GRUPO B | ALEMANIA 1 - PORTUGAL 0

Mario Gómez salva con un cabezazo a Alemania

El delantero del Bayern hizo el gol y, como ya sucedió en la Champions, volvió a cruzarse en el camino de Cristiano. Neuer también fue de nuevo clave. Pepe estrelló un balón en el larguero.

Veinte soberbios minutos finales no le dieron a Portugal el merecido premio del empate. Alemania sobrevivió agarrada a Neuer, a Hummels y a esa suerte que les blinda históricamente. Las ráfagas de Cristiano, de Nani y de Varela en este tramo de la verdad anunciaban lo que al final no llegó. Decidió el partido Mario Gómez, otra vez él, con un vuelo preciso que rescató a los germanos de su fútbol férreo, pero ramplón. Corría el minuto 73. Entonces Paulo Bento despertó en el banquillo y metió guindilla a su equipo.

Sí, porque Portugal tenía más energía de la que mostró hasta que Mario Gómez metió la estocada. En cuanto dio una vuelta de tuerca, acogotó a los alemanes, que vivieron acomodados toda la primera parte, apoyados en la dinámica de Özil y presionando lo suficiente en la medular con Khedira por bandera, para que Cristiano no recibiera balones dulces. Apenas estiró la goma dos veces el crack, con caracoleos intencionados, muy a su manera, pero estériles.

Alemania se iba al descanso confiada en dar pronto una dentellada, cuando apareció Pepe en un córner para disparar a la escuadra interior. El balón botó en la misma raya para disgusto de Portugal, que pidió tímidamente gol. No lo fue.

Más chispa. A la vuelta del descanso, Cristiano miraba con otros ojos a Alemania. Por fin subió la adrenalina de los portugueses, despojados de complejos, con un Coentrao bravísimo que dio toque de corneta y se volcaron contra un rival con más oficio que fútbol. En tres minutos, Cristiano disparaba con intención, aunque flojo. Dos minutos después, el capitán luso volvía a meterse hasta la cocina de Neuer. Y para redondear el primer arreón de Cristiano, Boateng necesitó jugarse la pierna para salvar un remate que sonaba a gol.

Alemania apretó los puños, tiró de experiencia y aguantó la embestida manejando un poquito más el balón y levantando un muro en el que Hummels demostró una gran categoría como central. Y ocurrió lo que suele ocurrir con los germanos en estos minutos de juego picadito y revuelto: un pase largo al área, un metro que deja Pepe y Mario Gómez cabecea sin piedad. Golazo.

Sólo un poco antes Bento había quitado a un inocuo Postiga para lanzar a Oliveira en auxilio de Cristiano. Y después del gol, reforzó la ofensiva con Varela por Meireles. Portugal tomó cuerpo, sacó casta, encontró más recursos y otra vez Cristiano abrió camino, esta vez con un trallazo que Neuer despejó como pudo, arrodillado y acongojado.

Después, el recital de oportunidades para los portugueses. Primero Coentrao, enorme en el esfuerzo; luego Nani, que mandó al larguero un envenenado pase al segundo palo; y a continuación Varela, disparando al pecho de Neuer cuando le quedó un balón de oro al borde del área pequeña. Alemania empequeñeció, desbordada, con las vergüenzas al aire, ya sin un Özil agotado. Pero es Alemania, y casi siempre gana. Incluso sin merecerlo.

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