MAVERICKS 110-CAVALIERS 113

Un patinazo en el peor momento

Los Mavericks perdieron una ventaja de 20 puntos y colapsaron en los últimos minutos contra unos Cavs en cuadro. Mal último cuarto de Doncic.

Los Mavericks, incluso con Kyrie Irving fuera de juego en los últimos diez partidos, están mejor que la temporada pasada porque han cambiado cosas. Son un equipo más físico (por fin) en las alas con jugadores como Dante Exum y Derrick Jones Jr; Han encontrado en Dereck Lively al pívot-ancla que necesitaban con desesperación. Juegan mejor los finales apretados (un lastre el pasado curso) y, demonios, Luka Doncic parece todavía mejor, por difícil que eso pudiera parecer. Por eso son un equipo estable (ahora 18-13) en el Oeste. No han hecho grandes proezas contra los mejores de la Liga, pero han sido eficientes y casi infalibles contra los parecen por detrás de ellos. No es un poco, no desde luego en fase regular. Pero justo eso, esa virtud de no fallar en los días que llevan escritos por los cuatro costados victoria a tiro, saltó por los aires en la visita de Cleveland Cavaliers (110-113). Un colapso inesperado y difícil de explicar dejó sin victoria a los texanos, que hoy completan back to back con visita a los Timberwolves, el líder del Oeste y unos lobos que este año sí son muy feroces. Si se permite el topicazo.

Sobre el papel, los Cavs no son peores que los Mavs. Son algo parecido a ellos en el Este: un outsider, un aspirante a aspirante con un proyecto que da vueltas a cómo dar siguiente gran salto, el más importante (y difícil) de todos. Pero esta noche sí lo eran: están jugando sin Evan Mobley y sin Darius Garland (lesionados de largo alcance) y no se recuperó a tiempo Donovan Mitchell, que se ha perdido ya cuatro partidos por enfermedad y estaba en el banquillo, vestido de calle. Absolutamente mermados, parecían una víctima con luces de neón en la guarida de esos Mavs que venían de lucirse (un partido histórico de Luka Doncic) en pista de Phoenix Suns en la señaladísima jornada de Navidad. Durante muchos minutos, el guion se ciñó a esa premisa: 50-30 en el segundo cuarto, 105-96 (más apretado pero todavía por delante) en el ecuador del último parcial para unos Mavs que solo habían estado por detrás en el 6-7 inicial. Pero que perdieron.

De forma increíble: desde ese 105-96 se pasaron casi seis minutos sin anotar, un colapso dantesco que se tradujo en un 0-15 para los Cavs, 105-111 antes de que Doncic anotara cinco puntos en un tirón final sin premio. Después de un triple del esloveno (110-113), Georges Niang falló dos tiros libres y dejó ocho segundos para que los Mavs buscaran la prórroga. Pero Caris LeVert se pegó a Doncic, Jarrett Allen lanzó el dos contra uno olvidándose de un Lively que seguía en pista pese a que solo valía un triple, y la bola acabó en Seth Curry, que falló a la desesperada. Así, lanzando ayudas y obligando a Doncic a jugar sin balón y al resto de los Mavs a crear los puntos, remontaron los Cavs en la segunda parte. Y así ganaron en la última posesión.

Antes, LeVert había dirigido la carga desesperada de los Cavs (41-59 en la segunda parte) con 15 puntos en el último cuarto y ocho de los últimos once de su equipo, incluido el triple con el que se pusieron por delante (105-107). El escolta acabó con 29 puntos y 7 asistencias. Y Jarrett Allen con 24, 6 y 23 rebotes, una actuación fantástica (9 rebotes de ataque él, siete en total los Mavericks) con la que hizo recordar que Lively es todavía un rookie de 19 años y va a tener noches así (4 puntos, 4 rebotes, 4 faltas). Además, Okoro anotó 22 puntos y Niang 16 para unos Cavs que brillaron en el formato forajido, a golpe de rabia. Así han conseguido amasar un 3-1 en los cuatro partidos que se ha perdido Mitchell y cinco victorias de seis posibles después de tres derrotas seguidas, cuando parecía que el cielo iba a desplomarse sobre sus cabezas tras las lesiones de Garland y Mobley. Ahora están 18-13 (mismo balance que los Mavs) y sextos del Este (mismo puesto que los Mavs).

Visto el arranque de partido, anotando a su antojo cerca del aro, y esas ventajas que llegaron a veinte puntos, la derrota tiene difícil explicación desde el lado de los Mavs, más allá de que les falló esa matemática del triple en la que tanto basan su juego y con la que tantos partidos han ganado en los últimos años: 10/37 ellos (2/12 entre Hardaway Jr, Jones Jr y Exum) por el 17/43 de los Cavs. Un +21 desde la línea de tres que, sobre todo, explicó por qué los Mavs no pudieron romper el partido definitivamente antes de su colapso final, un desastre que curiosamente llegó con Doncic en pista, justo después de un descanso del esloveno más largo de lo habitual en el último cuarto. Los Mavs ganaron esos primeros seis minutos sin él, y su regreso coincidió con el gran desastre. Antes de sus dos canastas finales, falló cuatro tiros y perdió una bola.

En total, Doncic solo anotó 10 puntos en la segunda parte y acabó con 39 porque había firmado un primer cuarto prodigioso. Otro más: 20 puntos, 8/13 en tiros y dos asistencias. Curry sumó 10 nada más entrar en pista y acabó con 19 y la mitad de los triples del equipo (5/9). Pero en el último cuarto, entre los dos se quedaron en un 2/11. Doncic terminó con esos 39 puntos, 7 rebotes, 6 asistencias y un 14/29 en tiros (3/10 en triples, solo uno después del primer cuarto). Y lleva metidos treinta o más en catorce de sus últimos quince partidos. Son números excepcionales, cómo no, pero afeados por ese último cuarto de desconexión e impotencia. Un mal trago a las puertas de ese paso por el dentista que supone, ahora mismo, la visita a Minnesota. Veremos hasta donde llega allí un Doncic que (cosas de la ausencia de Kyrie) está jugando ya más que nunca: por encima de los 37 minutos por noche en pista. Más que cualquier otro jugador franquicia y solo menos en toda la Liga que Fred VanVleet (38) y Tyrese Maxey (37,4). Un asunto a seguir con atención.

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