BLAZERS 120-MAVERICKS 131

Otro baile salvaje de Luka Doncic

El esloveno funde a los Trail Blazers con 22 puntos en el primer cuarto y 40+12+10 total. La lesión de Dereck Lively II, la nota (muy) negativa para los de Kidd.

AMANDA LOMANAFP

Los Mavericks son terceros del Oeste y están a solo medio partido del segundo, OKC Thunder. Ahora en 16-9, viajan mañana a las Rocosas para visitar al campeón, Denver Nuggets. Una excelente ocasión para demostrar que son más que un equipo que (no es poco, así se marcha a buen ritmo en regular season) no falla contra los que no tiene que fallar; que asegura las victorias que parecen muy a tiro y rasca unas cuantas de las demás. Eso, insisto, no es poco. Pero los Mavericks pelean por posicionarse en el lado noble de un Oeste que redefine sus jerarquías con algunos ascensos (Timberwolves, Thunder) que parecen cualquier cosa menos flor de un día. Mientras se decide cómo de cerca o de lejos están unos de otros, ellos van haciendo los deberes. Es lo que toca. En Portland, contra unos Trail Blazers en otro universo (6-18) cumplieron de forma saneada: 120-131.

Con disgusto, eso sí: Dereck Lively II, el pívot rookie del que depende buena parte del (en todo caso débil) armazón defensivo de Jason Kidd, se fue en el primer cuarto con un esguince de tobillo. Su baja se suma a las de Kyrie Irving, Josh Green y Maxi Kleber. Pero sin su formato completo, los Mavs pueden ponerse en manos de Luka Doncic y respirar: esta vez 40 puntos, 12 rebotes y 10 asistencias. Un 15/28 en tiros solo ligeramente estropeado por su 4/12 en triples. Su décimo partido con al menos treinta puntos, récord de su franquicia. También es el que más partidos de 35 o más suma para su equipo, ya por delante (79 a 78) de Dirk Nowitzki. Y apila cinco triples-dobles esta temporada, 61 ya en su carrera y ocho de al menos 40 puntos. Más que Wilt Chamberlain (siete) y solo por detrás de Russell Westbrook (13), James Harden (15) y Oscar Robertson (22).

Cada partido de Doncic exige una buena revisión numérica. Casi todos baten o alargan récords, acumulan números que van forjando un currículum que acabará siendo histórico… y en el que las grandes victorias colectivas empiezan a ser obsesión. Todo lo demás es un puente hacia ellas, aunque ese puzle (el más complejo) es el que más lejos están de resolver los Mavericks. Mientras, equipos como lo Trail Blazers no pueden hacer nada contra un jugador que domina los partidos de forma asombrosa y que esta vez llevaba 22 puntos al final del primer cuarto y 30 en el descanso. Con un defensor débil en el exterior como el anotador Anfernee Simons (eso sí, mucho talento: 33 puntos) y Deandre Ayton hundiéndose en la defensa del pick and roll, Doncic jugó a su antojo. Cuando los Blazers pusieron quintetos más pequeños y presionaron para apartar la bola de las manos del base, los Mavs encontraron soluciones para castigar el exceso de cuerpos sobre su jugador franquicia. Atrás estuvieron flojos, vendidos en la zona (72 puntos de su rival) sin Lively. Pero en días así y contra rivales así, no importa demasiado.

Después de un aplastante 24-38 en el segundo cuarto, los puntos de Simons mantuvieron más o menos a tiro a unos Blazers que llegaron a estar a siete (105-112) con nueve minutos por delante. No se acercaron más. Todavía no está precisamente para hazañas Scoot Henderson, el señalado como nuevo jugador franquicia (número 3 del último draft). La esperanza post Lillard está teniendo un muy delicado inicio de curso y que va progresando muy poco a poco (esta vez, 13 puntos y dos asistencias por tres pérdidas). Shaedon Sharpe no tuvo su día y entre Simons y un Jerami Grant que volvía tras varios partidos de baja (27 puntos) sostuvieron un ataque con momentos brillantes cuando fue colectivo y pasador. No es difícil tampoco encontrar agujeros en la defensa de los Mavs.

En todo caso, fue un día más en la oficina para Doncic. Con todo, todo, lo que eso supone cuando se habla de un jugador así. Que batió otra vez a Ayton (7 puntos, todos en el primer cuarto, 10 rebotes), ese pívot de la triste figura que fue el número 1 de su draft y que ya ni siquiera está en el equipo que lo eligió, Phoenix Suns. Así es la vida en la NBA, complicada para unos… y muy sencilla para otros. O eso parece muchas noches para Doncic, desde luego contra rivales que colectivamente no son mejores que sus Mavs. Lo otro, las montañas más difíciles de escalar, son el gran examen pendiente, el último telón que tendrá que caer en los momentos determinantes de los playoffs. Mañana, en Denver, Doncic y sus Mavericks podrán ensayar con fuego mucho más real.

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