NBA

Cara Knecht, cruz Bronny James

Mientras el foco mediático está puesto en Bronny, y muchos vaticinan un mal futuro para el hijo de LeBron, Knetch está convenciendo en pretemporada.

Los Lakers no hicieron nada en el mercado de verano, no añadieron jugadores en la agencia libre ni hicieron ningún traspaso a pesar de estar, como siempre por otro lado, metidos en mil rumores. Pero es obvio que se acaba el tiempo para el proyecto LeBron (cumplirá 40 años en dos meses)-Davis, que el equipo no da para soñar con otro título con lo que tenía al final de la temporada pasada y que un reinicio con nuevo entrenador, el novato JJ Redick, debería requerir, a priori, retoques para volar más alto.

Pero, atrapados entre el presente (competir ya con LeBron y Davis) y el futuro (preparar lo que vendrá sin ellos), marcados por el gran error que fue el órdago por Russell Westbrook y constreñidos por un mercado sin tentaciones de primera categoría y en el que los que podrían ser vendedores tratan de aprovecharse de su necesidad, los Lakers optaron por la vía conservadora… y ya se verá qué se pone a tiro y qué no. Así que sus bazas para crecer pasan por Redick y por las teóricas atención a los detalles y modernización del liberto ofensivo que faltaban con Darvin Ham; por los que estuvieron lesionados buena parte de la temporada pasada (Vanderbilt, Vincent…) y por los jóvenes. En este último lote, una apuesta obvia es Max Christie (21 años), que ha firmado una extensión de cuatro años y 32 millones no tanto por lo que ya ha demostrado sino más bien por lo que puede ser: un 3&D (defensor con tiro exterior) de categoría, incluso con rango de titular.

Jalen Hood Schifino (21) fue número 17 del draft de 2023, pero su primera temporada se pasó sin buenas noticias entre lesiones y una obvia falta de confianza en los pocos minutos que tuvo. Y quedan las caras nuevas, los recién llegados en el draft de 2024: una apuesta de rango alto, Dalton Knecht (23 años, pick 17) y, claro, Bronny James, un pick 55 (una de las últimas elecciones) del que se habla un día sí y otro también porque es el hijo de un LeBron que ya ha cumplido su sueño de ser el primer padre que comparte pista con su hijo. Lo ha hecho en pretemporada y lo hará en una regular season en la que marcará otro hito histórico para su carrera aunque, una vez que esa foto esté asegurada, lo normal es que Bronny pase buena parte del resto de la temporada en la Liga de Desarrollo.

Mucho camino todavía por recorrer

En pretemporada, Bronny ha demostrado que no está para la NBA. Y que si llega a ese nivel (como secundario de habilidad defensiva, básicamente) será en un día no demasiado cercano. Ha promediado en tres partidos 0,7 puntos con un 9% en tiros, y ha dejado claro que tiene instinto para defender y conocimiento del juego pero unos problemas tremendos en ataque: su tiro está en construcción y su manejo de la bola no está al nivel exigido por la supersónica NBA. Con un -40 acumulado, tiene el peor +/- de todos los jugadores (494) que han participado hasta ahora en la pretemporada NBA.

El que quiera más invitaciones para el pesimismo, puede leer un artículo de ESPN en el que el periodista Baxter Holmes analiza las opciones de Bronny, en su cacareadísima llegada a la NBA, con personalidades de la propia Liga. Y recuerda que Rich Paul, mano derecha de LeBron y súper agente al frente del entramado Klutch Sports, dejó claro que nadie presionó a Bronny para que acortara su trayecto universitario y saltara a la NBA para poder jugar con su padre antes de que este decida retirarse: “Nadie le presionó para que se convirtiera ya en profesional. Tenía la opción de seguir en USC, podía haber ido a otra universidad… pero eligió ser profesional. Va en serio, esto no es jueguecito para él. Quiere ser jugador de la NBA y quiere cumplir con su rol”.

Desde luego, pocos le critican a nivel personal. Su carácter y su forma de comportarse ante los medios y en medio del terremoto que sigue todos sus pasos hablan de un chico maduro y preparado (desde luego, para sus 20 años). ¿En pista? Eso es otro cantar. “Las expectativas, de los aficionados y de los propios Rich Paul y LeBron, no son acordes al que es su nivel de juego ahora mismo. Si de verdad vieran lo lejos de que está, no habrían hecho esto”, dice de forma anónima el ejecutivo de una franquicia de la Conferencia Este. “Viendo lo que se espera, es sorprendente. Es como una invitación al fracaso”, asegura otro.

Otro de un equipo de la Conferencia Oeste apunta en la misma dirección: “Debería haberse quedado en la universidad. No hay duda”. Y un cuarto profundiza en que ha sido un error que solo haya pasado un curso un USC, uno marcado además por un problema cardiaco congénito que le impidió preparar la temporada de forma óptima: “En un mundo normal, habría sido un buen jugador de cuatro años en universidad. Es surrealista todo lo que está pasando. A nivel analítico, si pones sus números sobre el papel sin su nombre, nadie pensaría que son los de un jugador con proyección NBA, de ninguna manera. Si te olvidas de su nombre, no tiene sentido lo mires como lo mires”. Aunque otro, al menos, reconoce que el pedigrí, lo que lleva de cuna, es importante: “No se trata solo del nombre. No es ser el hijo de LeBron, es que LeBron lo ha criado. Es el chico más preparado de la historia para esto. No va a avergonzar a su franquicia jamás, se va a matar a trabajar porque LeBron no admitiría nada que no sea eso de su propio hijo”.

