NBA | PISTONS 117 - LAKERS 124

Reaves cierra la gira de los Lakers con acierto en el momento justo

Los Lakers vencieron en casa de los Pistons con un buen partido de LeBron y Davis y la canasta decisiva de Austin Reaves para asegurar el resultado.

La revitalización de los Lakers vivía un test casi imprescindible en la gira por el Este. Las ocho victorias en diez partidos con las que ilusionaron a sus seguidores tenían que asentarse con algunas más en este enlazado de partidos fuera de casa. La pena es que se juntaron los rivales, como no podía ser de otra forma, con una fiebre que debilitó a Anthony Davis y el habitual descanso a LeBron James para desbaratar los planes que se tenían. Pese a los problemas encontrados, 3/6 no parece nada mal resultado. A la espera del clásico de la NBA contra los Celtics, ya en el Crypto este martes, perder en casa de Cavaliers, Raptors y Sixers es algo que se puede dar por aceptado considerando que se ganó en las de Bucks y Wizards y, por último, también lo han hecho en la de los Pistons. El colista de la Liga (sólo lleva siete victorias) dio más lata de la que seguro que los de Darvin Ham esperaban. Un triunfo trabajado hasta el final éste, en el que el peor equipo de esa conferencia no se resquebrajó, que obligó a sacar el salvavidas de Austin Reaves para asegurarlo. Los californianos vencieron 117-124 con la ayuda de su dúo de cabecera, LeBron (35) y Davis (34), y teniendo enfrente y a un gran nivel a uno de los posibles fichajes -pese a renovar hace poco, Detroit ha empezado a ofrecerle en el mercado- en el futuro cercano: Bojan Bogdanovic, autor de 38 puntos.

Los Lakers comenzaron con fuerza. La ayuda que aportó Walker (18), con ocho puntos en la apertura, abrió el camino para que James viera espacios y se sintiera con ganas extra para atacar el aro. Recordemos que era el primer enfrentamiento cara a cara entre el de Ohio y Stewart, el pívot de los Pistons, después del infame episodio del codazo y tángana que tuvo lugar hace un año. El equipo visitante se ponía diez arriba con facilidad y entraban la mayoría de los tiros. La pena para ellos es que las rotaciones también cuentan y, en ese caso, se descompensó la racha con la salida de la segunda unidad. Westbrook fue el único que sacó algo de brillo al balón, pero los Pistons se metieron de nuevo en partido antes de que acabara el primer cuarto. En el inicio del segundo, por contra, la aparición de LeBron de inicio y una maravillosa sincronización con Russ durante varias jugadas estiraron de nuevo la ventaja casi hasta la decena. Depende de con quién te juntes, como en tantos ámbitos de la vida. Antes de llegar al descanso intervino Reaves, suplente, con un triple a la contra para dar el carpetazo a la primera mitad, una total premonición de lo que se vería en la segunda parte.

Los Pistons sufrieron por dentro. Davis recibía más balones que el principio y la misión era que los ataques los terminara él, cosa que acató con gusto. Los angelinos se despegaban otra vez, sin velcro en el marcador, para capturar la decena a su favor con aparente facilidad. Al trabajazo que había hecho Ivey (16) en la segunda manga tenía que haber relevo y Bogdanovic fue el que reaccionó. Es el líder ofensivo del equipo y los rumores que corren sobre él y los Lakers sólo afectaron para que el jugador croata hiciera todo el daño posible. Qué racha. En tres minutos cayeron cinco triples y dejó la desventaja en sólo tres. Una racha en la que los compañeros le buscaban estuviera solo o no, marcando jugadas para que corriera por los bloqueos y sacara la ventaja del tirador más experto. El problema adicional que tenían los Lakers era marcarle en exceso y dejar solos a otros, como demostraron también los tiros de Bey o Joseph en esos minutos. En el último periodo los de Ham amasaron una ventaja de ocho puntos a partir de mitad del mismo que tiraron a la basura. Entre Bey, Ivey y Bogdanovic rozaron el empate. Diferencia de dos para los angelinos y posesión para ellos a falta de medio minuto, balón para LeBron con todos abiertos, Ivey cometió el error de cerrarse para ayudar y dejó solo a Reaves en la esquina, que ejecutó con acierto gracias también al pasazo de James a la remanguillé. Con eso Austin fue el héroe.

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