LOS ANGELES LAKERS

La mujer de Westbrook: “Explicaré a mi hijo que su padre no es un vampiro”

Los Lakers pusieron fin este jueves a 18 meses de unión con el base, al que se consideró tóxico para el vestuario angelino.

Brian BabineauGetty

El cierre del mercado se puso punto final a uno de esos experimentos NBA que no tenía demasiada mala pinta cuando se ideó, pero que colapsó irremediablemente una vez que pasó del plano teórico al práctico. Que se estrelló contra la realidad cuando se trasladó del papel a la cancha. Russell Westbrook dejó este jueves de ser jugador de Los Angeles Lakers a través de un traspaso a tres bandas con Minnesota Timberwolves y Utah Jazz, equipo que recibe al base, pero que difícilmente contará con él: la idea es cortarlo. Se convertirá así en agente libre tan solo 18 meses después de firmar con la franquicia de púrpura y oro.

Un fichaje propiciado (y presionado) por los dos patrones del equipo, LeBron James y Anthony Davis, que ahora restan importancia a su influencia sobre los despachos para la llegada desde Washington de Westbrook. Una incorporación que ha sido un absoluto y rotundo fracaso para los Lakers. “Tóxica” era la situación que se vivía, según fuentes citadas por The Athletic, en los últimos tiempos con el MVP de 2017.

Principalmente, por las acciones y las palabras de LeBron, que se convirtieron en un desprecio real hacia su ya excompañero cuando se refería, una y otra vez, a la ilusión que le hacía la posibilidad de que Kyrie Irving se juntará de nuevo con él. El disgusto público del Rey porque los Mavericks, y no los Lakers, se hicieran finalmente con él fue un balazo sobre Westbrook: él era el implicado en cualquier operación por Irving. Él era el protagonista de cualquier información sobre cualquier traspaso que quisieran hacer los angelinos. Él era la diana de todos los males.

Pero él también desbordó todos los vasos. No fluía bien en los sistemas ni casaba bien con Davis y LeBron ni se reprimía a la hora de enfrentarse verbalmente con miembros del cuerpo técnico. La última vez, la segunda en aproximadamente un mes, llegó a pares: primero con Phil Handy, entrenador asistente, en el segundo cuarto del partido contra Oklahoma City; y la segunda con Darvin Ham durante el descanso, cuando el técnico echó en cara la falta de esfuerzo defensivo y el juego demasiado individual que estaban poniendo sobre la cancha sus pupilos. Cuando la reprimenda llegó a Westbrook, este se enfadó y dejó de escuchar las palabras de su jefe.

Un no hay vuelta atrás con este chico que provocó la decisión tajante del cuerpo técnico: o le traspasan, algo que no deseaba Jeanie Buss, la mandamás de los Lakers, o el jugador sería apartado sin miramientos de la dinámica del grupo. Un todo o nada que ya no importa por una salida que se podría haber gestionado hace meses, cuando Indiana ponía sobre la mesa a Myles Turney y Buddy Hield. Las rondas del draft, las famosas dos primeras rondas del draft, fueron el motivo por el que Westbrook comenzó la temporada con los angelinos.

“Los estaba matando”, aseguró el periodista Brian Windhorst. “Como me dijo una fuente, ‘Sacas a un vampiro del vestuario”, continuó Dave McMenamin. Palabras duras que han tenido contestación por parte de Nina Westbrook, la mujer del jugador: “Tengo niños en edad escolar que tienen que escuchar a sus compañeros repetir las cosas desagradables que ustedes dicen en la televisión sobre su padre. Supongo que me prepararé para explicarle a mi hijo de 5 años que su padre en realidad no es un vampiro”, escribió la pareja de Westbrook en redes sociales.

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