Sepp Kuss, ante su gran reto: “He soñado con ganar La Vuelta”
El estadounidense del Jumbo afronta la semana final al frente por delante de sus compañeros Roglic y Vingegaard: “No tienen ego”. Habla con AS.
Camiseta, pantalón corto, una tirita en pómulo todavía de su caída en el Tour, chancletas y su inseparable pulsera de El Rocio en la mano izquierda (dice que le da suerte). Sepp Kuss (28 años) baja al hall del hotel con una sonrisa que no se le borra. “Me preguntáis los primeros cada día en sala de Prensa después de cada etapa”, dice entre risas al sentarse junto a AS para la entrevista. Desde la sexta etapa lidera La Vuelta. Este martes se disputa la 16ª, y por detrás tiene a sus compañeros Roglic (2º) y Vingegaard (3º). Un Jumbo dominador. Kuss recoge su café y toma asiento para hablar antes de salir a su entrenamiento en la jornada de descanso.
Segundo día de descanso y en los dos de La Vuelta 2023 llegó como líder de la general. Madrid cada vez está más cerca. ¿Cómo se encuentra?
Estoy muy bien. Llevo mucho tiempo pensando en las etapas de esta semana y cómo afrontarlas. Sé como es la etapa del Angliru (estuvo en La Vuelta 2020, que ganó su compañero Roglic) y también la de Cruz de Linares. Será una etapa durísima, tal vez con algunas emboscadas. Lo más importante es que me encuentro bien y con muchas ganas de hacerlo lo mejor posible hasta el final.
¿El vestir el maillot rojo durante tantas jornadas también le da un impulso anímico por cada día superado?
Sí, seguro. Para mí, es algo nuevo vestirme de líder y es verdad que estar en esta posición te da mucha fuerza. Por ejemplo, en la contrarreloj (de Valladolid) moví 20 o 30 vatios más de lo que esperaba. Eso significa que estoy en buena forma, también mentalmente. Veremos esta semana cómo me encuentro, pero tengo toda la confianza en que puedo luchar hasta el final.
Si un corredor marcha líder de La Vuelta y ve que tiene como principales perseguidores al vigente ganador del Giro por un lado y al actual campeón del Tour pensaría que le esperan días complicados. La diferencia en este caso es que son todos del mismo equipo, el Jumbo. ¿Son compañeros y a la vez rivales?
Son rivales muy duros, pero a la vez son buenas personas. No tienen un ego para ganar sí o sí. Saben las cosas que he hecho por ellos y en el ciclismo no hay regalos. Esta primera posición en la general ha sido mía hasta ahora, pero en la tercera semana seguro que ganará el más fuerte. Es lo justo. Sabemos cómo es cada uno. El ambiente es bueno.
En Súria, en el inicio de la tercera etapa, dijo en AS que su trabajo era sencillo, haciendo referencia a ser el apoyo final para los puertos de sus líderes. ¿Ahora cómo es su trabajo?
Sigue siendo sencillo porque sé que tengo dos compañeros detrás y no siento tanta presión. Si fuera el único líder y estando en esta posición tal vez si sintiera más, pero mi trabajo es como antes. Hacer la etapa lo mejor posible y entrenar. Me gusta.
Buena parte de los ciclistas llevan montando en bicicleta desde que eran niños, pero en su caso no fue así, ya que realizaba otros deportes. ¿Cómo fue su salto al ciclismo?
La verdad que tuvo la suerte de nacer en un pueblo (Durango, Colorado, Estados Unidos) en el que se practican casi todos los deportes. Nunca entrenaba el ciclismo de una manera seria. Fue a partir de los 20 años cuando empecé a hacer series y tener un entrenador… Hasta ese momento, el deporte era para divertirme. Hockey hielo, piragüismo, esquí, correr… hacía un poco de todo.
¿Cómo lleva su rol con los medios? Hasta esta Vuelta, el protagonismo era mayormente para sus compañeros.
Para mí está bien. Normalmente, en el Tour de Francia están más focus (enfocados) en Vingegaard o Van Aert. En mi caso, estoy más en la sombra, pero aquí en La Vuelta eso cambia. Sé que cada persona tiene su trabajo: periodistas, ciclistas, auxiliares… hay tiempo para todos.
Habla castellano de manera muy fluida y con naturalidad. Su esposa es catalana. ¿Estudió el idioma?
En casa siempre hablamos inglés porque mi mujer también sabe, pero cuando estoy con su familia hablamos en castellano. Cuando estoy con sus amigas, que la mayoría no hablan inglés, también aprendo el idioma. Durante la época de la COVID, del confinamiento, estudiaba gramática, vocabularios,... Todavía tengo margen de mejora, pero puedo defenderme en castellano.
¿Tiene a su familia en la carrera?
Sí, mi mujer y mis suegros están siguiendo La Vuelta. Mi madre estuvo en las primeras etapas, por Barcelona y Andorra, y volverá para las de Madrid. Mi padre está en Estados Unidos siguiendo la carrera desde el kilómetro cero.
¿Ha soñado con ganar esta Vuelta?
Sí, he soñado con ganar La Vuelta, pero hay que mantener los pies en el suelo y pensar día a día.
Chris Horner, el único estadounidense que ganó La Vuelta (2013), contó a AS que, desde que ganó la Redlands Classic en 2016, veía que tenía un gran talento. ¿Aquel fue su punto de inflexión?
Esa fue mi primera prueba en ruta y no sabía casi nada de como correr en la carretera, las estrategias… nada. Tenía el estilo de mountain bike, que es tirar a tope sin pensar en quién te persigue, pero con esa victoria en Redlands, que es una carrera muy importante en Estados Unidos, vi que podía hacer algo más en la carretera que en mountain bike.
Llegó al Jumbo en 2018 procedente del equipo estadounidense Rally Cycling (actual Human Powered). Es decir, su llegada no se produjo de un equipo estelar ni destacado en aquel momento. ¿Cuánta confianza depositaron en usted?
Para mí fue mejor, porque no vine de un sitio en el que dijera o pensara que tendría que desarrollarme de esta manera u otra. Cada paso para mí fue una sorpresa y año tras año voy mejorando porque no vengo de un nivel altísimo como los jóvenes actuales, que llevan mucho tiempo, desde sus inicios, entrenando al máximo nivel. Todavía tengo margen de mejora. Cada paso es algo especial y suceden cosas que no te esperas.