Pogacar pega otro mordisco

El primer asalto del tríptico de gran montaña sólo deparó un pequeño mordisco de ocho segundos, cuatro en la carretera y cuatro por la bonificación, pero en las estrecheces de este Tour de Francia tomaron la apariencia de una gran dentellada, una más en el casillero de Tadej Pogacar, que segundito a segundito neutraliza la ventaja del maillot amarillo, Jonas Vingegaard. El danés pegó el golpe más fuerte de esta edición, 1:04 minutos en el estreno de los Pirineos, pero el esloveno ha golpeado más veces, en un gota a gota que erosiona al líder. Pogacar sale del Grand Colombier a nueve segundos de Vingegaard, en las puertas de dos jornadas de los Alpes que deberían reventar la calculadora.

Esta 13ª etapa era una jornada corta, de 138 kilómetros, y unipuerto, con final en el Grand Colombier, en el macizo del Jura, una subida larga de 17,4 kilómetros al 7,1% de pendiente, donde el propio Pogacar había inscrito su nombre en 2020, su primer Tour. El UAE Team controló la cabeza del pelotón en todo momento, con un claro mensaje de que el esloveno iba a lanzar un órdago a esos 17 segundos que le separaban de Vingegaard. Las bonificaciones de meta también eran golosas, por lo que la escapada del día nunca se marchó lejos. Durante mucho tiempo parecía que no iba a llegar a la cima, pero los cálculos esta vez fallaron, porque dos fugados cruzaron por delante, Michal Kwiatkowski, excelente vencedor, y Maxim van Gils, lo que privó a Pogacar, que arribó tercero, de un bonus mayor: cuatro segundos en lugar de diez.

El ritmo de ascensión anunciaba un ataque de Pogi, pero tardó en llegar. De hecho, el primero que abrió gas fue su gregario Adam Yates, que movió el árbol a las órdenes de su jefe. Rápidamente salió Sepp Kuss a su rueda, en un duelo de segundos espadas. Y detrás, los dos colosos. Pogacar no lo debió ver claro, porque esperó a los últimos 500 metros para enseñar sus fauces, a tope de vatios. Ese primer arreón no descolgó a Vingegaard, pero sí el segundo. El danés es menos explosivo. Y el esloveno hurga en esa debilidad. Fue una arrancada pancartera, de ciclismo youtube, aunque volvió a dejar la sensación de que Tadej está un puntito por encima de Jonas. Fueron fuegos artificiales en la festividad francesa, aunque los ruidosos petardos van minando el ánimo del enemigo.

Efectivamente, el 14 de julio no es una jornada más en el Tour, es el Día Nacional de Francia, la conmemoración de la Toma de la Bastilla, así que las carreteras se inundan de banderas tricolores, y los ciclistas de la tierra se lanzan al ataque al canto de La Marsellesa. Rémi Cavagna, primero; Anthony Pérez, después, y Pierre Latour, finalmente, cumplieron con su patriótico deber de mover la carrera en tan señalada fecha, hasta que se formó la escapada definitiva. En esta ocasión eran 19 aventureros, entre ellos tres franceses, el propio Latour con Quentin Pacher y Adrien Petit. Los hombres destinados a mantener vivo el espíritu de la Revolución. A la hora de la verdad, sólo Pacher asomó la cabeza con un ataque en las primeras rampas del Grand Colombier, pero no logró abrir hueco.

El héroe del día no iba a hablar francés, sino polaco, porque fue Michał Kwiatkowski, un veterano de guerra, quien tiró de clase y experiencia para rematar la fuga y adornar su espléndido palmarés, que ya suma dos etapas en el Tour, tras la que ganó en Roche sur Foron en 2020 de la mano de Richard Carapaz; el Mundial de Ponferrada 2014, y un ramillete de prestigiosas clásicas como la San Remo, la Amstel, la Strade Bianche, Harelbeke, San Sebastián… Kiato es un ciclista top que, a sus 33 años, sigue exprimiendo su calidad. Este viernes volvió a demostrarlo. Y, de paso, rompió el final perfecto a Pogacar, quien sacó buena rentabilidad de la etapa para su lucha en la general, pero no pudo ganar.