Luka Doncic, excesivo por obligación
El esloveno está firmando una temporada monumental, digna de estar en la pelea definitiva por el MVP. Pero, otra vez, los Mavs dependen totalmente de su producción.
La carrera NBA de Luka Doncic está siendo, es obvio, extraordinaria. Por encima (al menos, por la rapidez de los plazos) de lo que incluso los más optimistas podían esperar cuando, después de dominar Europa a su antojo (el MVP más joven de la Euroliga, 19 años recién cumplidos), dio el salto a la NBA como número 3 del draft de 2018. Doncic ha sido cinco veces all star en seis temporadas y va camino de entrar por quinta vez en el Mejor Quinteto. Falta, claro, el gran salto adelante en lo colectivo: su techo con los Mavericks es, por ahora, una final del Oeste (2022). Y en la siguiente temporada, la pasada, el equipo dio un tremendo paso atrás y se quedó fuera incluso de la repesca del play in.
Y queda, claro, el asalto al MVP. Que esta temporada pude estar más cerca que nunca. Porque Joel Embiid va a pasar por el quirófano y no va a cumplir el nuevo requisito de los (al menos) 65 partidos para optar al premio; Y, en todo caso, porque su temporada es monstruosa sin falta de favores del reglamento: 34,8 puntos, 8,6 rebotes y 9,6 asistencias. En puntos y asistencias está en el tope de su carrera, también en porcentaje en triples (37,4%) y desde la línea de personal (78,4%). Está mejorando en los pocos apartados en los que le quedaba margen de mejora.
La carrera de Doncic también es excesiva, en todo el sentido del término, para lo bueno y a veces también para lo malo. Con él, todo va en tamaño XXL. Desde luego el talento y una producción pocas veces vista en toda la historia de la NBA. También los líos, esa tendencia a protestar demasiado, descentrarse si los árbitros se le meten en la cabeza y enfadarse con el mundo... y a veces con aficionados del equipo rival. Le pasó contra los Suns y resurgió un debate que murió muy rápido porque llegaron sus 73 puntos contra Atlanta Hawks.
Excesiva: un día después de meter los 73 puntos a Atlanta, Doncic jugó en back to back contra los Kings. En 24 horas apiló 91 minutos, 101 puntos, 20 rebotes y 24 asistencias. Nunca se había visto nada igual. Con solo un día de descanso, jugó después otros 43 minutos contra los Magic y terminó con 45 puntos, 9 rebotes y 15 asistencias. En cuatro días, en total, había jugado tres partidos y había promediado en ellos 48,7 puntos, 9,7 rebotes y 13 asistencias…. en 44,7 minutos en pista.
Este asunto de los minutos vuelve a ser trascendental. Una de las cosas que los Mavs no parecen capaces de conseguir es depender menos de él, tener un sostén colectivo que permita a Doncic respirar en la regular season. “No podemos someterle siempre a tanta presión, no podemos esperar que sea siempre el salvador”, dijo recientemente Jason Kidd, un entrenador permanentemente cuestionado y que, en lo que le toca, tampoco hace demasiado para evitar la sobrecarga de una estrella que también le salva a él muchas noches. En esta temporada, Doncic está ya en 37,6 minutos de media. Ha adelantado a Tyrese Maxey (37,5), el base de los Sixers, y ya ocupa el primer puesto de toda la liga y en el techo de una carrera donde el máximo hasta ahora han sido los 36,2 de la pasada. Con los playoffs como gran objetivo, la voluntad de que Doncic no llegue a primavera totalmente exprimido es solo eso, voluntad. Esta temporada, además, la comenzó con unos problemas físicos que reconoció que arrastraba desde el curso pasado. Pese a todo, también jugó el Mundial 2023 con Eslovenia.
En diciembre los minutos de Doncic subieron a 39,5 y en enero llegaron a 38,8. Una barbaridad para la segunda estrella (solo por detrás de Joel Embiid) con un usage mayor en la NBA (básicamente, el porcentaje del juego de su equipo que pasa por sus manos). El desgaste, claro, es brutal. Y la producción, histórica. En diciembre, 37,5 puntos, 8,9 rebotes y 11,1 asistencias; en enero, 37,1, 9,2 y 10,4.
Según Matt Williams de ESPN, solo dos jugadores antes que Doncic habían promediado al menos 35 puntos y 10 asistencias en un mes natural (jugando al menos 10 partidos): Tiny Archibald lo hizo tres veces (marzo de 1972, enero de 1973 y febrero de 1973) y Oscar Robertson, dos (diciembre de 1960 y enero de 1967). Doncic se suma a esa lista y se aúpa junto a Archibald como el único que lo logra en dos meses consecutivos. Si se suman sus puntos y los que generan sus asistencias, Doncic ha firmado en los dos últimos meses dos de los tres mejores datos de siempre: 63,9 en diciembre y 61,5 en enero. Entre ambas cifras, 61,9 de James Harden en enero de 2019. Excesivo. Descomunal y excesivo.
