NBA

La NBA de los líos

La liga norteamericana ha empezado con los focos mediáticos más centrados fuera de las canchas que dentro.

Dustin SatloffAFP

Ni un mes de temporada regular y la NBA se ha convertido en una jaula de grillos. Los focos, centrados siempre en jugadores y equipos, no ha parado de alumbrar asuntos alejados del parqué. Una luz intensa que capta más la atención de los aficionados que la Liga en sí y que ha tenido su último deslumbrón en Kyrie Irving por su recomendación de una película antisemita que ha llevado a Brookyln Nets a suspenderle y a la NBA a poner el grito en el cielo tras una reacción inicial pusilánime. Pero que empezó antes del primer salto inicial con la suspensión de Ime Udoka como entrenador de Boston Celtics y el puñetazo de Draymond Green, y que continuó con el exhibicionismo de Josh Primo.

Draymond Green y su puñetazo a Jordan Poole

Un simple entrenamiento se convirtió en un noticia en portada con vídeo para las cadenas de televisión incluido. A dos semanas de comenzar la temporada, Golden State Warriors, el actual campeón, se preparaba para el partido inaugural contra Los Angeles Lakers y de la nada, Draymond Green le propinó un puñetazo a su compañero Jordan Poole después de un enganchón en el que ambos cruzaron insultos y acusaciones. “Tienen una historia detrás”, aseguraba el periodista Chris Haynes (The Athletic), que apuntaba también a un “cambio de actitud” de Poole ante la posibilidad de firmar una gran renovación que al final firmó (128 millones de dólares en cuatro años) y que a Green parece no llegarle a pesar de ser uno de los grandes pilarse de la era dorada de estos Warriors campeones cuatro veces en los últimos ochos años.

El golpe pintaba mal, pero los Warriors, una de las grandes franquicias modélicas de la NBA gracias a Stephen Curry, minimizaban los daños. Todo quedaba en la más estricta intimidad y el fuego se mantenía controlado… hasta que TMZ sacó el vídeo del puñetazo, que resonó en toda la organización y que llevó a Green a alejarse durante un tiempo de sus compañeros. Y a reconocer la gravedad de los hechos.

“Es una vergüenza tremenda lo que colea tras el vídeo, no sólo por mi parte. Y es bochornoso que Jordan tenga que lidiar con ello y también su familia. Les pido perdón a ellos y a mi equipo. He errado con lo que hice el miércoles pasado. He fallado como líder y como hombre”, aseguró ante los medios el ala-pívot, que fue sancionado económicamente por la franquicia pero no suspendido: ha jugado todos los partidos que llevamos de temporada al igual que Poole.

Ime Udoka y su conducta impropia

Boston Celtics se dirigía a la pretemporada con las aguas calmadas. Finalistas de la NBA en la última edición y con Jayson Tatum como estrella ya consolidada en la Liga, los verdes se veían como uno de los grandes aspirantes para conquistar el anillo 15 años después del último. Y mucha culpa de todo eso se debía a Ime Udoka, un entrenador novato que había dejado de ayudar a Steve Nash en Brooklyn Nets para asumir uno de los retos más complicados de la competición.

Defensa, defensa, defensa. Y conocimiento claros en ataque, con movimiento de balón y menos insistencia de las estrellas en controlarlo todo. Udoka puso esas ideas sobre la mesa y, lo que es más importante, sus jugadores se las compraron. El resultado, magnífico. Todo pintaba bien… hasta que los Celtics anunciaban que suspendían sine die a su entrenador. El problema, una “relación íntima” con una trabajadora de la franquicia, algo prohibido dentro de la organización, que incluía mensajes inapropiados por lo que se sabe hasta la fecha.

Joe Mazzulla cogió las riendas del equipo, mientras que Udoka parecía acabado dentro de la NBA. Pero Brooklyn, antes de la polémica de Irving, puso sus ojos sobre él tras llegar a un acuerdo con Nash para que el canadiense abandonase el banquillo. Boston no ve problemas en dejar marchar a su ya extécnico para quitarse un problema humano, deportivo y económico de encima, lo que deja entrever que algo más hay tras las cortinas.

Josh Primo y su exhibicionismo

San Antonio Spurs es una de las organizaciones modélicas y más respetadas en la NBA. Es el niño bueno, el alumno de la primera fila que siempre hace lo correcto. Un status corrompido en los últimos días por el asunto Josh Primo. El canadiense, jugador de segundo año, era uno de los considerados robos del draft de 2021. Un escolta en el que los texanos tenían muchas esperanzas para el futuro. Sin embargo, de manera sorpresiva, los Spurs cortaron a su joven promesa a finales de octubre. Pilló a toda la Liga con el pie cambiado, sobre todo porque se había ejecutado la opción para renovarle una temporada más.

Adrian Wojnarowski y Ramona Shelburne (ESPN) arrojaron luz: los Spurs había recibido varias denuncias que aseguraban que Primo se desnudaba delante de mujeres sin el consentimiento de estas. Y la bola de nievo comenzó a crecer colina abajo, haciéndose enorme cuando la expsicóloga de San Antonio Hillary Cauthen presentó una denuncia penal contra el jugador por desnudarse delante de ella hasta en nueve ocasiones sin su consentimiento desde diciembre de 2021 y contra San Antonio Spurs por conocer las prácticas de Primo desde 2022 y no actuar en consecuencia. Según Cauthen estas fueron ignoradas por la organización. Incluso se señala a Gregg Popovich, el venerado entrenador, como una de las personas con conocimientos sobre los hechos y que no hicieron nada. El lio sigue adelante y no se sabe hasta dónde llegará.

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