrir. Podía pasar de todo. Jaro estuvo a punto de eliminarnos, pero se le escapó el tiro. Y Albesa nos llevó a Primera.

Y usted fue suplente…

Yo era muy joven. Juanjo Díaz me dijo que era un partido para gente con experiencia, por eso no me puso. El problema es que cuando llegamos a la tanda de penaltis, se me acerco y me dijo: 'tú tiras el tercero'. ¿Pero no era un partido para veteranos?

Y marcó. ¿Qué es lo que más se le quedó grabado?

La imagen de Albesa cuando va en dirección al punto penalti. Va corriendo mirando a la afición y levantando el brazo. Ahí pensé que lo iba a meter. Iba con mucha confianza. No era especialista, pero fue convencido.

No fue su primera temporada en el Espanyol, ya vivió el descenso después del año de la UEFA…

Los primeros 13 partidos los jugué con el Hospitalet y luego a finales de la primera vuelta me toca debutar en Valencia. Ya me quedé en el Espanyol. Fue un año duro con la destitución de Clemente, el triunvirato… Un año muy difícil. Vivimos partidos de tensión, me tocó sufrir un primer año con mucha presión.

El segundo goleador de los 90

Xavi Escaich debutó en el Espanyol en la temporada 1988-89, justo un año después de la final de la UEFA perdida en Leverkusen en la tanda de penaltis. No logró ese curso ayudar al Espanyol a mantener la categoría. La Segunda División le valió para asentarse en el primer equipo, y posteriormente jugó tres temporadas en Primera en las que anotó 30 goles, anotando 10 y 12 en las campañas 91-92 y 92-93. Es el segundo máximo goleador en Primera con la camiseta blanquiazul en la década de los 90, solamente superado por Jordi Lardín, que anotó 38.

Su paso por el Espanyol así lo atestigua: dos descensos, un ascenso, años de salvaciones agónicas…

Fueron cinco años de un estrés deportivo muy grande, pero el ambiente en el vestuario siempre fue bueno pese a los constantes cambios. Como los famosos rusos que al inicio crearon como es lógico su grupo pero se integraron bien. Cada año estábamos expectantes por los fichajes extranjeros que venían.

Y entonces, en el segundo descenso se va al Sporting, donde coincide con Abelardo. ¿Cómo recuerda allí al actual técnico del Espanyol?

Abelardo era una institución en Gijón, un tío con carisma, un gran compañero y una persona excelente. Era muy sacrificado por el equipo, al margen de sus cualidades en el campo. Hice buena amistad y me ayudó. Es una persona de trato fácil.

Xavier Escaich y Mauricio Pochettino.CARLOS MIRA

¿Cree que es la persona idónea para llevar al Espanyol a la salvación?

Es una situación en la que prácticamente ningún equipo se ha podido salvar y está la incógnita de cómo estarán los jugadores. Quizás les ha venido bien este parón. Estaban en una línea negativa y han podido resetear. Y, sí, Abelardo es la persona idónea para lograrlo.

Después de aquella etapa en Gijón vuelve a Barcelona, al Barça, juntamente con Abelardo. ¿Por qué jugó tan poco?

El primer año te das cuenta de que el Barcelona no es cualquier club. Ya no es porque alguien te exija más, sino porque te cuesta adaptarte. Estás rodeado de grandísimos jugadores y hay que digerirlo. Se necesita su tiempo. Entiendo que algunos no se adapten.

Y el segundo año Cruyff ya no le quiso…

Fue una pena que Cruyff no contase conmigo en la segunda temporada, porque en la pretemporada era el máximo goleador del equipo, metí siete goles en un partido y luego en otros seguí goleando. En ese momento me dijo que no tendría número y que me buscara un equipo. Era cuando me encontraba mejor y muy adaptado, jugando cómo sabía. Y en los entrenos tenía el recuerdo de marcar goles y jugar bien.

En el Espanyol marcó 34 goles en 118 partidos. Unos buenos números. ¿Cree que su paso al Barcelona impidió ser más recordado?

Cuando trabajas en una empresa que deportivamente que te hace crecer, no dudas en irte. Quieres progresar. El fútbol te da una vida limitada y hay que aprovecharla. Hay que valorarlo. A mí no fue del todo bien pero tenía que arriesgar. Luego jugué en los veteranos del Espanyol.

¿Cree que a los delanteros se los valora ahora por más cosas que el gol?

No ha cambiado tanto, se les pide gol y eso es lo principal. A veces se les pide más presión y trabajo. De Griezmann se habla de que trabaja pero al final tiene que meter goles. Puedes pasar partidos valorando el trabajo, pero la clave es que marque goles.

¿Qué compañero le impresionó más?

Hay muchos. Pero el más impactante fue Helguera cuando jugué en Albacete. Cuando vino al primer entrenamiento tendría 17 años. Cuando lo vimos jugar dijimos: ¿pero esto qué es? Luego lo demostró. En el Barcelona me encantaba Eusebio, lo hacía todo muy fácil.

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