Grupo C | España - Italia

Italia se interpone otra vez en el camino de España al éxito

El delantero centro, única duda de la Selección. Pirlo es la gran amenaza rival.

El fútbol es un guionista brillante. España debe renovar los votos de campeón contra el rival que marcó el inicio de su edad de oro, Italia, la antítesis histórica de nuestro juego de toque. Será cuatro años después de aquellos cuartos de final que nos liberaron de un complejo heredado por varias generaciones. Antes de ganar a los italianos (en los penaltis, no lo olvidemos), la Selección española había encallado en esa ronda en seis ocasiones, entre Eurocopas y Mundiales. Desde entonces jugamos con la cabeza limpia.

Si aquel fue un partido iniciático, el de hoy también podría trazar una línea entre el pasado y el futuro. Italia no sólo pone a prueba la pervivencia de nuestro modelo; también la solidez de nuestra autoestima. Es seguro que esta tarde seremos sometidos a todo tipo de argucias y estratagemas. Hasta podría ocurrir que la suerte se aliara con ellos; conocido es el efecto de ese acento ganzúa sobre las voluntades femeninas. Nos buscarán la espalda y las cosquillas, nos presionarán arriba y tratarán de robarnos el balón y las ideas (aclarados a Pirlo). Cruyff lo dijo de Holanda, pero vale para cualquiera: "Los italianos no tienen nada para ganarnos, pero es perfectamente posible que perdamos contra ellos".

El esoterismo también cuenta. La certeza de que Italia funciona mejor cuanto peor le van las cosas nos sitúa ante un panorama de alto riesgo. Italia ha perdido a un jugador (Criscito) tras el asalto de los carabinieri al hotel de concentración en Coverciano. Otros dos futbolistas, Buffon y Bonucci (ambos titulares), parecen implicados en la trama. A todo ello hay que sumar una penosa preparación, sin victorias desde noviembre, 0-2 en Polonia. Desde entonces: 0-1 ante Uruguay en Roma, 0-1 ante Estados Unidos en Génova y 0-3 ante Rusia en Zúrich.

España se enfrentará a esa concatenación de malos-buenos augurios con la única intriga del nueve, Torres o Negredo. En el fondo, la duda descubre el difícil encaje de un ariete convencional en un equipo que mata rivales a besos, no a cañonazos. La ausencia de Villa se agranda según se aproxima el debut. Las otras cuestiones a dilucidar serán la efectividad del pivote Xabi-Busquets y la utilidad de Xavi por delante de la línea de creación, expuesto a los ardores italianos.

Racha. La Selección no pierde un partido oficial desde que cayó contra Suiza en la inauguración del Mundial (otro hito en nuestra maduración, aunque este no conviene repetirlo). El antecedente refuerza el optimismo y disipa las dudas de algunos amistosos, incluida la derrota contra Italia en Bari (2-1) el pasado agosto.

Lo demás es racialmente incontrolable. "En Italia nada es insípido. No he visto a nadie caminar por la calle con cara de bobo". Lo escribió Josep Pla tras cuatro años de viajes por la bota. Contra eso jugamos.

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