El reino de Philipsen

El Tour de Francia 2023 volvió a cambiar el paso. Después de una tormenta de épica, vino la calma. Tras dos espectaculares etapas en los Pirineos que brindaron un combate de gigantes, Jonas Vingegaard contra Tadej Pogacar, con un asalto para cada uno, el recorrido repuso en el mapa un viaje llano, sin ningún aliciente salvo la última recta. La guarida de los velocistas. El reino de Jasper Philipsen. Esta vez, al menos, no acumularon retraso como ocurrió el lunes y el martes, gracias en parte al viento de cola que sopló en el último tramo del trazado. Al contrario, llegaron con una decena de minutos de adelanto, así que ahorraron bastantes bostezos a los aficionados.

La etapa partió de Mont de Marsan, con un recuerdo muy especial al añorado Luis Ocaña, el español de Francia o el francés de España, según el lado de la frontera donde lo escucharas. Ocaña, campeón del Tour en 1973, ya vio salir una jornada de la edición de 1971 desde su casa, pero entonces fue una experiencia triste, porque se había retirado tres días antes por una caída en el descenso del Menté cuando lucía el maillot amarillo y tenía contra las cuerdas a Eddy Merckx, aquel caníbal a quien ahora comparan con Pogacar. Todavía anda lejos el esloveno, aunque su voracidad es parecida. Desde la patria chica de Ocaña, el pelotón enfiló por tierra de viñedos camino de Burdeos, la segunda ciudad que más veces ha acogido la Grande Boucle después de, obviamente, París. Una plaza acostumbrada a vivir al esprint.

La jornada cumplió el guion aventurero habitual, aunque esta vez dividido en dos capítulos. Primero arrancó Simon Guglielmi, un francés de 26 años, del equipo Arkéa-Samsic, que ya se había dejado ver en estas misiones imposibles el primer día en Bilbao. Su cabalgada alcanzó los seis minutos y medio de ventaja, pero su energía se fue desinflando con el paso de las vides. A 79 kilómetros de la meta se le incorporó la compañía de dos compatriotas, Nans Peters y Pierre Latour, que lucieron los colores del Ag2r-Citröen y el TotalEnergies en los últimos lances, que son los más televisivos, siempre que hubiera sobrevivido alguien sin echar la siesta.

El final de fiesta tuvo el mismo desenlace que en las dos llegadas masivas anteriores. Mathieu van der Poel, el lanzador más prestigioso del ciclismo mundial, aceleró la velocidad para dejar a su colega Philipsen en la distancia ideal. Sin embargo, en esta ocasión, a diferencia de las dos precedentes, hubo un invitado con ganas de romper la línea argumental. Mark Cavendish intentó una arrancada por sorpresa con una finalidad superior: el récord de etapas. Recordemos que el velocista de la Isla de Man, de 38 años, afronta su último Tour, en su última temporada en activo, con el objetivo de desempatar las 34 victorias que comparte con el mítico Eddy Merckx desde 2021. Cav terminó segundo, más cerca que ningún día, pero todavía lejos del bólido de esta edición: Jasper Philipsen, belga de 25 años, del equipo Alpecin, vencedor ya de cinco etapas en el Tour, tres de ellas en el presente certamen, en esta semana. El rey histórico del esprint no tuvo ninguna opción ante el rey actual. El trono de 2023 pertenece a Philipsen. La leyenda de la Grande Boucle espera a Cavendish.