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Se confirma el reinicio: Doc Rivers entrenará a los Bucks de Antetokounmpo

El entrenador, campeón con los Celtics en 2008 pero con la reputación dañada en los últimos años, será el encargado de dirigir a los Bucks de Antetokounmpo, a los que llega en un momento delicado.

Rob FergusonUSA TODAY Sports

Los Bucks se la juegan. Tras unas horas de incesantes rumores, la franquicia de Milwaukee ficha a Doc Rivers como entrenador. Un movimiento arriesgado al que le precede al despido de Adrian Griffin, que apenas ha durado unos meses en la NBA. Es el tercer técnico del equipo en menos de un año, después de que en verano despidiera a Mike Budenholzer, hacedor del anillo de 2021, tras la dolorosa derrota ante los Heat en primera ronda de los playoffs (4-1). Rivers llega a la entidad en un momento complejo, en una crisis estructural enorme y con muchas filtraciones en las últimas horas que han apuntado directamente a Giannis Antetokounmpo, estrella del equipo. El griego, inmerso y criado en la era de los jugadores empoderados, ha manejado los movimientos de la entidad entre bambalinas, tomando parte en las decisiones directivas a cambio de una renovación que finalmente llegó una vez confirmado el fichaje de Damian Lillard y a razón de un suelo millonario: 186 millones de dólares en tres temporadas.

Desde entonces, la situación de los Bucks no ha sido mala, pero tampoco buena. Con el anillo como objetivo y plantilla para ello, dejaron escapar a Jrue Holiday (otro de los nombres propios del anillo de 2021) para fichar a Lillard, que ha alternado momentos brillantes en ataque con desastres absolutos en una defensa que era el santo y seña del equipo en los últimos años. Los Bucks están en una lógica segunda posición de la Conferencia Este con un récord de 30-13, pero lejos de los Celtics (que se llevaron a Jrue) tanto por números (los verdes van 3,5 partidos por delante) como por sensaciones. Es más, la derrota en el Garden el 23 de noviembre vino acompañada de una discusión pública que ya dejó entrever que las cosas no iban demasiado bien en el seno de la entidad. No ha sido la única señal que predecía al desastre: en octubre, Terry Sttots, veterano entrenador que tiene una reputación como asistente, se fue de los Bucks por la puerta de atrás y pocas explicaciones apenas unas semanas después de fichar como parte del cuerpo técnico. Algo tuvo que ver el ex de los Blazers para irse de una forma tan extraña y que supuso, claro, un duro golpe para los de Milwaukee.

En las últimas horas se ha señalado el enorme poder que atesora Giannis dentro de la franquicia. Uno de los rumores, que en la NBA pronto se convierten en hechos, dice que Antetokounmpo vetó la llegada de Nick Nurse, que acabó en los Sixers de Joel Embiid. Ese parece ser el motivo principal por el que los Bucks se decantaron por Griffin, sin experiencia como primer entrenador pero con buen trato con los jugadores, una sensación que cada vez confluye más con la de ser manejable por las estrellas, en este caso por el griego. Los Bucks le han dado todo a su estrella (el fichaje de Lillard, la renovación de su hermano Thanasis, los movimientos incesantes en el banquillo) y ahora ven como la química que quedaba se desmadeja y el propio Giannis se hace, ya no con el poder, sino con el control total (o eso parece) de la franquicia. Un jugador generacional, con un físico asombroso e inédito, que promedia 31,2 puntos, 11,5 rebotes y 6,1 asistencias y que emocionó al mundo con sus lágrimas en el anillo de 2021, el primero de los Bucks en 50 años, pero que últimamente se ve envuelto en rumores que afectan a la entidad y a decisiones extrañas, además de alguna escena bastante bochornosa (el balón que se quería llevar, yendo al vestuario de los Pacers a por él), que están dañando su reputación.

Llega un viejo conocido

El fichaje de Doc Rivers, que estaba actuando como consultor del equipo (algo que no se ha hecho público hasta ahora) y comentarista de la TNT junto a Mike Breen (tras la salida de sus acompañantes habituales, Mark Jackson y Jeff Van Gundy), supone un órdago por parte de los Bucks, que se la juegan con un rostro conocido, pero cuya reputación pende de un hilo en los últimos años. Fracasó con los Clippers y con los Sixers, dos proyectos de envergadura enorme que se quedaron en nada por errores propios y ajenos. En sus inicios, se hizo un nombre en los Magic (de Tracy McGrady y lo que quedaba de Grant Hill), con los que ganó el premio a Entrenador del Año en su primera temporada. Y en mitad de su carrera se convirtió en un icono en los últimos Celtics campeones, los de 2008, el único anillo de los verdes desde 1986 y también, claro, el único que han conseguido. Ese entorchado supone el colofón de una carrera estropeada por eliminaciones tempranas, dificultades para sostener ventajas claras, líos de rotaciones constantes y bajón de sus equipos en el momento de la verdad.

Rivers, conocido por ser un buen tío y tener un excelente trato con los jugadores, tiene trabajo por delante. Levantar la moral caída de un equipo, forjar una alianza, tener una identidad y olvidar lo ocurrido en la franquicia en los últimos tiempos, tanto a nivel interno como deportivo, con la eliminación en semifinales del In-Season Tournament ante los Pacers también en el recuerdo. Eso lo sabe hacer bien el técnico, que tiene a sus espaldas más de 20 años de experiencia en los banquillos, fue elegido uno de los 15 mejores entrenadores de la historia y tuvo un gran papel como jugador, especialmente en los Hawks. Ahí no es donde está el problema: es en el final de la temporada, cuando llegue el momento de la verdad, cuando todo se decida por cuestión de ajustes y decisiones importantes. Ahí tendrá que estar a la altura un técnico que ha estado a la deriva recientemente, superado por la situación y siempre señalado como uno de los culpables de todos los males y, a la postre, como chivo expiatorio de sus dos últimos proyectos, en Clippers y Sixers. Veremos cómo se maneja en su nueva aventura. Y con Giannis, claro. Una estrella cada vez más señalada que no está haciendo bien ni a los Bucks ni a sí mismo últimamente. Por lo que sea.

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