Roglic golpea primero en su liga, McNulty viste de rojo en la suya

El primer corredor que tomó la salida en la contrarreloj inaugural de Lisboa fue Luis Ángel Maté, un veterano de 40 años que afronta la última de sus 17 temporadas profesionales y la última de sus 11 participaciones en La Vuelta. Muy simbólico. Por sus ojos han pasado múltiples campeones de la ronda española: Froome, Contador, Horner, Quintana, Simon Yates, Evenepoel… No me he olvidado de Primoz Roglic. El malagueño ha sido también testigo del triplete del esloveno, que llegó en 2019 cariacontecido a una ronda que sentía secundaria, después de su derrota en el Giro, pero después se ha enamorado poco a poco, y ha enamorado al público español, con tres victorias encadenadas y con su fidelidad a La Vuelta. Su carrera. En este 2024 aspira a su cuarto título. El récord de victorias. Los principales focos le apuntan a él. Y Maté que lo vea.

Roglic arrancó la crono de 12 kilómetros como el primero de la liga de favoritos, si descartamos de esa lista a Wout van Aert, que en principio hay que descartarle, aunque con un asterisco. El esloveno del Bora se clasificó octavo, con dos segundos de ventaja sobre João Almeida, el otro contrarrelojista que aspira a lucir el maillot rojo el último día en Madrid. El resto de rivales por la clasificación general quedaron más lejos: Skjelmose, a 5 segundos; Tiberi, a 10; Adam Yates, a 17; Enric Mas,a 22; Carapaz, a 23; Rodríguez, muy quejoso con el viento, a 29; Sepp Kuss, el campeón, a 36, y el dinosaurio Landa, a 48. Roglic ha golpeado primero. Pero aún quedan múltiples peleas de gallos. La siguiente, en teoría, el martes en Villuercas.

La victoria de etapa se jugó en otra esfera. Con fuertes emociones. Edoardo Affini, italiano de 28 años, estaba sentado en el trono con un competitivo tiempo de 12:43 minutos, a la espera de que llegara el ciclista a quien los pronósticos señalaban como favorito, el joven británico Joshua Tarling, de 20, campeón de Europa de la especialidad, bronce en el Mundial, y cuarto en los recientes Juegos, donde una avería le privó de la medalla. En el seno del Ineos confesaban que Tarling había sido alineado en La Vuelta con el objetivo prioritario del primer maillot rojo. No pudo ser. Cuando cruzó la meta, el cronometraje televisivo le aupó vencedor por un segundo. Affini hizo amago de levantarse de la poltrona. Pero una corrección posterior le dio perdedor ¡por 28 centésimas!

El thriller no terminó ahí. Cuando Affini se frotaba las manos, salvo que su compañero Van Aert tuviera el día tontorrón, un checo de 22 años, inesperado, borró su registro por seis segundos. Mathias Vacek, plata continental y mundial sub-23, era el virtual líder. Por presentarle un poco en sociedad, Vacek ha practicado el esquí de fondo y participó en unos Juegos Olímpicos de la Juventud. Un poco como Roglic, pero sin saltos. Corredores aterrizados directamente del mundo de la nieve. Su hermano Karel, que también es ciclista, milita en el Burgos. Con bastante menos éxito. Pero tampoco acabó ahí la cosa. Brandon McNulty, estadounidense de 26 años, un ciclista con más pedigrí, tercero en la última París-Niza, le metió otros dos segunditos a Vacek y ya no soltó la presa. Su triunfo confirma que el UAE Team viene con un equipazo, en forma. Hoy, McNulty viste de rojo, pero el desafío es traspasar esa prenda a Almeida o Yates. En próximos capítulos.

McNulty ya no se movió de la silla, pero todavía tuvo que esperar a la llegada de Van Aert, que puso otra dosis de incertidumbre al desenlace, aunque finalmente quedó tercero. En sus puestos de honor. El belga, uno de los grandes del pelotón internacional, lleva sin alzar los brazos desde la Kuurne en febrero. Ha desembarcado en La Vuelta con la intención de romper esa racha. Y quién sabe si a por algo más. Lo primero, seguro que lo consigue. Un día, ganará. Lo otro es todavía ciencia ficción.

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