Los Clippers son una máquina de perder partidos

La peor rachas de la NBA ahora mismo pertenece a los Detroit Pistons con nueve derrotas consecutivas. Después llegan los San Antonio Spurs y Los Angeles Clippers con seis. El equipo angelino es ya cuarto por la cola en el Oeste y tiene por detrás a los tres equipos que han sido claramente más flojos en su conferencia en este inicio de temporada (Spurs, Blazers y Grizzlies). En ese grupo hay que empezar a meter a estos Clippers, que desde que hicieron el traspaso de James Harden no saben lo que es ganar un partido. Seis derrotas, cinco con él en pista. La de hoy muy dolorosa, porque se empiezan a acumular las decepciones, pero también porque se había puesto el día perfecto para ver salir el sol. Ganar en Denver suele costar por la altitud de la ciudad. Hacerlo ahora, enfrentándote al campeón y mejor equipo de la Liga, es casi imposible. Y ellos lo tuvieron en la mano, pero se quedaron cortos (111-108).

A mitad del último cuarto una canasta de Kawhi Leonard les ponía 92-99 arriba. Era el momento de este equipo para reivindicarse. Un punto de apoyo, sobre todo moral, sobre el que empezar a crecer. Pero jugarte tu recuperación a cara o cruz con los Nuggets no es la mejor opción. Unos Nuggets sin Jamal Murray, que estará unas semanas de baja, pero con el omnipresente Nikola Jokic, el mejor jugador del planeta sin ninguna discusión. El serbio acabó con 32 puntos, 16 rebotes y 9 asistencias. Una asistencia suya a Aaron Gordon parecía sentenciar el encuentro (109-104 a 50 segundos), pero dos tiros libres fallados de Reggie Jackson (el sustituto de Murray) y dos acertados de Kawhi dejaba el marcador en diferencia de tres. Y en la jugada siguiente el alero robaba el balón, que acababa en las manos de Paul George, quien ponía a los Clippers a uno a falta de 15 segundos.

Jokic iba a la línea de personal con la obligación de no fallar. No lo hizo. El último ataque de los Clippers acabó con el balón atrapado entre el aro y el tablero tras el intento de un triple de George y el salto entre dos posterior se lo quedaron los locales para asegurar una victoria que les deja invictos en el In-Season Tournament (2-0). Y también con el mejor récord de la Liga en solitario (9-2).

Los Clippers vieron el mejor partido de Harden desde que se viste con su camiseta: 21 puntos y 4 asistencias con porcentajes medianamente decentes. Sí, puede que no sea una línea estadística espectacular. Pero al menos no fue una actuación bochornosa, como ha ocurrido en noches anteriores. Incluso tuvo unos minutos muy buenos al final del tercer cuarto, en los que puso en serios aprietos a los Nuggets. Pero de momento este nivel de La Barba tampoco le sirve a su nuevo equipo para ganar. Un equipo que sigue sin saber muy bien a qué juega, cuál es la tarea que le toca a cada uno de sus miembros. Una acumulación de estrellas, muchas de ellas más por nombre que por rendimiento, que no da con la tecla. Y los partidos pasan, seis ya, y a los Clippers se les escapa el tren de los primeros puestos del Oeste con la sensación de que todo puede venirse abajo si alguno de esos nombres tan brillantes que hay en su vestuario saca la pata del tiesto.

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