BALONCESTO

Laso: “Me siento bien, no hay prisa por volver a entrenar”

El vitoriano habla de su carrera y su salida del Real Madrid y explica que la opción del Estrella Roja le sorprendió porque no hubo llamadas.

Vitoria
MARIANO POZODiarioAS

Pablo Laso Biurrun (Vitoria, 55 años) acudió a la llamada de la Federación Vasca de baloncesto, y más en concreto de su presidente Luis Mari Sautu, para participar en un ciclo de conferencias en el marco del XI Congreso Ibérico y IV Congreso Iberoamericano celebrado en el Palacio de Congresos Europa. Con aspecto saludable, menos kilos que hace un par de meses, y abrazándose con todos sus conocidos, participó en la sesión del sábado junto a Made Urieta (Kutxabank Araski y asistente de la selección femenina absoluta) y Pepu Hernández, leyenda de los banquillos en el baloncesto español y actualmente vinculado a la Federación Española de nuevo.

Desde el jueves se ha analizado la vertiente científica del deporte de la canasta a través de cinco sesiones con expertos de todo Europa. Docentes, entrenadores, jugadores, estudiantes, directivos, medios de comunicación y patrocinadores han tomado parte en el evento con gran éxito de participación. No suele prodigarse mucho Laso en este tipo de citaciones pero, al ser en Vitoria, se animó a venir. Ayer estuvo presente en el Baskonia-Olympiacos y hoy ha dado una conferencia ante cerca de cien personas. A dos manzanas del Palacio de Congresos está el colegio en el que se formó desde niño, el de San Viator. Desde muy cerca del Europa se puede ver el patio donde Pablo Laso dio sus primeros botes con un balón de baloncesto.

Pantalón oscuro y polo blanco, barba bien cuidada y ganas de departir con los presentes. Más de una hora de comparecencia para destripar su forma de ver este deporte, casi siempre de pie y moviéndose por el escenario. “Estoy aquí engañado correctamente. No me suelen gustar estas cosas pero me he dejado engatusar por una serie de amigos. ‘Mi baloncesto entre la acción y la pasión’ es el título de la charla y creo que pega perfectamente con mi visión de este deporte”, comenzó en su alocución. También es verdad que igual yo le habría puesto otro titular. Laso estructuró su charla en tres pilares: su trayectoria personal, su visión de lo que es el juego y la gestión de lo que para un entrenador es importante. Se apoyó en tres fotos: una con el Caja de Álava de jugador, otra en el banquillo del Real Madrid como entrenador y la tercera, charlando con Florentino Pérez en un vestuario.

Comenzó hablando de sus inicios en Vitoria. “Recuerdo haber tenido que quitar nieve para poder jugar. Yo era muy bueno al fútbol pero me pasé al baloncesto. Y, en contra de los que se suele contar, no fue por mi padre. Mi primer reto fue tratar de jugar en el Baskonia. Empecé con Juan Pinedo en Sanvi, luego estuve estudiando en Estados Unidos y, a la vuelta con 16 años, Xabier Añua me llamó para el Baskonia y viví una de las etapas más bonitas de mi vida. Jugué contra Corbalán y tuve la suerte de aprender de muchos entrenadores. Pasé por el Madrid, la selección y otros equipos para completar una carrera que cualquiera hubiera firmado. Yo, cuando era crio, por supuesto que lo habría hecho. Eso marcó totalmente mi carácter. La verdad es que al cole mucho no iba. No era mal estudiante pero tampoco un crack y fui profesional muy pronto. Igual me conocen más en el bar de los cafés”.

