Nadie entiende lo de Westbrook

Alguien tuvo la genial idea. Algún iluso, iluminado, visionario o catedrático en materias relacionadas con no ver ni el pasado, ni el presente, ni el futuro. Por lo que sea. Pero hubo alguien que fichó a Russell Westbrook porque consideró que todo lo que había pasado hasta ahora era susceptible de cambiar por arte de magia, como quien chasquea los dedos y hace aparecer lo que en ese momento necesite. Seguro que nos podemos ir al NBA 2K (del año que sea), a la pantalla de ajustes y cambiar los valores del jugador para ponerlos todos a 100 y convertirle en un superhombre capaz de hacerlo todo bien en una pista de baloncesto. Pero esto, claro, ni es un videojuego ni un multiverso paralelo en el que seamos capaces de cambiar las cualidades de alguien. Y, por mucho que los Clippers se hayan empeñado, o no, en hacernos creer que Westbrook puede realmente convertirse en un buen jugador de baloncesto así, de repente, nadie se lo ha creído. Y ahora hacemos un ejercicio de cierto regodeo al experimentar una de las sensaciones más mitigadoras y placenteras de este mundo: el hecho de tener razón.

Es la tercera derrota en los tres partidos que Westbrook ha disputado con la camiseta de los Clippers. Ya tras la segunda hubo algunas filtraciones: que la franquicia no le quería, que Paul George se empeñó y que Kawhi Leonard se puso de perfil, como ya nos tiene acostumbrados. El corte de Reggie Jackson, que ya avisó que se esperaba el movimiento, fue ligeramente revelador, pero no terminábamos de creerlo. Era extraño, impensable, imposible. Pero ahí está: Westbrook fichó por los Clippers y, encima, Tyronn Lue le puso de titular. Ya es extraño que una directiva, la que sea, ceda en un tema como éste a los deseos de según qué jugador, por mucho que estemos en plena era del empoderamiento. Pero lo es más aún que pongan de titular a un hombre que venía relegado a la suplencia en su anterior equipo y que comete errores claros con el balón en las manos de forma constante.

La derrota ante los Timberwolves (101-108) es otra más desde la llegada del base, y ya no es contra equipos de la parte alta del Oeste como Kings o Nuggets. Y ha tenido una buena dosis de Westbrook: 14 puntos, 7 rebotes y 10 asistencias, pero 4 pérdidas, dos de ellas muy extrañas en las que él mismo se hacía un lío tremendo con el balón, y un lanzamiento incomprensible con algo más de un minuto para el final y su equipo perdiendo de 5 (98-103). Uno que dio en el aro de milagro y que corresponde a esas cosas tan raras que suele hacer el base. Y es una pena: Westbrook es un buen tipo, un jugador que ha sido una absoluta estrella, el rey de lo triples-dobles, MVP de la temporada en 2017, 2 veces Máximo Anotador y 9 veces All-Star. Pero no ha conseguido mejorar su gestión del clutch time ni volver a ser el extraordinario complemento que logró ser en la etapa final de Kevin Durant en los Thunder. Y ni siquiera el hecho de poder nutrir a sus tiradores de balones, que es lo que no podían hacer los Lakers (al no tenerlos) y necesitaban sus compañeros en Los Ángeles, es una excusa. Porque ahí te da algo, aunque sea mínimamente; pero te lo quita en los finales apretados, otro de los grandes defectos de los angelinos.

Paul George, teórico potenciador del traspaso, acabó con 25 puntos, 6 rebotes, 3 asistencias y 3 robos. Kawhi Leoanrd con 23+5+5. Ivica Zubac sumó 12+9 y Norman Powell 13 desde el banquillo. Ijnsuficiente ante un equipo más ordenado en ataque desde la llegada de Mike Conley (6+5+7+3) y en el que Karl-Anthoony Towns sigue de baja, lo que permite que no se estorbe con Rudy Gobert (16+7) y que haya también más espacios, ya reclamados, por Anthony Edwards (18+4+3+3+2, aunque 4 pérdidas y 6 de 18 en tiros de campo). Jaden McDanields se fue a 20 tantos y Kyle Anderson a 12+10. Fue un correcto partido de los Wolves, bien organizados e intentando escapar del play-in (32-32, a una victoria del sexto puesto que ocupan, de hecho, los Clippers), algo de lo que están más cerca tras una jornada en la que han perdido muchos de sus principales rivales. Y un mal partido de los Clippers. Que pudieron ganar. Pero que no fueron capaces de hacerlo. Y que tienen que resolver un problema que ellos mismos han creado, tanto en este final de regular season como en unos hipotéticos playoffs: Russell Westbrook.