Por fin Pedersen

La 13ª etapa de La Vuelta 2022 era un día de puente, un trayecto de 168 kilómetros entre Ronda y Montilla para unir el tríptico de montaña de Andalucía, esas tres metas en alto que se inauguraron el jueves con la atractiva subida a Peñas Blancas y que continuarán este fin de semana con una doble ración en la Sierra de la Pandera y en Sierra Nevada, la teórica ‘etapa reina’ de la presente edición. Málaga, Córdoba, Jaén y Granada. La carrera sigue su periplo por todas las provincias andaluzas, con Remco Evenepoel como firme líder. El finde es buen momento para volver a comprobar la solidez del maillot rojo, que hasta la fecha no ha mostrado ninguna fragilidad, a pesar de su caída del día anterior.

La mañana comenzó con un buen susto, cuando circuló la noticia de un positivo con coronavirus de Juan Ayuso, uno de los grandes atractivos de este certamen, el joven de 19 años, que el próximo 16 de septiembre cumplirá 20, que aspira a devorar el mundo, a marcar una época. Ayuso, efectivamente, está infectado, pero al contrario que los 22 ciclistas anteriores que tuvieron que marcharse a casa por la misma razón, él ha podido continuar en carrera debido a la baja carga viral de su contagio. La diferencia decisiva con el resto de los casos es que el UAE Team, al igual que el Jumbo, sí tiene una máquina que mide el nivel de afectación, mientras que otros equipos han hecho las maletas de sus corredores con una simple raya en rojo, sin saber el grado de gravedad o de enfermedad. Que la escuadra de Matxin sí disponga de esta tecnología ha salvado a la perla de Jávea, al propio equipo y al espectáculo de La Vuelta, que podrá seguir compartiendo los sueños de futuro.

Ayuso, quinto clasificado a 4:53, combina su aprendizaje con opciones lícitas de subirse al podio. Igual que Carlos Rodríguez, granadino de Almuñecar, que en estos días exhibe sus evoluciones en su tierra andaluza desde la cuarta posición, a 4:06. Los dos han venido a La Vuelta a aprender. Ninguno de los dos, a pesar de ello, renuncia a nada. Esa tercera plaza del cajón la cierra otro español, Enric Mas, a 3:03, que tendrá que inventar algo si quiere progresar en la general, como ya intentó en Peñas Blancas, aunque con más ímpetu y convicción si quiere mover la silla de Evenepoel. Por delante de estos tres acechantes españoles figura el tricampeón Primoz Roglic, a 2:41, un ilustre que crece en carrera a la espera de encontrar alguna fisura en el maillot rojo por la que colar un mordisco.

Estas eran las cábalas en el día de puente, mientras tres aventureros se ilusionaban con una misión utópica camino de Montilla, tres sospechosos habituales, tres ciclistas a los que ya hemos visto en escapadas en los primeros días de carrera: Julius van den Berg (EF Education), Ander Okamika (Burgos) y Joan Bou (Euskaltel). Su cabalgada, que apenas alcanzó los tres minutos de hueco, murió donde suelen acabar estos sueños, pasada la pancarta de diez kilómetros a meta.

Los velocistas exprimen todas sus posibilidades de éxito. Que no son muchas, ni tan pocas. Y especialmente Mads Pedersen, el campeón del mundo de 2019, que al fin podrá quitarse esa etiqueta de segundón en la presente Vuelta, donde ha ocupado esa plaza en tres ocasiones, además de un quinto, un octavo y un noveno. La llegada de Montilla, con 800 metros al 5%, elevaba la pendiente lo suficiente para que la candidatura de Pedersen ganara enteros. Y no lo desaprovechó. Este año ya había triunfado también en una etapa en el Tour de Francia, en Saint-Étienne. Así que de segundón, nada de nada.