Los problemas físicos de Kyrie Irving están llevando al extremo, de forma muy peligrosa, la presencia de Doncic en pista: desde el 10 de diciembre, juega 39,1 minutos por noche. El siguiente que más en ese tramo es DeMar DeRozan (38,7). Entre los cinco que más juegan solo hay una súper estrella que forma parte de un aspirante al título, Kevin Durant (cuarto con 37,8).
Y todo eso, para un balance mediocre
La parte mala es que todo eso, esas estadísticas imposibles y esos maratones en pista, no hicieron que los Mavs cerraran el periplo diciembre-enero en positivo: 15-16 (8-8 en diciembre, 7-8 en enero). En total, el equipo está 26-23, por encima del 50% pero octavo del Oeste, donde está obligado a buscar formas de que su ascenso no se queda por detrás del ascenso de otros (Wolves, Thunder…). De hecho, ahora tiene al noveno (los Lakers) a tan solo un partido de distancia y está casi igual de cerca de quedarse fuera del play in (dos y medio sobre el undécimo) que del sexto puesto que da acceso directo a playoffs (a dos partidos de los Suns). El equipo tiene un balance de 9-1 si Doncic juega y anota al menos 40 puntos; Pero está en negativo si no llega a esa cifra (14-17).
Esta vez, las lesiones han sido un factor realmente importante. Para explicar unas cuantas derrotas y para justificar, hasta donde es lógico al menos (a veces la cosa va más allá), que Doncic no haya podido descansar en volúmenes más prudentes. Kyrie Irving, la otra gran estrella y el único del equipo que puede descargar al esloveno en su faceta de creador/ejecutor (dos en uno) solo ha jugado 27 de los 49 partidos del equipo, y solo ha participado en diez desde el 8 de diciembre. El quinteto con mejor rating de todos los que ha usado Jason Kidd (Doncic-Kyrie-Derrick Jones Jr-Grant Williams-Dereck Lively II) no está ni entre los 50 más usados de la temporada NBA.
En la derrota (117-129) contra los Bucks, un partido en el que los Mavs se desfondaron completamente después de amasar una ventaja de 25 puntos (49-24) en 14 minutos (68-105 en los 34 restantes), Doncic acabó con 40 puntos, 9 rebotes y 11 asistencias, pero volvió a jugar más de 42 minutos a pesar de que Jason Kidd reconoció que habían hablado del tema esa misma mañana: “Lo discutimos y le dije que teníamos que conseguir que sus minutos empiecen a quedar por debajo de 40″. Después de la derrota, Doncic contó que había escuchado un pop en el tobillo que ya tiene tocado, el derecho, y que habrá que ver cómo evoluciona la cosa.
Este asunto coyuntural ha sido un factor. En la acumulación de minutos y responsabilidad de Doncic y en que se hayan perdido más partidos de lo deseable, y más con semejante producción y 41 en pista de 49 posibles por parte del jugador franquicia. Pero también es cierto que al equipo le siguen faltando cosas, que la tarea de construcción sigue sin completarse. Grant Williams ha aportado bastante menos de lo esperado, y los Mavs buscan a voces, sin ocultarlo, un alero fuerte o ala-pívot de primer nivel. Preguntaron por Pascal Siakam, han preguntado por Jerami Grant, se habla de Kyle Kuzma… es el rol que más claramente hay que cubrir y parece obvio que hace falta un jugador de verdadero primer nivel, no otro parche. Falta defensa y generación en las alas y falta más profundidad en la rotación interior, donde pesa más de lo conveniente Lively II. Es un muy buen jugador (de hecho es estupendo, un hallazgo, en exactamente lo que necesitaban los Mavs y Doncic de un pívot)… pero es un rookie que puede pagar en el tramo final de la temporada y los playoffs el esfuerzo de su primer curso NBA, un asunto mucho más duro que una temporada universitaria.
Si se excluye la llegada de Kyrie en plena temporada pasada (6 de febrero), estas han sido las principales apuetas de los Mavs en cada uno de los veranos (el tiempo de la planificación y la construcción de las plantillas) posteriores a la llegada de Doncic en 2018: Delon Wright (2019), Josh Richardson (2020), Reggie Bullock (2021), Christian Wood (2022) y Grant Williams (2023). Ninguna estrella, ningún jugador de gran peso específico y ninguno estabilizado en un núcleo duro sólido alrededor del esloveno: ninguno de los cuatro primeros sigue en el equipo y Williams, ya se ha dicho, está siendo una decepción.
Al final, en los Mavs todos los caminos conducen a Doncic. Así tiene que ser cuando se cuenta con un jugador como él. Pero hacen falta ciertos cortafuegos, válvulas de escape y un sostén grupal que permitan que el chico maravilla no tenga que serlo siempre, a todas horas, por obligación y para ganar incluso a equipos teóricamente inferiores. Mientras eso no cambie, Doncic correrá el riesgo de llegar a abril fundido y este asunto seguirá siendo un debate recurrente… y un problema de confección muy obvio, y muy grave, en Dallas Mavericks.