Groves es el rey del esprint

Kaden Groves es el velocista de La Vuelta 2024, igual que lo había sido en La Vuelta 2023. El australiano del Alpecin, que tiene un idilio con esta carrera, sumó su tercera victoria en la presente edición, que es la séptima en su cómputo global. Visto desde otro enfoque, Groves ha ganado la mitad de los esprints disputados este año. Los otros tres fueron dos para Wout van Aert, que tiene un tercer triunfo en fuga, y Pavel Bittner, que este miércoles entró segundo. El belga, retirado, no pudo competir en esta ocasión. El ganador, que ha heredado su túnica verde, la misma que terminó ganando el año pasado en Madrid, igualó la marca de tres victorias del lastimado Wout. No logrará más. El cupo de llegadas masivas se ha cerrado en Santander bajo la persistente lluvia cántabra.

La ronda española volvió a disputar un esprint, el sexto de este certamen. Los velocistas se quejan mucho de los recorridos de La Vuelta, pero esa cifra es más del 25 por ciento del trazado. Si rebobinamos a la primera semana, que acogió cuatro de esas cinco llegadas, combinadas con muchos bostezos, no se esperaba otra volata hasta esta jornada de Santander. Por el camino, inesperadamente, hubo una más en Villablino, el pasado sábado, gracias al impulso del Visma en favor de Wout van Aert, que finalmente fue segundo. Aquel día ganó Groves. Igual que hoy.

Van Aert no estuvo esta vez en el embalaje. El belga, que no sale de su racha aciaga, se retiró el día anterior en la ruta de los Lagos por una caída. El parte médico ha descartado fracturas, pero tiene un buen golpe en una rodilla que dificultará su preparación del Mundial. De entrada, ha tenido que abandonar La Vuelta, donde ha sido protagonista con tres triunfos de etapa. También vestía dos maillots, el verde y el de puntos azules, que tuvieron que ser redistribuidos en la salida de esta 17ª etapa, en Arnuero. Groves le sucedió al frente de la regularidad, mientras que Jay Vine se enfundó el de la montaña. Si unimos el rojo de Ben O’Connor, salvado por cinco segundos en el coloso asturiano, se dio la curiosa circunstancia de que tres australianos vestían tres de los cuatro jerséis. El otro, el blanco de mejor joven, lo lucía un español: Carlos Rodríguez.

La etapa aplicó el guion clásico de estas jornadas semillanas, con una escapada controlada por los voraces lobos de la última recta. Fue el turno de Jonas Greegard, Thibault Guernalec, Thomas Champion y Xabier Isasa, que resistieron la cacería del Alpecin, el DSM y el Kern Pharma hasta los últimos tres kilómetros. Sí, han leído bien, el Kern Pharma, ya crecido con las dos victorias de Pablo Castrillo, apostó también por su velocista Pau Miguel. De hecho, el propio Castrillo fue de los que más tiró en cabeza. Vale para todo. El equipo continental español está corriendo a lo grande. Miquel, por cierto, se clasificó cuarto.

Al margen de esa persecución, la única incidencia relevante fue un corte en la bajada del Caracol, cuando los ciclistas andaban trasteando con los chubasqueros, que dejó descolgados a algunos ilustres como Marc Soler, el héroe del día anterior en los Lagos, y a Alexander Vlasov, que ocupaba una digna 13ª posición en la general, que ahora ha retrocedido a la 17ª, después de ceder 13:49 minutos. Un dato menor para el global de La Vuelta, pero seguro que al ruso le habrá hecho poca gracia. Al menos sigue en carrera para escoltar a Primoz Roglic en el asalto final al maillot rojo. Continuará... Pero ya no será al esprint.

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