Pero, por otro lado, ser hijo de LeBron será un problema si tiene que formarse en la Liga de Desarrollo: “Hay grandes chicos en la G League. Pero el problema es que no quieren estar ahí, quieren estar en la NBA. Y los hay de veintimuchos años, que intentan llevar comida a la mesa para sus familias. Van a hacer lo que haga falta, y van a tirar por la ventana el famoso apellido de Bronny”. Y otro cree que el seguimiento mediático permanente al que está sometido, y que se ha multiplicado al ser drafteado por los Lakers, será un problema difícil de salvar: “Es el peor escenario para que vaya creciendo como jugador. Si yo estuviera en el staff de los Lakers, intentaría que no me tocara ser el que trabaja con él. Porque sus progresos no se van a ver en las estadísticas. Y aunque se haga un buen trabajo y mejore, los aficionados seguirán decepcionados. Va a ser más reto para su equipo que para él”.

Otro ejecutivo, sin embargo, cree que le beneficiará el efecto LeBron: “Ningún jugador de segunda ronda de la historia ha tenido nunca los recursos que va a tener él para crecer como jugador. Va a tener los mejores entrenadores, los mejores dietistas, la mejor gente de desarrollo… los mejores en todo. A los jugadores de segunda normalmente se les cuida muy poco, y desde luego no va a ser el caso”. Aunque, por ahora y tanto en la Summer League como en pretemporada, se ha visto que queda mucho trecho y que la exposición no le hace demasiado bien, al menos ante la opinión pública: “Hemos visto lo que pasa cuando pones en una situación así a un chico que no está preparado para ella. Va a haber mucha presión interna para que suba de la Liga de Desarrollo, pero no debería pasar ni un minuto con los Lakers esta temporada”.

En cuanto a su carrera a largo plazo, la clave está en una paciencia que no todos van a tener: “Los medios y los aficionados consumen el 95% de esta historia, dentro de la Liga no pasa del 5%. Es un tema por ahora para la gente metida en el entretenimiento. Y es una historia bonita que LeBron vaya a jugar con su hijo pero, en un punto, habrá que separar al padre del hijo y asegurarse de que Bronny tenga la oportunidad de hacer su propia carrera, que no se quede en sus quince minutos de fama loca”. O: “Su éxito o fracaso se va a medir en unos tiempos que los medios y las redes sociales no van a manejar. Se harán juicios negativos muy rápido porque está demasiado expuesto. Y no es justo. No va a tener el beneficio de la duda, no va a poder tener el tiempo que sí tienen otros jugadores de su rango por los que nadie se preocupa una mierda”. O este otro, también muy pesimista: “Tiene capacidad para ser un buen base/escolta de perfil defensivo. Con otro apellido, ni tendríamos estas conversaciones. Está aquí por su apellido, y ahora habrá que valorar lo demás. En tres años, veremos. Pero o dedica mucho tiempo y trabajo en la G League, o no va a tener ni una oportunidad”.

Otro más: “Estamos en una cultura de hot takes, de juicios rápidos y tajantes en un sentido o en el otro. Va a tener desde el principio a gente diciendo cosas como que es el mayor fracaso de la historia o que solo está ahí por ser hijo de quien es. Se va a escuchar mucho a los haters. Y no es justo, porque nunca tendría que haber tenido que enfrentarse a unas expectativas así. Incluso si alcanza su potencial, muchos se lo tomarían como un gran fracaso. Eso es lo peor de todo”. Finalmente, uno lo resume así: “La cuestión es que, al final, vas a tener que ser un buen jugador de baloncesto”.

Knecht, una realidad mucho más tangible

Mientras a Bronny le sigue un torbellino mediático permanente, la verdadera esperanza joven de los Lakers es Dalton Knetch, un jugador mucho más hecho (23 años), con más recorrido (cinco años de College) y con un techo mucho más alto: All American y Jugador del Año en la potente SEC la pasada temporada, en la que promedió 21,7 puntos con casi un 40% en triples en Tennessee. Muchos expertos lo situaban en el top 10, así que para los Lakers fue un regalo que cayera hasta el número 17. Pesaron las dudas sobre su capacidad defensiva y el hecho de que tiene ya 23 años y muchos equipos prefieren elegir a jugadores más jóvenes y, en teoría, con margen para desarrollarse más. Los Lakers, sin embargo, se llevan a un anotador de primer nivel, con tiro exterior pero recursos también para generar tras bote y cerca del aro, y que puede ser ya una pieza de la rotación si consigue no ser un problema en defensa.

Y, al menos en pretemporada, ha demostrado que está trabajando para no ser un agujero atrás y que no tiene miedo a buscar puntos en el aro rival. En el primer partido contra los Wolves acabó con 16 puntos en 25 minutos. Contra los Suns estuvo peor (7 puntos, 1/7 en triples), pero recuperó el tono contra los Bucks (13 puntos, 8 rebotes, 4 asistencias). Knecht tiene opciones de entrar desde el inicio de curso en la rotación principal de los Lakers, JJ Redick parece muy satisfecho con su trabajo y su proyección y él tiene clara su hoja de ruta: “Intento hacer lo que el equipo necesita, ser el mejor jugador posible en mi rol. Tirar con confianza, coger rebotes, defender…”. Ya tiene también, que no es poca cosa, la bendición de LeBron James: “Esté chico está listo, está preparado para ser jugador profesional”.

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