Roglic es el amo

El tema invadía las conversaciones de la salida de Logroño en esta antepenúltima etapa de La Vuelta. “¿Le quitará ya Roglic el maillot rojo a O’Connor en Moncalvillo?”. Algunos lanzaban la pregunta. Otros, directamente, lo afirmaban. “Hoy es el día”. También hubo quien, como broma o como anhelo, hacía una apuesta imposible en absoluta soledad. “¿Y si es O’Connor quien ataca?”. La cima riojana era el escenario perfecto para el abordaje del esloveno, una subida a su medida, 8,6 kilómetros al 8,9% de pendiente media, con la dureza concentrada en su tramo final, donde ya había ganado en 2020 a Richard Caparaz. Aquel fue el estreno de Moncalvillo en la ronda española. Antes, mucho antes, en 1994, presentó en sociedad a un joven escalador de 23 años en la Vuelta a La Rioja: Chava Jiménez.

Los cinco segundos de Ben O’Connor parecían una renta demasiado corta para defenderse del asalto. Ya hemos visto que en otras rampas imposibles, esas mismas en las que Roglic es prácticamente imbatible, como lo era el imparable Chava de los 90, el australiano ha penado durante toda la ronda española más que en las subidas tendidas. Era el día para el cambio de guardia. Era el día de Primoz. El rey de la Vuelta.

La presencia del Red Bull al frente de pelotón durante la etapa, en ocasiones con la aportación del Movistar de Enric Mas, igualmente supermotivado, ya presagiaba el interés por el zarpazo final al maillot rojo. También el Education First de Carapaz asomó por los primeros puestos en la aproximación a la montaña. Eran todos contra O’Connor. Querían su liderato. Y ahora quieren su podio.

Los escapados, que los hubo, estaban controlados a raya, con un cuarteto de aventureros que volvió a incluir a un representante del UAE Team, Isaac del Toro, junto a Edward Planckaert, Fran Miholjevic y Simone Petilli, que en la fase inicial también llevó la compañía de Vito Braet. Ni siquiera llegaron a pie de puerto.

El Red Bull apretó desde abajo. Y lo hizo con tal fuerza, que se quedaron solos. Tal cual. Daniel Felipe Martínez, Aleksandar Vlasov y Primoz Roglic abrieron un hueco que nadie pudo cerrar, ni siquiera Enric Mas, el único que había soportado los arreones del esloveno en días precedentes. Quedaban seis kilómetros. Y todavía no se había llegado al tramo más exigente. Mas esperó a falta de cuatro para lanzar su ataque. En un primer momento recortó algo de tiempo a Primoz, pero luego fue a menos, a bastante menos. Incluso David Gaudu y Mattias Skjelmose le adelantaron en las inmediaciones de meta para arrebatarle las bonificaciones.

El nuevo líder ya manda en la general con 1:54 sobre O’Connor y 2:20 sobre Mas, camino de su cuarta Vuelta a España. Un récord a la vista que este viernes adornó con su 15ª victoria de etapa en la carrera, que también es la tercera en esta edición. A Roglic le faltan dos jornadas para coronarse, el etapón de este sábado en Espinosa de los Monteros y la contrarreloj de Madrid. Hay terreno para otro volteo, aunque no es previsible. Roglic vuelve a ser el amo. Y los demás, O’Connor, Mas y Carapaz, tendrán que luchar por el podio. Mikel Landa, que resurgió en la quinta plaza, ya no está para esa pelea. Quizá sí para otras. Ya sabe lo que es ganar en el Picón Blanco. El Landismo nunca muere. Roglic, tampoco.

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