Una vez retirado se pasó a los banquillos. “Yo cuando jugaba solía ir a clinics de entrenadores. Recuerdo uno de Messina cuando tenía treinta años. A mí lo que me gustaba era jugar, de hecho me habría gustado seguir haciéndolo pero, obviamente, no se podía. También creía que tenía que devolverle algo a este deporte. Yo fui a San Antonio a aprender pero me llamaron desde Valencia. Luego me marché a Santander. Me llegaron a consultar una mañana si me parecía bien que la propiedad comprara o no el Racing de fútbol. Me hicieron dieciséis llamadas perdidas durante un entrenamiento, pero los recuerdo con mucho cariño. En San Sebastián también estuve muy a gusto con Miguel Santos. De ahí di el salto al Real Madrid donde he estado once años”.

Sobre su idea del baloncesto, aseguró que ve que “es un juego continuo en el que lo más importante suele ser la defensa porque el ataque va vinculado a lo que has hecho atrás. Los que atacan mal también defienden de manera deficiente por lo general. Por eso tú debes ir decidiendo lo que le vas a pedir a cada uno. Yo no le puedo comentar a Tavares que suba el balón. Está claro que el entrenador se tiene que adaptar a lo que tiene en su plantilla. El Partizán perdió en Vitoria siendo mejor porque no tenía un base puro. No demostraron una idea de juego clara y el Baskonia sí. Como me escuche Obradovic, que seguramente es ahora el mejor entrenador de Europa, me mata pero es lo que pienso. Le aprecio mucho porque, además, me entrenó. También le dije a Messina que la charla no me había convencido mucho. Luego me demostró que algo sí había aprendido. Ayer contra el Olympiacos, a falta de 40 segundos para terminar y con Howard fuera, me preguntaron si yo le hubiera puesto en ese momento o no. Y les respondí a mis amigos que sí a pesar de que apenas había metido en toda la noche. Sí o sí. Entró y consiguió un triple y eso habla muy bien de Peñarroya”.

Sobre la pasión que siente con este deporte, mostró doce fotos con gestos histriónicos durante los partidos y dijo que “yo no soy así, os lo juro. Pero cuando estoy en el banquillo lo vivo con pasión. Va dentro de mí, me mosqueo hasta cuando veo los partidos por televisión. La primera vez que vine a Vitoria como entrenador del Madrid me empezaron a insultar. Miré a la grada y vi a un tipo que conocía de toda la vida. A las cuatro semanas me lo encontré en un bar y me pegó un par de abrazos. No iba contra Pablo Laso sino contra lo que significaba Laso aquel día. Eso es pasión y por ello no me sentí mal en absoluto. Si no tienes pasión por el baloncesto no se la puedes transmitir a tus jugadores, bajo ningún concepto”.

La conferencia terminó hablando sobre la gestión en el día a día. “El entrenador se siente muy solo a menudo. Solo ante el club, los agentes, los padres, la prensa, los jugadores y otros frentes. Si tú esto no lo aceptas, vas mal”, señaló. De fondo, una foto con Heurtel. Y entró de lleno en el caso. “Pablo Laso no descartó a Heurtel, la verdad es que el jugador se quitó solo. Pero, ¿vosotros os creéis que yo retiré a este jugador sólo por salir una noche? Sería de tontos, Thomas es uno de los cinco o seis mejores jugadores que he entrenado en mi vida pero mi manera de ver el baloncesto es la de que somos un equipo que gana y que pierde, todos juntos. No vale lo de que hemos ganado y ellos han perdido”.

Más detalles. “Yo al delegado del Madrid le decía que pusiera los entrenamientos a las diez de la mañana y me daba igual que hubiéramos llegado unas horas antes desde Tel Aviv. A mí tampoco me apetecía tener que levantarme pero son decisiones que tiene que tomar un entrenador. Por supuesto que me apetecía quedarme en la cama unas horas más pero hay que tomar decisiones y llevarlas a la práctica. Te pagan para eso. Y gestionar no es controlar, incluso a la hora de tener que planificar los viajes. La idea es la de convencer a los jugadores de cómo hay que hacer las cosas y no ordenárselas sin más”, añadió.

