Los Nets, hundidos sin Kyrie

Se acabó lo que se daba. Podríamos hablar de toda una era, pero no lo ha sido. En realidad, desde que Kyrie Irving y Kevin Durant aterrizaron en Brooklyn en 2019, hemos visto tres peticiones de traspasos (ahí está incluida la de James Harden) y una sola ronda de playoffs superada. Eso es lo que han sido los Nets: una franquicia que se puso en manos de dos hombres que hicieron con ella lo que quisieron y que suponen un riesgo para la salud interna de cualquier equipo, preso moral y anímicamente de los vaivenes emocionales de dos estrellas tan talentosas como generadoras de incertidumbre. Ahora, nuevo capítulo: será sin Kyrie, que ha dejado en Nueva York a esa persona con la formó el equipo ejerciendo el empoderamiento del jugador. Y será, teóricamente, con un Durant que no está, de momento, en ningún rumor para salir de Brooklyn.

Los Nets han conseguido un buen paquete por Kyrie, el mejor dadas las circunstancias y el nivel que Kyrie pueda dar ahora, en 2023, camino de los 31 años pero sin ser decisivo desde 2016, en una fecha que parece que fue ayer pero que cada vez queda más lejana, especialmente para justificar una carrera que ha tenido una dosis de material extradeportivo polémico demasiado grande. De momento, Spencer Dinwiddie, Dorian Finney Smith, una primera ronda y dos segundas son lo que tienen los Nets, que consiguen una figura como Dorian que, de no ser por la desesperación de los Mavs, podría haber tenido más mercado. Pero, más allá de eso, lo que tienen los Nets son ahora mismo una cantidad ingente de material manejable con el cuál negociar de aquí al jueves y conseguir más jugadores para rodear a Durant e intentar el asalto inmediato al anillo.

Ahora, es el turno de la directiva y de hacer los movimientos adecuados. Durant está en el primero de los cuatro años de contrato que firmó el verano pasado y atado con la franquicia. También aparentemente comprometido, aunque es muy difícil predecir qué pasa por la cabeza de este tipo de estrellas. Eso sí, hay una oportunidad: con un récord de 32-21, van quintos de la Conferencia Este y tienen opciones de disputar la primera ronda con ventaja de campo, algo tradicionalmente importante en esa costa de los Estados Unidos. Y tienen a un entrenador que ha entendido donde estaba (Jacque Vaughn), una estrella que es de los mejores jugadores de la competición (Durant) y una oportunidad para hacer un movimiento que verdaderamente les convierta en aspirantes mientras esperan a su gran jugador, fuera desde el 8 de enero (5-9 desde su lesión de rodilla).

De momento, derrota ante los Clippers. En casa, pero ciertamente lógica y en un equipo en el que compitieron de forma formidable y en el que todavía iban 4 arriba (113-109) con algo más de 3 minutos para el final. Pero se hundieron ante la lógica, y ante el poderío de Paul George (29+4+3) y Kawhi Leonard (24+4+6). Nada se pudo conseguir con el tremendo esfuerzo de Cam Thomas, que llegó a los 47 puntos (15 de 29 en tiros de campo y 7 de 11 en triples, con 10 de 11 en tiros libres), los 15 puntos con 5 de 7 en triples de Royce O’Neale o los 15+16 de Nic Claxton. Además, Edmond Sumner consiguió 23 tantos. Los jugadores estuvieron metidos, conectados entre ellos y con su público y dispuestos a olvidarse de Kyrie. Y puede que eso llegue, pero es obvio que el daño que hace el base en los lugares por los que pasa es tangible y palpable y que los Nets se van a tener que esforzar para pasar página. Al fin y al cabo, son el último cadáver de Kyrie Irving. El último de muchos, claro.