Los Lakers disparan su confianza con una remontada de escándalo

Cuando acabe la temporada no sólo no habrá nada que reprocharle a los Lakers de este mes, desde la Navidad hasta este punto de enero, sino que veremos si el objetivo no se consigue en base a lo que han conseguido en estos mencionados partidos. Sin el motor de Anthony Davis la nave iba falta de potencia, pero han salido a flote otras virtudes menos requeridas anteriormente y otras formas de jugar al baloncesto. Ahora están en una posición casi soñada si tenemos en cuenta el nivel de plantilla con el que se pelea el entrenador y con las demostraciones de caos que han dado durante el primer cuarto de temporada.

En Oregón llegó un triunfo de los que se pueden recordar cuando la tormenta pase. 112-121 para ganar a los Trail Blazers por tercera vez este curso y arrebatarles la posición en la clasificación en la Conferencia Oeste. Ahora los angelinos están con 22-25, a una del corte del play-in. Y no es sólo el qué o el quién, es el cómo. Tampoco que el dúo de LeBron James (37+11) y Thomas Bryant (31+14) se adjudicara gran parte del mérito. Hablamos de darle la vuelta al marcador en uno de los pabellones más calientes de la NBA y con una de las mejores formas: cuando más grande es el reto, mejor sabe la victoria. Se trata de la segunda mayor remontada de la historia de los Lakers si cogemos como referencia los puntos por los que perdían al descanso (25, la mayor es de 28 en un duelo con los Mavericks en 2002). Una segunda parte memorable en el acierto y la lucha, delante y detrás, que demuestra que estos Lakers se mueven muy bien en la excitación.

Después de romperle la racha a los Grizzlies el viernes, el fin de semana acabó por todo lo alto en el Moda Center con este golpe de pedal a lo campeón del Tour de Francia. También forma parte de lo importante hacerlo contra un rival directo en la lucha por ampliar la temporada. Las dinámicas de los Blazers y los Lakers son totalmente opuestas, los primeros están bajando respecto a su buen inicio de curso y los segundos están yendo al revés, y para los californianos es el momento de cazar otras presas del mismo estilo, como Utah Jazz, para completar el trabajo. Porque más de la mitad ya está hecho.

Los acontecimientos se precipitaron durante el segundo cuarto. En el primero los Lakers habían salido con la mejor de las actitudes y sacando brillo a las yemas de los dedos con lanzamientos lejanos bien ejecutados. 4-18 fue el parcial de salida tras un triple de Thomas Bryant, que se empieza a especializar en esos tiros abiertos cuando no era uno de sus atributos más famosos. Un ex como Josh Hart acercó un poco a los locales a mitad de ese primer acto, pero nada que pudiera variar el acierto de los visitantes. Había buena predisposición por parte de los de Ham para darlo todo en Portland. Llegó ese segundo cuarto y todo al traste. Vaya batacazo para LeBron y los suyos. Dos triples de Nassir Little acercaron a los locales al rival y uno de Anfernee Simons les puso por delante, hasta aquí todo entra en la normalidad, pero la cascada de puntos que le cayó después de ello a Los Ángeles es más de estrellados que de estrellas de Hollywood. Desde ahí, 12-2, 32-8 y un total de 45-13 en ese periodo. Beverley pensó más con la boca que con la cabeza, nada de secundarios como Brown o Christie en estos minutos y un detalle que ejemplifica bien el mal trago que pasaron los Lakers; al borde del descanso Westbrook lanzó un tiro de tres que no tocó ni aro y Lillard respondió unos segundos después, cuando la defensa se estaba colocando, con un tiro desde el logo del centro del campo que entró de lleno. La tendencia era así de clara. +25 para los Blazers. Y ahí salió la casta. Y las mejores ideas. El tercero, 20-40. El cuarto, 21-35. Cabe destacar no sólo a James y Bryant, a los que se hacía mención antes, sino también a Dennis Schröder, sobre todo por saber tomar buenas decisiones cuando peor pintaba el encuentro en lo anímico, tras el paso por vestuarios, para terminar con 26 puntos y una buena ración del mérito. Brown mejoró al entrar en la manga decisiva, anotando ocho puntos seguidos, y acabaría sentenciando con un tiro exterior, para que se vea también el cambio de mentalidad. La defensa de Grant sobre LeBron y los que le ayudaban a doblar hizo perentoria la clarividencia a la hora de gestionar los ataques en los que ‘The King’ no iba a poder finalizar con balón, y así fue, incluso sin que los Blazers pudieran luchar el final de partido. Remontada de escándalo para un equipo en el que ya nada lo es.