Pablo Laso habló muy bien de la Selección española. “Este verano yo los vi fuera contra Lituania pero pienso que luego, al final, estuvieron muy bien. Eso tiene mucho valor porque es verdad que la victoria es importante pero la claves son que se creó un grupo, un núcleo y un equipo. De lo que más orgulloso me siento de mi paso por el Real Madrid es que hice un equipo con un estilo y una filosofía reconocible. Esas son las cosas que dejan huella, hay que poner en pie unas señas de identidad”, comentó un hombre que sigue siendo el seleccionador de Euskadi. Habló en casa y la gente se lo agradeció profundamente.

Llegó el turno de ruegos y preguntas. “Cuando llegué al Madrid conocía perfectamente a los jugadores. Como me gusta el baloncesto lo suelo ver casi todo. Tenía una idea clara de lo que quería hacer. Los dos Sergios eran unos bases increíbles. Fichamos a Carroll porque necesitábamos ese tipo de jugadores. Luego teníamos una estrella como Mirotic y a jugadores que ayudaban en todas las facetas para dar consistencia a nuestro juego. En el puesto de cinco había algo de batiburrillo. Una de las claves fue ensamblar a Carroll, hacer entender la idea a los bases y luego crecer mucho en torno a Mirotic y Felipe. Yo no quité a Tomic, es incierto. Sólo pensaba que era mejor contar con Slaughter en ese puesto pero fue una decisión mía, de entrenador. Y lo de dar oportunidad a los jóvenes creo que es algo que hay que hacer sí o sí, en todos los equipos”, justificó.

Cuestionado sobre su jugador favorito, no lo dudó. “Para mí Doncic es ahora el mejor del mundo”. También reconoció que “hay que aprender de todo, día a día. Hasta de lo que sabes que no vas a hacer nunca. Además no puedo gestionar lo que no puedo controlar”, expresó. También habló de su equipo técnico, que va “desde el fisio que venda a los jugadores hasta el staff más cercano. Suelo tener mucha confianza en todos ellos y se lo trato de transmitir desde el primer día. Si uno de ellos no es capaz de hacer bien su trabajo lo mejor es echarle porque puede lastrar al grupo. Al utillero le digo, por ejemplo, que en los entrenamientos quiero los pantalones de todos del mismo color porque, si no, me vuelvo loco, ¿es eso tan dificil? No, me responde. Pues adelante”, dijo.

“En el Real Madrid trabajaba con tres ayudantes fijos y luego la gente de cantera. He visto técnicos que no llevan los entrenamientos sino que esa es una labor que dejan a sus ayudantes, por ejemplo, Popovich. A mí me gusta controlarlos yo, manejar la batuta”, justificó. “Al jugar Euroliga teníamos cerca de ochenta partidos y en el futuro habrá que variar costumbres que tenemos en torno a los scoutings. Suelo ver dos o tres partidos del próximo rival pero, a veces, hay que saltarse algunos, por ejemplo, de algunos que han disputado contra rivales flojos en su país. Yo preferiría siempre elegir a mis ayudantes pero a veces es el club el que te los pone. En mi caso, con los míos, he estado siempre muy a gusto”, justificó convencido.

Pablo Laso no tiene “prisa para volver a entrenar”. La opción del Estrella Roja le sorprendió ya que no hubo llamadas directas al técnico o a su agente. Puestos en contacto con el club serbio, trascendió que sí estaba en la lista de apetecibles. Incluso recibió algún whatsapp del presidente pero Laso no quiso hacer las maletas. No tiene prisa y “tampoco es cuestión de decir sí al primero que te llama”, comentó el vitoriano a los medios después de la conferencia que ponía colofón al Congreso Iberoamericano de baloncesto que ha acogido Vitoria en los tres últimos días. Como línea editorial de su charla hubo un concepto evidente que él mismo puso encima de la mesa: “no se puede entrenar igual al cadete femenino del San Viator que al Real Madrid. El que piense lo contrario seguro que se equivoca”.

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