PORTLAND TRAIL BLAZERS

La franquicia que el dinero de Nike no puede comprar

Siguen los intentos de Phil Knight, el fundador de Nike, de hacerse con los Trail Blazers. Los aficionados temen por el futuro del equipo en Portland.

Steve DykesUSA TODAY Sports

Hay movimiento en torno a Portland Trail Blazers, un equipo en una peliaguda encrucijada deportiva en la que tiene que decidir hacia dónde tirar con Damian Lillard. Todo apunta a que el base seguirá en el equipo, pero ambas partes tienen cada vez menos clara su vinculación después de una temporada que acabó en desastre con tanking final (33-49) y de la que la franquicia de Oregón ha salido con el número 3 del próximo draft. Lillard no quiere reconstrucciones ni más aspirantes jóvenes a estrella, así que lo normal es que los Blazers expriman sus opciones de obtener un jugador verdaderamente diferencial con un traspaso de su pick. Algunos, sin embargo, no ocultan que la era Lillard (32 años, once la franquicia) podría estar agotada y que la vía más correcta sería traspasar al base en una megaoperación de la que saldría un nuevo proyecto con el que revitalizar a una franquicia que no llega a las Finales de la NBA desde 1992.

Pero la marejada no es solo deportiva: Jody Allen, que ejerce de propietaria desde el fallecimiento de su hermano Paul, víctima de un cáncer en 2018, no quiere vender la franquicia, algo que en teoría debía hacer cumpliendo el deseo de Paul, cofundador de Microsoft que se hizo con los Blazers en 1988 y era también dueño de Seattle Seahawks, en la NFL. Hay un gran aspirante a hacerse con el equipo: Phil Knight, fundador y máximo mandatario de Nike (cuya sede está también en Oregón). Knight y Alan Smolinsky, cuya fortuna proviene del negocio inmobiliario, hicieron hace más de un año una oferta a Allen de unos 2.000 millones de dólares que fue inmediatamente rechazada.

Ahora, un artículo del Wall Street Journal desvela que los movimientos no paran y que Knight y Smolinsky buscan formas de convencer a Allen. Le habrían asegurado que son conscientes de que en estos tiempos (los Suns se acaban de vender por unos 4.000 millones) los precios de las franquicias se disparan y que estarían dispuestos a adaptar su oferta. Es decir, a subirla notablemente. Pero la respuesta sigue siendo negativa. Jode Allen no se pone al teléfono con Knight y no contestó a una carta escrita a mano por Smolinsky, que buscaba acercar posturas. La respuesta fue un mail desde una cuenta de empresa que recalcaba que los equipos de Paul Allen “no están en venta”. Y sobre el deseo de su hermano de vender, la respuesta siempre es que no se fijaron plazos. Y Jody Allen habría sugerido que la cosa puede ir para largo: “Unos activos tan complejos se tardan a veces veinte años en traspasar”.

Los aficionados, mientras, están preocupados. En 2025 acaba el acuerdo original de explotación del pabellón, Moda Center, uno de los más antiguos sin remodelar en la NBA. Ese siempre es un punto de conflicto entre las ciudades y los equipos, o suele serlo, sobre todo a la hora de afrontar las renovaciones, reformas o nuevas construcciones. Básicamente, quién paga la fiesta. Un problema que ha llevado al traslado de franquicias históricas, como vieron en Portland con los vecinos Supersonics, ahora OKC Thunder. Muchos aficionados querrían que Knight tomara las riendas porque es nacido en Portland y en sus planes está asegurar que los Blazers “no se muevan jamás” del estado de Oregón. Además, su grupo vende la idea de que invertirán para hacer de los Blazers un aspirante al título de forma lo más sostenida posible y reformarán el pabellón y los alrededores (el negocio para Smolinsky) con la idea de transformar la experiencia de partido de los aficionados. Pero Allen no vende, y solo piensa “en tener equipos competitivos que aspirante al anillo”. Tanto en los Blazers como en los Seahawks.

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