Pedro Delgado: “Siempre fui un rebelde, no me callaba ante nadie”
El segoviano visita AS con ‘La soledad de Perico’, un libro sobre sus vivencias con Ainara Hernando de autora: “La vida son emociones, y algunas desperté”.
Pedro Delgado (63 años) se siente en plena forma. Sigue ligado al mundo de la bicicleta. Sale a entrenar, mantiene su figura fina y también disfruta desde el otro lado de la pantalla, en la televisión, comentando para RTVE el Tour de Francia y La Vuelta. Numerosas son las cualidades del segoviano, siendo la puntualidad una de las que no está en dicha lista, y ese motivo dio a pie a un hecho que ya es prácticamente una leyenda: su retraso en la contrarreloj inaugural del Tour de Francia de 1989. Tras ganar el Tour anterior, acudió con 2:40 de retraso a la rampa de salida de Luxemburgo. “Es, con diferencia, el tema sobre el que más me preguntan en mi vida. Me vine abajo por gilipollas también en la etapa del día siguiente”, cuenta en su visita a AS, a la que acudió con quince minutos de retraso, para no perder las costumbres. “No podía ser de otra manera. Ya estoy aquí”, dijo a su entrada en la redacción. La quedada era por un motivo especial: La soledad de Perico. Un nuevo libro sobre sus vivencias, los recuerdos y, más allá de todas sus comentadas historias, la forma en la que él lo vivía desde dentro, a puerta cerrada, únicamente refugiado en si mismo.
Relatado en primera persona, la autora es Ainara Hernando, periodista vitoriana. En La Vuelta 2019, en una jornada de descanso en Pau, Perico citó a Ainara para esta idea, y la alavesa aceptó este importante reto. Cuatro años después, pandemia entre medias, el libro salió a la luz en este 2023, y hace escasos días ambos no pararon de firmar ejemplares en Madrid. “Con este título, hay gente que me ve en el supermercado y me pregunta si estoy bien, si me pasa algo. El sentido es otro. Cuento todo desde dentro, cómo me sentía y cómo vivía cada momento, desde que era el pequeño Pedrito que en Segovia tenía una bici imaginaria, porque era una silla de madera con pedales. Hay mucho que contar aún, sobre todo para la gente más joven que solo me conoce de comentar y MasterChef”, cuenta Delgado, que sigue siendo popularísimo.
En el libro no se evita ningún tema: “El positivo por probenecid (sustancia que no estaba prohibida por la UCI) en el Tour que gané en el 1988 claro que se toca. La noticia salió por la tarde-noche y a la mañana siguiente estaba en todas las portadas. Ese día llegué al control de firmas acojonado… salí ante el público y todos aplaudieron, con gritos de ‘¡Perico, Perico!’. Fue increíble”. La justicia dio la razón a Pedro, que pudo acabar en lo más alto del podio de París por primera y única vez, aunque reconoce haber tenido piernas “para haber ganado alguno más”. “Lo más difícil fue el inicio, los primeros capítulos. No vi correr a Pedro, y su imagen actual compruebas que en el pasado era otra, especialmente desde la óptica de la prensa”, explica Ainara tras estudiar cajas y cajas de periódicos de la época, entre ellos ejemplares de AS.
“Siempre fui un rebelde. Era un mierdecilla, pero no me callaba ante nadie. Algunos periodistas no paraban de señalarme. Solo podíamos llamar dos o tres veces a casa, porque era carísimo, y mi familia me preguntaba si todo lo que contaban sobre mí era cierto. Me cabreaba ¿Era borde? Puede ser, pero siempre estaba concentrado en lo mío, una vez liberado de la presión podría hablar mejor. Nuestro trabajo era ganar carreras, no ser simpático”, relata el ganador de La Vuelta en dos ocasiones (1985 y 1989). En esta última, un gran entendimiento con el soviético Ivanov le permitió ratificar su triunfo final: “También hablamos en el libro de la leyenda del sobre. Sí, le mandé uno con mi dirección y las gracias. Muchas gracias”.
Hubo otros corredores con más triunfos, pero el bum de Pedro Delgado en los 80 marcó a toda una generación española deseosa de éxitos: “Sin saberlo, con mi actitud, conquistaba el corazón de la gente. Se murió mi madre en pleno Tour de Francia y un montón de madres lloraron esa perdida como si fuera cercana. Otra gente me dice que sus abuelas me tenían como ídolo. La vida son emociones fijas y hay algunas que yo desperté que están en la memoria para siempre”. Ahora, para el Tour de este año, tiene un favorito: “Pogacar es más del gusto general. Vingegaard también es un gran campeón. Ojalá sea una bonita batalla. No creo que sea una edad de oro del ciclismo, pero la forma de correr de los Van der Poel, Van Aert, Evenepoel… sí me recuerda a una actitud que se estaba perdiendo, la que yo veía de pequeño”. Desde esa infancia, y hasta su retirada, trata ‘La soledad de Perico’, todo sobre la vida de un ilustre del deporte español.