GRUPO B | HOLANDA 0 - DINAMARCA 1

Campanada danesa ante una Holanda descolorida

La Holanda de las figuras se estrella ante el orden de los daneses, que reventaron el partido con un gol de Krohn-Delhi que enreda más aún el desarrollo del grupo de la muerte.

Dinamarca escribe su historia a base de sorpresas y la de ayer volvió a ser de traca. La invitada de pega del grupo de la muerte se llevó por delante a la subcampeona del mundo Holanda y a todo lo que rodea a este equipo. Van Marwijk lo basó todo en que sus tanquetas de arriba derribaran la resistencia danesa como el elefante que se quita las moscas de encima. Argumentos tenía, pero no todos.

Mantiene el técnico la teoría de que una colección de artistas como la suya requiere perros de presa como De Jong y Van Bommel por detrás y con ello desaparece el fútbol, aunque persistan las individualidades. A este problema se la añade otro más gordo. Una úlcera que puede acabar carcomiendo a los oranje. Su defensa es vulnerable, mediocre, temblorosa. En el primer y tímido acercamiento de Krohn-Dehli por la izquierda quedó demostrado. El fenomenal extremo recortó hacia dentro y se llevó de baile a Heitinga, que le esperó como en un tango, sin que éste nunca volviera. Gol y manotazo para Holanda. Cambio de escenario radical. Tormenta en el océano.

Sin reacción. No sirvió este tanto para activar a los holandeses, más bien al contrario, pero con muy poco generaron ocasiones que fueron regalando una tras otra. Primero Robben, en su clásica jugada, al palo. Después Van Persie con la derecha. Posteriormente de nuevo el del Arsenal desde fuera del área. No hubo manera. La portería de Andersen parecía un punto en el espacio.

Van Marwijk entendió entonces que quitar a uno de los mediocentros y meter a Huntelaar era una cuestión de estado, más que un movimiento táctico. Tardó 71 minutos en hacerlo. Un ultraje. Los grandes equipos necesitan grandes entrenadores y ayer Holanda echó de menos al suyo en los momentos clave. Ya todo fue atropellado después de eso. Callejones oscuros, puzzles sin solución, rizos desenredables. Holanda pinchó una rueda cuando hacerlo es decisivo.

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