Otro danés en la Vuelta

Mads Pedersen se plantó en la salida de la Vuelta a España 2025 como una de las grandes estrellas de esta edición. Sus diez victorias anteriores en las tres grandes rondas, con la colección completa, cuatro de ellas el presente año en el Giro de Italia, adornaban su perfil de ciclista estelar. También su título mundial en 2019. O sus triunfos en clásicas relevantes como la Kuurne, la Wevelgem y Hamburgo. No había podido todavía alzar los brazos, a pesar de lucir el maillot verde de la regularidad. El trayecto gallego era ideal para él. Y cumplió con las expectativas, no sin dificultad. Cuando eres el gran favorito, todos te señalan. Da igual. Pedersen pudo con todos. Es un corredorazo. Otro danés triunfa en La Vuelta. La misma nacionalidad del maillot rojo, Jonas Vingegaard. Y compatriota también del último vencedor en Monforte de Lemos: Magnus Cort-Nielsen, en 2021. Galicia es vikinga.

La 15ª etapa era una fuga anunciada. También que uno de sus integrantes iba a ser Pedersen. Se cumplieron sendos pronósticos. Los dos puertos que se subían de arrancada, A Garganta y Barbeitos, obligaban a partir con las piernas calientes en el rodillo. También a los gallos, por lo que pudiera ocurrir. Pero entre ellos no ocurrió nada. Los ataques se sucedieron hasta formar una escapada numerosa de 47 corredores. Un pelotón paralelo. Y el grupo principal dejó hacer. El hombre más cercano era Junior Lecerf, 13º a 18:57 minutos del maillot rojo. Una situación bajo control. Al día siguiente tocaba jornada de reposo, pero los líderes optaron por adelantar su descanso al domingo. Que trabajen los aventureros y que gane el mejor… Y el mejor fue Pedersen. Estaba cantado.

Entre los ilustres que tuvieron que trabajar en domingo estaban el mencionado Pedersen, Vine, Ciccone, Verona, Schachmann, Vervaeke, Bernal, Kwiatkowski, Buitrago, De la Cruz, Küng, Denz, Dunbar, Frigo… Entre todos sumaban 32 victorias en grandes vueltas, un tercio de ellas en las piernas del nórdico. Mucha calidad. Solo dos equipos no metieron representantes: el Visma, que guardó fuerzas para su líder, Vingegaard, ante los duros desafíos que se avecinan en la última semana de competición, y el Cofidis, que seguramente se despistó, porque no se entiende otra explicación.

Todas las miradas apuntaban a Pedersen como favorito, pero es muy difícil controlar un grupo tan amplio, por lo que el Lidl-Trek coló a cuatro ciclistas más para cumplir con esa labor. Era el equipo más numeroso. Y logró el objetivo. Jay Vine, uno de los grandes protagonistas de esta edición, vencedor de dos etapas, planteó una propuesta lejana, con un ataque al que respondió Louis Vervaeke. Los dos abrieron trecho respecto a sus perseguidores, pero acabaron pagando la fatiga. A falta de 30 kilómetros, por detrás se formó la fuga de la fuga, un movimiento de siete corredores donde se metió el clasicómano danés, pero ya sin compañeros alrededor. Era el grupo que se jugó la victoria en la Ribeira Sacra.

El Movistar, que tenía a tres corredores, coló arriba a su hombre rápido, Orluis Aular, que cruzó la meta en segunda posición. Otro tiro al poste. Y ya van tres. Unos kilómetros antes, su compañero Javier Romo y Edward Panckaert habían sufrido una lamentable caída provocada por un manifestante contra el genocidio de Gaza, que saltó por sorpresa escondido en una cuneta, e incluso se tropezó, y asustó a los ciclistas. El triatleta se llevó la peor parte. Las protestas pacíficas son absolutamente lícitas, pero los comportamientos irresponsables no se pueden admitir. La presencia del equipo Israel, unida a las movilizaciones convocadas en toda España, genera estas inaceptables situaciones de peligro para la integridad de los corredores. La organización ya suspendió el final de la etapa el miércoles en Bibao. Pero poco puede hacer La Vuelta cuando un imprudente aparece de la nada.

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