Sorpresa al esprint

Geoffrey Soupe batió al esprint a Orluis Aular en Oliva. Si hubiéramos hecho veinte o treinta apuestas, por decir, difícilmente hubiéramos acertado esta combinación. Soupe es un veterano francés de 35 años, del equipo TotalEnergies, muy reconocible en el pelotón por su frondosa barba, pero bastante poco por su palmarés, que hasta la fecha sólo recogía dos etapas y la general de la Tropicale Amissa Bongo, en Gabón. Ni el propio Soupe se lo creía, esa es la verdad. Aular es más joven, 26 años, y ha logrado más victorias, pero casi todas por su tierra, Venezuela, mientras que ahora hace sus pinitos en Europa con el Caja Rural. El francés había sido octavo en la quinta etapa. El venezolano, sexto en la cuarta. Han estado presentes en las peleas anteriores, pero como testigos lejanos. Esos dos días ganó Kaden Groves, el velocista con más nombre de esta edición, pero esta vez se vio encerrado tras la salida de la última curva y sólo pudo acabar quinto. Hay que reconocer que el elenco de velocistas no es lo que más luce en esta Vuelta.

Lenny Martínez conservó sin sustos el maillot rojo. La única alteración de la general fueron los dos segundos de bonificación atrapados por Jonas Vingegaard en la meta volante de Cullera. El danés se coloca ahora a tres segundos de Remco Evenepoel, en una lucha evidente por las posiciones de cara a la contrarreloj del martes en Valladolid. Mejor salir con las referencias del rival.

Antes de estas batallas, los ciclistas se lo habían tomado con sosiego, después del calentón de Javalambre. El trayecto llano entre Utiel y Oliva, sobre 201 soporíferos kilómetros, era una buena oportunidad para recargar energía para el sábado y el domingo, con dos nuevas llegadas en alto en Xorret de Catí y Caravaca a la espera, y sobre todo para las dos exigentes semanas restantes. El único peligro que presentaba el trazado, caídas al margen, era la presencia de viento, siempre amenazante en el litoral, pero pegó normalmente de cara, y si hubo algún giro para aprovecharlo, lo que no había era ganas. El pelotón firmó la tregua en la meta con 30 minutos de retraso, a un promedio de 40,63 km/h, cuando el previsto era de 44 km/h.

La calma, como suele ocurrir en estos casos, se rompió al final del viaje, con la escapada de Jesús Herrada y Ander Okamika ya neutralizada. Bien por exceso de relajación, o bien por la aceleración de los últimos kilómetros, o por las dos cosas mezcladas, se produjeron dos caídas, la segunda más masiva que la primera. La víctima principal fue Thymen Arensman, un ciclista importante del Ineos, que abandonó en ambulancia. El equipo británico tiene cruzada La Vuelta este año. El primer retirado, recordemos, fue Laurent de Plus. Y el propio Geraint Thomas, su líder, también sufrió una caída este mismo viernes, que le obligó a un trabajo extra a Jonathan Castroviejo.

Lenny pasó así un día relativamente tranquilo en la primera defensa de su jersey rojo, que pudo saborear durante casi cinco horas. Su maillot no es como los demás, porque Lenny está dando pedaladas para la historia. El jueves se convirtió en el líder más joven de La Vuelta con 20 años y 51 días, un récord que pertenecía desde 1985 a Miguel Indurain, ni más ni menos, que vistió la prenda con 20 años y 283 días. Es curioso que el tercero en este ranking también se ha producido en esta edición: el italiano Lorenzo Milesi, ya fuera de la carrera por una caída. Martínez puede presumir de gesta ante sus mayores, que también fueron relevantes ciclistas. Miguel Martínez, su padre, igual de precoz, fue campeón olímpico y mundial de mountain bike, pero en su paso por la carretera no tuvo tanto brillo. Su abuelo, Mariano, coetáneo de Eddy Merckx y Luis Ocaña, sí fue un gran ‘routier’: ganador de dos etapas y del Premio de la Montaña (1978) en el Tour, además de bronce en el Mundial de 1974. Sus orígenes son españoles, como revela el apellido: Mariano nació en Burgos, pero se nacionalizó francés con 15 años. De casta le viene al galgo.