El Zalgiris desnuda las miserias del Barça

Lo peor para el Barça, en su derrota contra el Zalgiris, no fue la derrota en sí. Fueron los pañuelos al palco, los pitos de la grada y la superioridad apabullante de un equipo lituano que mandó de inicio a fin, de bien a mejor. El Barça fue un juguete roto en manos de un equipo superior, más trabajado y que juega mejor, con un Maodo Lo muy inspirado. Una derrota sin paliativos, clara y contundente, que debe suponer un punto y aparte en la temporada del Barça si quieren cambiar la dinámica de la sección en los últimos años y poder optar a los títulos.

El inicio del Barça, como en demasiadas ocasiones, fue una calamidad. Con Keita de inicio, eso tampoco es una novedad, pero claramente superado en las dos canastas por el mayor físico de los lituanos. Un 0-9 de salida, con Williams-Goss inspirado pero también lesionado: a los pocos minutos se fue cojeando. Pero para el Barça, lejos de ser esto un golpe de suerte, fue una condena.

El encargado de sustituir al ex-madridista fue un Maodo Lo en estado de gracia, con once puntos en unos cinco minutos, que hizo sangre en la herida abierta de los azulgranas. Jugando rápido Zalgiris, con las pérdidas locales y los bajísimos porcentajes de dos del Barça, la situación amagó con descarrilar ya en el primer cuarto (11-26). Unos buenos minutos de Juani Marcos, sin embargo, mitigaron el desastre.

Pese a que la diferencia se mantuvo al inicio del segundo período (18-35) las cosas empezaron a cambiar a favor del Barça básicamente por tres factores. El primero, porque dieron un paso adelante en defensa con Shengelia y Vesely en pista, el segundo porque Zalgiris bajó los porcentajes de acierto y Francisco tiró mucho y sin puntería y tercero porque apareció Joel Parra. El catalán sumó rápido diez puntos, devolviéndole cierta fe a su equipo (34-44). Con Wright dominante en el rebote ofensivo y Zalgiris transicionando a una velocidad altísima, siguieron por delante al descanso (39-52). Una jugada de cuatro puntos un tanto extraña, en la que los árbitros señalaron una falta sobre el pasador pero dieron también por válida la canasta posterior, tampoco ayudó a los azulgranas.

El desastre perpetrado por el Barça continuó en el tercer cuarto. Con otro inicio terrible tras el descanso, con dos pérdidas en las dos primeras jugadas de ataque, la diferencia se disparó hasta los 26 puntos a mediados del cuarto (46-70). El Barça, con perdón por el vulgarismo, las vio pasar. Sin puntos de Clyburn ni de Punter, con la defensa haciendo aguas y los puntos de Sirvydis, que no fueron pocos, los pitos sonaron en el Palau (48-73). Y no fue para menos.

Creer en la remontada azulgrana era a todas luces una quimera. Por la diferencia en el resultado, obviamente, pero también por las prestaciones del equipo durante 30 minutos. A excepción de Parra, y en menor medida Shengelia, Marcos y Vesely, el rendimiento del resto fue deficiente. Zalgiris se limitó a alargar posesiones hasta una victoria que nunca estuvo en peligro.

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