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FINALIZADO

ACB | BILBAO-MADRID

Un granjero en la ACB

Hlinason, pívot del Bilbao Basket, se afana en verano por cuidar el ganado en la explotación familiar que tienen en Islandia. Hoy le toca algo diferente: pelear contra Tavares.

Tryggvi Hlinason estaba destinado a sacar una granja adelante. Su padre había cuidado vacas y su madre, ovejas. Así que siguió la tradición familiar. Vivian en Akureyri, un pueblo en medio de la nada a 400 metros de altura, a siete kilómetros a de la hacienda más próxima y a 40 de otra aldea, con un lago que se hiela en invierno y lo atraviesan en coche, dos ríos, una cascada hermosísima y una zona con un volcán enorme. No hay nada más, una zona de naturaleza sin bosques donde el mundo parece detenerse. El caso es que el muchacho iba a la escuela, empleando una hora en automóvil, y luego ayudaba en las tareas con los animales en la explotación familiar.

Pero a los 15 años empezó a sentir el gusanillo del deporte. “A los 16 fui al pueblo y me ofrecieron la opción del baloncesto y el balonmano”, rememora. Eligió las canastas. A los 19 inició el sueño de ser profesional. El exalero y actual agente de jugadores Quique Villalobos, representante de su compatriota Jon Stefansson, le abrió las puertas en España y llegó muy joven al Valencia. Allí las pasó canutas, porque era un crío, se veía solo la mayor parte del día, y el ajetreo de la Ciudad de Turia poco tenía que ver con su granja, en la recóndita Islandia. Echaba de menos a sus ovejas.

El caso es que cuando Tryggvy acaba cada temporada, se vuelve a su pueblo, donde le esperan 350 ovejas, cuatro caballos y un perro, de nombre Sesar. Allí no para de madrugar y atender el trabajo, los meses de junio y julio. No desaprovecha el tiempo y también está estudiando Económicas. Además, tiene grandes conocimientos de electricidad. Porque en su casa no hay suministro de luz, se la tienen que fabricar con un generador a partir de la cascada de agua. “Mi padre hace de todo, pero no domina el tema eléctrico, así que tuve que estudiar para ayudar en ese apartado”, explica. Nada tiene que ver esa vida de calma con el día a día de pabellones españoles llenos de ruido. En Islandia también se afanan por limpiar el pescado, unos ejemplares similares a los salmones, y envasarlo al vacío para su venta.

Hlinason, con algunas de sus ovejas

Es tan apasionante su historia que hasta la ACB le dedicó un documental, Kindur, ovejas en su idioma, con la colaboración del exjugador Rafa Martínez. “Como me dice mi madre, es el mejor sitio para cargar baterías mental y físicamente. No le falta razón”, comenta esta torre de 2,15. No considera que se trate de un trabajo, sino de unas vacaciones con tareas. Lo que quiere hacer más adelante es comprar granjas viejas, acondicionarlas y que trabajen en ellas la cantera islandesa. Allí, perdido de la civilización, ajeno a los bocinazos, el rechinar de zapatillas, los gritos, los pitidos de los árbitros.... es el hombre más feliz del mundo. “Me gusta estar con gente hablando y haciendo cosas, pero una de las mejores sensaciones es salir en bici a las tres de la madrugada con luz natural, sin ruido y disfrutando esa paz que no puedes encontrar en casi ningún otro lado del mundo”, describe. Le encanta salir a pescar, practicar paddle surf y nadar en el lago al coloso nórdico, uno de los tipos más educados que han pasado por Miribilla.

Su mirada inmediata abarca el partido de hoy (12:30 horas, Movistar+) en casa ante el Madrid, que parece salir del letargo en los últimos tiempos, aunque ha sido un golpe duro la baja de Feliz. Garuba también está fuera por lesión. “En Murcia jugamos un partido muy irregular, primero muy mal, luego muy bien y al final nos caímos un poco ante un equipo con mucho talento”, reconoce Hlinason. El ‘cinco’ cree que el Bilbao Basket debe “arrancar mucho mejor” el partido ante los blancos para poder tener opciones de victoria. “Lo importante es no desconectarse, estar siempre cerca en el marcador porque si vas 20 abajo es muy difícil remontarlo. Queremos estar ahí hasta el último minuto”, reconoce.

El pívot, en la granja con uno de sus cuatro caballos

El gigante del Bilbao Basket, que comparte posición con Jones y el exmerengue Sylla, quiere aprovechar la “energía positiva” creada en La Casilla el pasado miércoles en FIBA Europe Cup ante el débil Balkan, una experiencia “muy guay” que también ha servido para que los jóvenes como Rubén Domínguez “hayan enseñado de lo que son capaces”. Centrado en el choque ante los de Chus Mateo, Hlinason reconoce que tiene “muchas ganas” de volver a medirse con Tavares. “No tienes nada que perder y todo para ganar, ya son siete años seguidos ante Tavares y eso para mí siempre es un reto, una prueba para ver mi nivel”. Tendrá por primera vez enfrente a Ibaka en un rival “con jugadores de primer nivel en todas las posiciones”.

Hlinason asegura que en casa “podemos ganar a cualquiera” y la demostración está en la primera jornada liguera en la que Leyma Coruña acabó ganado al propio Real Madrid. Cuestionado sobre los arbitrajes que suelen cargar de faltas personales a los hombres grandes como es su caso o el de Tavares, Hlinason reconoce que “a veces es frustrante, injusto”. “En Europa no hay muchos jugadores como nosotros y existe el típico pensamiento de que al ser grande tenemos que hacer más faltas. Intento ser limpio y también hago faltas, en los dos primeros partidos he tenido mala suerte. En la ACB hay muy buenos arbitrajes, no he tenido suerte estos dos partidos”.

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