Wembanyama, 13 derrotas seguidas

Las cosas no terminan de funcionar para Victor Wembanyama. Al menos, a la hora de justificar esos pronósticos con los que el unicornio llegaba a la NBA. Y es verdad que todo está saliendo según lo planeado: buenos números, minutos organizados de una forma concreta, la cantidad justa de balón para que sea tanto protagonista como compañero y algunas jugadas para él con muchas otras para el resto. Todo ello, además, en una franquicia teóricamente modélica para llevar a cabo los últimos pasos de su formación, con un entrenador perfecto para dar el salto a la mejor Liga del mundo como Gregg Popovich y las cosas claras para convertir a una promesa en una estrella. En teoría, todo cuadra. Las piezas encajan, la estadística no cesa y Wemby va creciendo, o eso parece, paulatinamente, sin prisa pero sin pausa. Pero, entonces: ¿Qué es lo que está fallando?

Da la sensación, y al final es sólo eso, de que el jugador no termina de explotar. Y no se sabe muy bien si es porque está contenido o porque los Spurs deciden que así sea. Y ojo: promedia más de 19 puntos, casi 10 rebotes y roza los 3 tapones por noche. Lleva 8 dobles-dobles y juega bien cerca de la canasta. Pero su capacidad para el lanzamiento está cuestionada (en torno al 45% en tiros de campo y por debajo del 30% en triples), Popovich se sigue empeñando en que tire mucho desde el exterior (más de 5 intentos por duelo) y todavía no le hemos visto ante rivales que producen una cantidad de desgaste físico muy alto. Entre otras cosas, porque los texanos le ponen en pista el tiempo justo (30 minutos de media), le dan pocos balones al poste (donde más produce) y gestionan su figura a la manera de Popovich, un hombre que ha envejecido peor que otros y que da la sensación de que tiene secuestrada una franquicia que le deja hacer lo que quiere mientras él hace lo que quiere. Es lo que tienen las leyendas, que a veces se ven abocadas a finales de moralidad cuestionable.

De una forma u otra, los Spurs cayeron ante los Hawks (135-137) y se van ya a 13 derrotas consecutivas, algo inimaginable en los años dorados de la dinastía. No ganan desde el 2 de noviembre (van a hacer un mes completo sin victorias) y, lo que es peor, eso no parece preocupar a nadie. Hoy estuvieron más cerca: llegaron a ir 15 puntos arriba y todavía mandaban de 5 (117-112) a 8 minutos del final. Y tuvieron opciones hasta el último instante: Jeremy Sochan, que cuajó una gran actuación, robó un saque de banda de los Hawks cuando el luminoso ya ofrecía un marcador que sería el definitivo, corrió a canasta y chocó contra Trae Young. Los árbitros señalaron, con acierto, falta en ataque. Y ahí murieron las opciones de los Spurs, que lo intentaron hasta el final pero se quedaron en nada. Como farolillos rojos de la Conferencia Oeste. Hundidos en el firmamento. Muy lejos de lo que en su día fueron.

Trae (con alguna foto con Wembanyama para el recuerdo) cuajó un partido excelso, maravilloso, rematado por esa actuación defensiva al final: 45 puntos, 4 rebotes y 14 asistencias. Fue secundado por Dejounte Murray (24+3+2, con 5 robos) y lideró a un equipo en el que todo el quinteto titular se fue a dobles dígitos, se lanzó por encima del 50% en tiros de campo, del 40% en triples y del 85% en tiros libres. Los Hawks, que atraparon menos rebotes (37 a 47) y dieron menos asistencias (24 a 34) que los Spurs, se aprovecharon de las 21 pérdidas de sus rivales para hacer mucho daño y sumar de forma gratuita. Y consiguen, por cierto, una victoria que sabe a gloria tras caer ante Celtics y Cavaliers en duelos consecutivos y teniendo que jugar ante los Bucks y en Milwaukee el próximo encuentro. No se podía escapar y así ha sido: 9-9 y novena posición de la Conferencia Este. Nadie esperaba menos de ellos. Pero tampoco mucho más.

En los Spurs, un poco lo de siempre, estadística insulsa y para sumar currículum, que no victorias. 22 tantos y 11 rebotes de Keldon Johnson, 11 de Zach Collins, 33+8+6 de un Sochan increíble, titánico, maravilloso (12 de 14 en tiros de campo y 3 de 3 en triples), que cuajó uno de los mejores partidos de su carrera jugando en su posición, la de ala-pívot y no la de base, como muchas veces se empeña Popovich de forma incomprensible; y 25 de Devin Vassell desde el banquillo. Y, ya se sabe, algo de Wembanyama: 21, con 12 rebotes, 2 asistencias, 2 robos y 4 tapones, con 9 de 16 en tiros de campo... y 1 de 5 en triples. Además de un mal último cuarto, en el que apenas sumó 3 puntos, con 1 de 5 en el lanzamiento y 0 de 3 en el exterior, otra tónica incomprensible, el hecho de que lance más triples (lo que peor se le da) cuanto más apretado esté el encuentro. En definitiva, victoria de los Hawks y derrota, otra más, de los Spurs. Y ya van 13. Tela.

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