Los Angeles Lakers

¿Por qué Dalton Knecht cayó hasta el número 17 del draft?

Los Lakers se frotan las manos con su ‘rookie’, un tirador letal que ha encajado como un guante y que fue un regalo en la noche de ‘draft’.

Todo lo que pasa en los Lakers se magnifica, claro. Es parte del encanto de la franquicia, del atractivo para las estrellas y también, porque los titulares en prensa (los buenos, al menos) siempre son bienvenidos, para los jugadores que simplemente quieren hacer carrera. Por eso, uno de los nombres propios de la NBA en los últimos días es el de Dalton Knecht, el otro rookie de los Lakers. Mientras todo el foco mediático del verano se ponía en la elección con el pick 55 de Bronny James, un asunto para cábalas que van más allá de lo deportivo, la elección importante, la trascendental, llegó con el número 17: Knecht apuntaba al top 10 del draft pero cayó fuera de la lotería (top 14) porque catorce equipos (que tenían las 16 elecciones anteriores) no quisieron hacerse con él.

LeBron James se encargó de celebrarlo después de la exhibición del nuevo contra los Jazz, cuando le preguntaron cómo habían descubierto los Lakers a su nuevo tirador: “¿Descubierto? Los Lakers no han descubierto nada. Fueron los que elegían las otras 16 veces los que la jodieron. ¿Nadie le vio jugar? No descubres al Jugador del Año de la SEC. Yo ya lo dije cuando le vi en Tennessee. Lo dije el año pasado, pero luego la gente en internet dice que me invento las cosas. Dicen que miento, pero lo dije”.

Y eso en un draft de perfil muy bajo, con pocas certezas y, a priori, menos talento para la parte alta de lo que es habitual. Y contando con que Knecht fue elegido Jugador del Año en la poderosa SEC después de una temporada excepcional con Tennessee: más de 21 puntos por noche con casi un 40% en triples. Un grandísimo anotador, un tirador de rachas superlativas, ¿apartado de los primeros puestos de un draft flojo en una NBA en la que el tiro de tres es el principal instrumento de trabajo desde hace años?

Parecía un regalo para los Lakers, y el inicio de temporada lo está confirmando. En pretemporada ya tuvo una de sus combustiones, un partido de 35 puntos contra los Suns en el que enlazó 20 seguidos entre el último cuarto y la prórroga. Ahora, es uno de los aspirantes a Rookie del Año: promedia 11,3 puntos en más de 21 minutos en pista por noche y está en un brillante 46% en triples. Eso no cuenta toda la historia: en los últimos cuatro partidos ha sido titular, gracias a las lesiones (especialmente la de Rui Hachimura) que se acumulan en los Lakers, y se ha disparado a 24,3 puntos de media con 21 triples totales en esas cuatro fechas (más de cinco de media). Y con un acierto descomunal: 21/31.

Los Lakers necesitaban un alero como Knecht, un jugador que abre la pista solo con su presencia y genera espacios para dinamizar un ataque mucho más sofisticado y estructurado con JJ Redick, que está convenciendo en su estreno como entrenador (seis victorias seguidas y 10-4 para los angelinos). El forward no es un jugador todavía redondo, ni mucho menos. En defensa tiene mucho que mejorar para, como mínimo, no ser un problema, y tampoco tiene trazas todavía de generador al estilo point-forward. Pero ya es muy valioso como anotador. Por su confianza, sus rachas, su rango de tiro y también su movilidad y sus finalizaciones cerca del aro. Y por noches como la que firmó contra Utah Jazz: 37 puntos, 9/12 en triples; Y 21 puntos en un tercer cuarto en el que puso a todo el público en pie con una racha tremenda de cuatro triples seguidos.

