Blaszczykowski vio morir a su madre a manos de su padre
El jugador polaco triunfa en el mundo del fútbol pese al trauma. Dedica todos los goles a su madre mirando al cielo y apuntando hacia él.
Sucedió en el comedor familiar cuando Blaszczykowski tenía sólo 10 años. Su padre, Zygmunt, entró enfurecido tras una discusión y asestó varias puñaladas a su madre, Anna, que le costaron la vida. Cuentan que el pequeño Kuba, como siempre se le ha conocido, cogió en brazos a su moribunda madre y prometió guardar esa dura imagen para el resto de su vida. Así, cuando las cosas le van bien, como ocurre en esta Eurocopa en la que es una de las estrellas de Polonia, puede recuperarla y homenajear a la mujer que le trajo al mundo. Por eso siempre mira al cielo y levanta los dedos índice cada vez que marca, como ha hecho dos veces ya en lo que va de torneo. De su padre, que fue condenado a 15 años de cárcel por aquello, no ha querido saber nada luego.
Semejante trauma familiar ha sobrevolado en la carrera futbolística de Kuba, pero no le ha impedido triunfar. Sus inicios sí se vieron algo más influenciados. De hecho, le costó llegar a la élite del fútbol en Polonia. Su tío le consiguió una prueba en el Wisla de Cracovia cuando con 18 años aún militaba en el modesto Raków Czestochowa. Al poco de aquello ya había debutado y era uno de los jóvenes más prometedores de la primera división polaca.
Alemania
Despuntó tanto en la banda derecha por su fuerza y su capacidad goleadora, que Polonia enseguida fue conociendo la historia familiar que le perseguía. Nada le detenía, sin embargo. Tampoco su trauma. La tragedia traspasó fronteras cuando debutó con la selección, a los 21, pero sobre todo cuando le fichó el Dortmund y llegó a la Bundesliga. Varias buenas temporadas con Klopp terminaron en cesión a la Fiorentina este curso ya sin él. Parecía que su globo se desinflaba, pero la Euro le ha vuelto a insuflar aire. Y con ello, al drama que marcó su vida. Drama como hay pocos.