Ya es uno de los favoritos de la afición de L.A., tiene la confianza y la bendición de LeBron James y Anthony Davis y cada vez cuenta más para JJ Redick. Así que la pregunta es obvia: ¿por qué nadie eligió antes a Knecht en el draft de 2024 y el alero cayó hasta el puesto 17? Esa fue la suerte de los Lakers. Por partida doble. Los Pelicans, para rematar lo que recibieron en el traspaso por Davis, tenían derecho a intercambiar con los Lakers la primera ronda de 2024 o la de 2025. Eligieron esperar, con la expectativa de que un LeBron más veterano bajara su rendimiento y un equipo con problemas para moverse entre el presente y el futuro entrara en crisis. Por ahora, los Lakers son mejores que los de hace un año, así que los Pelicans quizá (queda mucho) jugaron mal sus cartas. Con una elección que pudo ser de los de Luisiana, en todo caso, Knecht acabó en L.A. Los Lakers no van a quejarse.

La razón principal por la que el mejor jugador de la SEC cayó en el draft pese a una gran temporada, y un torneo que cerró con 37 puntos (de los 66 de su equipo) en la derrota de Tennessee en el Elite 8, es la edad: Knecht tiene ya 23 años y era uno de los jugadores de más edad de todos los que se presentaban al pasado draft. Muchos ojeadores dan una importancia capital a este factor, ya que se cuenta con que los chicos más jóvenes tendrán más capacidad para disparar su techo y desarrollar un potencial mayor. Por eso a veces se quita valor a otros de los que se cree que ya son lo que se ve, que no hay mucho más que rascar y que, de hecho, parte de su éxito en la NCAA podría haber estado vinculado a su mayor desarrollo físico por no dar el salto a la NBA antes.

Jonathan Givony, el experto de ESPN en draft y talento joven, aseguró que este era, literalmente, el caso de Knecht: buenos exámenes físicos, ninguna lesión preocupante, entrevistas impecables, entrenamientos privados productivos… pero 23 años. Con, además, una explosión tardía. Cuando cerró su periplo de instituto en Colorado, no tuvo ofertas de universidades importantes y se lanzó a la vía del Junior College, universidades menores en las que se hacen estudios de dos años que luego hay que complementar, muchas veces, con el salto a otros más completos para tener un título universitario como tal. Después de dos años, saltó a la NCAA en 2021 con Northern Colorado. Allí pasó dos años en los que comenzó su descorche: 13,3 puntos de media en el primero, 23,9 en el segundo. Con un año más de elegibilidad universitaria gracias a las normas excepcionales que siguieron a la pandemia, optó por, ya sí, intentarlo con cosas muy serias para el curso 2023-24, con Tennessee.

Así que los expertos de muchas franquicias veían a un jugador ya mayor, que solo había jugado una temporada en la elite universitaria de verdad, que había comenzado a brillar tarde y que, para colmo, anotaba sin parar pero era lento y poco intenso en defensa y tampoco se esforzaba por asistir a sus compañeros (1,8 asistencias de media con los Volunteers). Todo eso pesó más que, por ejemplo, sus 40 puntos a Kentucky o sus doce partidos de al menos 25. Se dudaba, en fin, de cómo iba a trasladar su juego (sin mucha creación, sin apenas defensa, con una explosión física tardía) al nivel profesional.

Para muchos ojeadores, siempre es más sugerente elegir a un defensor brillante sin buena mano para intentar que progrese lo suficiente como tirador que quedarse con el que anota de tres sin problemas pero tiene carencias defensivas. Al menos, en la zona más alta del draft. Y así, entre unas cosas y otras, Knecht acabó en el pick 17 y los Lakers se frotaron las manos. Ya es una de las sensaciones jóvenes de la temporada y un tirador peligrosísimo. Y dentro del vestuario aseguran que trabaja sin parar y absorbe todo lo que le están enseñando para progresar como defensor. Si lo hace, su techo puede ser de estrella o casi estrella. Si simplemente consigue no ser un incordio atrás, será como mínimo un especialista muy valioso como tirador.

Eso ya sería una gran noticia para los Lakers y un gran arco de carrera para un pick 17. Pero hay algo en Knecht que lleva a pensar que acabará siendo más que eso. Bastante más. Y con 23 años es mucho más veterano que otros rookies… pero tiene mucha vida NBA por delante. Muchísima.

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